lunes, 24 de agosto de 2020
La La Land Una Historia para Charlar
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Hoy Charlamos sobre La La Land Ciudad de las Estrellas.
viernes, 14 de agosto de 2020
El machismo que se ve y se ve doble en el funcionariado
Efecto Mariposa
Por Nancy Alejandra
Ortiz Ochoa
Educadora y
Socióloga
El machismo que se ve y se ve doble en el funcionariado
El machismo que sí vemos es todo aquel que se manifiesta a través de una violencia directa y que casi cualquier persona es capaz de identificarlo (aunque no necesariamente nombrarlo), esa violencia directa incluye los delitos y agresiones más extremas como son: feminicidios, violaciones, mutilaciones, golpes, abusos, agresiones físicas y/o verbales.
Hay otro tipo de violencias que se da de una manera mucho más “sutil” o menos “violenta”, se disfrazan y se escudan en la cultura, el arte, el humor, la ciencia, las leyes e incluso, en el amor.
Las manifestaciones machistas en el funcionariado público es un machismo que se ve y se ve doble, la primera vez como “vida privada” y la segunda vez como “política pública”. Primero en su espacio familiar o entorno inmediato y después en el ejercicio de sus funciones como servidor.
Las manifestaciones machistas del funcionariado no son cosas menores. No es algo que una disculpa pública a través de twitter solucione. Son manifestaciones de una idiosincrasia muy arraigada que lesiona gravemente el ejercicio pleno de los derechos humanos, sobre todo, de las mujeres.
El machismo debe estar erradicado del quehacer político, no porque un puñado de feministas así lo quiera, sino porque es una ideología que tiene consecuencias graves de lesa humanidad y hay suficientes argumentos o herramientas jurídicas que así lo dictan; pero para erradicar el machismo del quehacer político, también hay que erradicarlo del ámbito privado.
Las y los servidores públicos están obligados a ejercer, entre otras cosas, con perspectiva de género, ya que constantemente están tomando decisiones, revisando leyes, dirigiendo o dictando la política pública nacional. Sin embargo, la perspectiva de género no es un vestido que se pueda poner y quitar a discreción, es justo eso, una perspectiva que se vincula con la praxis. Es decir, si un senador (o cualquier otro funcionario), ejerce violencia machista (aunque disfrace su violencia de cultura, humor o amor), esa violencia difícilmente se va a desvincular de su quehacer como servidor público; porque, como expliqué en la columna pasada, el machismo se reproduce por un sistema de creencias, un sistema cultural que es el más difícil de desarticular.
Adquirir perspectiva de género no es fácil ni sencillo, antes que nada, hay que entender la necesidad de ella, reconocer el machismo, comprender las formas en las que se reproduce, pero principalmente, hay que tener mucha voluntad política para hacerla realmente efectiva.
Twitter: @nancyortiz_
miércoles, 5 de agosto de 2020
El machismo que no se ve...
Efecto Mariposa
Por Nancy
Ortiz
Educadora y
Socióloga
El machismo que no se ve
Alguna vez se han preguntado ¿por qué es tan difícil erradicar el machismo? ¿Por qué a pesar de los avances en materia de género sigue habiendo feminicidios, violaciones, trata de personas (en su mayoría mujeres), desigualdad injusta y violencia contra las mujeres? A pesar de que hoy en día contamos con mayores recursos legales y herramientas institucionales, seguimos viviendo en una sociedad machista. Erradicar el machismo no es sencillo, tiene raíces muy profundas y maneras multiformes de manifestarse que, incluso, son difíciles de ver.
Las sociedades machistas están enmarcadas en lógicas
patriarcales, donde las estructuras sociales, políticas, económicas,
institucionales, pero sobre todo culturales, priorizan al hombre sobre la
mujer. Es decir, el machismo es el resultado de un sistema. Un sistema que ha
subsistido por años y que ha derivado en prácticas que colocan a las mujeres en
una posición de desigualdad (y si no me creen a mí, busquen y créanle a las
estadísticas).
La violencia contra las mujeres está sustentada en las
estructuras culturales machistas. Es decir, el humor, los chistes que decimos y
reproducimos, los refranes y dichos populares, el lenguaje que excluye a las
mujeres, el arte, el cine, la literatura, la música, la poesía, la publicidad
sexista, la industria cultural y sus estereotipo, la cultura popular y sus
prejuicios, la educación sentimental, la forma de hacer ciencia y por lo tanto
los resultados de la misma, la religión, la historia y la familia que reproduce
las lógicas y prácticas de desigualdad, en fin; en todo eso y más hay un
machismo que no se ve, un machismo que está presente pero a la vez ausente.
Ausente porque se invisibiliza y cuando se invisibiliza, se normaliza, se
acepta y se naturaliza.
El machismo más difícil de ver es el machismo simbólico,
ese que ha logrado camuflarse de prácticas y costumbres, de discursos e
ideología, de orden natural, de emociones y filosofía
Erradicar el machismo en México y en el mundo, no es una
tarea sencilla, es desarticular un sistema con lógicas muy arraigadas. Si bien
es cierto, que hemos avanzado mucho, gracias a los movimientos feministas,
también esa cierto que nos falta mucho camino por recorrer. Detectar las
manifestaciones machistas en la cultura es nuestro primer y más difícil paso.
Del machismo no se salva nadie, ni el hombre más bueno ni letrado, ni las
mujeres y ni las propias feministas; porque es la forma de ser y estar que
conocimos desde que nacimos. Desarraigarlo de nuestra praxis es una tarea ardua
y un proceso necesario pero largo y casi individual. Las instituciones,
públicas, privadas y sociales tendrían que ofrecer herramientas de utilidad que
abonen a su erradicación. Lo que tenemos hoy día han sido pasos agigantados que
se han dado en materia de derechos humanos e igualdad, pero hasta ahora siguen
siendo insuficientes. No sólo requerimos de más herramientas legales, sino que
requerimos trabajar más en las bases culturales y sociales, pues ahí es donde
se sustenta y descansa todo el machismo.
Twitter: @nancyortiz_