Tres pesos el kilogramo
Orazio Barmez
Hace
algunos años publiqué un texto en uno de los periódicos locales de
Veracruz, “Recuerdos y realidades del
maíz”, en ese texto les platique como desde la llegada del TLC ahora TLCAN el
campo habría de ser destinado al abandono total por parte de nuestros gobiernos
neoliberales en los que el principal objetivo fue buscar la competencia y posicionarnos en el mercado internacional,
sin embargo las políticas impulsadas en vez de apoyar al sector primario terminaron
por adoptar convenios que sólo llevaron al suicidio al campo mexicano. Muchos
de las mercancías que se producen en México hoy por hoy se importan
principalmente de nuestro principal socio y vecino, EU.
La
situación no ha cambiado, los campesinos de las regiones de Veracruz, al igual
que la mayor parte del país se ven abatidas no solo por las inclemencias del
tiempo y plagas, sino también por múltiples consecuencias del corporativismo que
controla los precios y el flujo de productos dentro y fuera del país.
Y
por si fuera poco la llegada de productos transgénicos es otra de las variantes
de una problemática que no se mira a simple vista. La canasta básica de la
mayoría de mexicanos está integrada por productos que hoy se importan, pues la
producción nacional ya no abastece la demanda, es ahí donde las grandes corporaciones
entran en esta trama. Son ellos los que proveen nuestras bodegas con maíz
transgénico que en países desarrollados esta prohibido para su consumo, además
de productos de baja calidad que se distribuyen a lo largo y ancho del país. Nuestras autoridades y organismos encargados de la
protección y desarrollo del campo se ven rebasados por esta realidad.
Dentro
del campo mexicano hay un éxodo que comenzó
en la década de los noventa con la llegada del TLCAN, siendo que el
gobierno mexicano terminó por abandonar paulatinamente al campo como los
campesinos al emigrar. El presupuesto
asignado al campo en 1995, fue con el 6.4% del total del presupuesto federal,
con el del año 2000 que fue del 2.9%. Por su parte, el crédito agrícola que
abarcaba 6.5 millones de hectáreas en 1993, en el 2000 sólo apoyaba a 750 mil
hectáreas. (http://foroendefensadelmaiz.galeon.com/productos365415.html).
El paternalismo en
este sector no tiene argumentos para justificar la subordinación a la
agricultura nacional frente al socio más importante del TLCAN. La
responsabilidad no es del país vecino sino de nuestros organismos encargados de
la agricultura mexicana.
En
el ámbito de los que viven y padecen esta realidad, los campesinos de a pie, a
principios de este año tienen que enfrentar y malbaratar este grano (Tres pesos
el kilogramo de maíz) que no sólo es para su consumo, sino también para
subsistir a la tan despiadada cuesta de enero.
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