martes, 26 de junio de 2007

ENSAYO de James Petras

Notas sobre un renacimiento cultural en tiempo de barbarie

James Petras
Rebelión

Introducción

Vivimos una época de destructivas guerras imperialistas en nombre de la democracia, de salvaje explotación en nombre de las potencias mundiales emergentes, de desplazamientos masivos y forzados de población en nombre de la inmigración, y de pillaje a gran escala de los recursos naturales en nombre del libre mercado. Vivimos tiempo de barbarie, y las élites bárbaras emplean un ejército de manipuladores lingüísticos y culturales con el fin de justificar sus conquistas.

Los grandes crímenes contra la mayor parte de la Humanidad se justifican mediante una corrupción corrosiva del lenguaje y el pensamiento, una deliberada maquinación de eufemismos, falsedades y engaños conceptuales. Las expresiones culturales son un determinante clave en las relaciones de clase, nacionales, étnicas y de género. Reflejan y son producto del poder político, económico y social. Pero, del mismo modo que el poder es en última instancia una relación social entre clases antagónicas, las expresiones culturales están sujetas a la mediatización que les imponen las lentes, las experiencias y los intereses de las clases dominantes y sus rebeldes súbditos.

Del mismo modo que los escritores al servicio de las élites bárbaras han fabricado un entorno lingüístico de terror, de demonios y salvadores, de ejes del bien y del mal y de eufemismos destinados maquillar los crímenes contra la Humanidad, otros nuevos grupos de escritores, artistas y actores colectivos les salen al paso para esclarecer la realidad y elucidar las bases existenciales y colectivas que permiten desmitificar las mentiras y crear una nueva realidad cultural.

Frente a la barbarie de las élites, nos hallamos ante un renacimiento cultural. Las denuncias de los crímenes se realizan por medio de análisis periodísticos, obras teatrales y canciones. Los actos de afirmación de la integridad, la solidaridad social y el rechazo individual de las tentaciones monetarias refuerzan el compromiso moral ante las amenazas, los asesinatos y la censura oficial permanentes.

Los grandes crímenes de las potencias imperiales y sus satélites incluyen las masacres y el parte de bajas cotidiano, además de la propaganda que califica a las víctimas de criminales y a los criminales de salvadores. Los delincuentes políticos no han conseguido, ni consiguen, ni pueden silenciar, acallar o cegar a una nueva generación de intelectuales, poetas y artistas críticos que hablan al pueblo con las palabras de la verdad.

Hay varios temas fundamentales en el desarrollo del renacimiento cultural emergente y en nuestro desafío al reino de la barbarie: entre otros, las políticas del lenguaje, los malentendidos conceptuales y el coraje intelectual en la vida cotidiana. El gran conflicto se da entre el poder de los grandes medios de comunicación y la solidaridad colectiva, así como en la falsa asociación de clase social con alta cultura y cultura de masas.

Las políticas del lenguaje
La tergiversación del lenguaje es requisito de complicidad con los crímenes políticos. La tergiversación del lenguaje toma la forma de eufemismos cocinados por propagandistas, transmitidos por los medios de comunicación, repetidos en su pomposo lenguaje por académicos y jueces, y regurgitado en forma de lenguaje de la calle por la prensa amarilla sensacionalista. Crímenes monstruosos contra comunidades rurales perpetrados por la policía estatal son descritos como pacificación, la reducción de salarios y servicios sociales recibe el nombre de estabilización, y la eliminación de la legislación laboral que protege al trabajador de los despidos arbitrarios y la debilitación de los sindicatos se califica de flexibilización laboral.

A los defensores de los derechos humanos que protegen a las víctimas de la violencia militar se les llama cómplices de los terroristas, la violencia estatal y paramilitar sistemática se denomina seguridad nacional, la oposición a los vínculos militares y políticos con los escuadrones de la muerte se llama terrorismo, los planes contrainsurgentes de gran escala financiados por los poderes imperiales extranjeros ostentan la etiqueta de medidas para la salvación nacional.

También está el pretexto de asignar una terminología neutral pseudocientífica a los actos inhumanos: destruir miles de comunidades y desplazar a millones de personas es descrito como liquidación de elementos subversivos y se equipara a la eliminación de los insectos nocivos.

Los eufemismos son un tipo de anestesia colectiva destinado a tranquilizar a la población no directamente afectada por la violencia del Estado. La imaginería evocada por los eufemismos se presenta siempre como benéfica, con el fin de oscurecer la inicua realidad. Pacificar sugiere la existencia de un pacifier [1] , algo que permite a un padre o una madre calmar suavemente a un bebé y acabar con sus irritantes llantos. La pacificación de personas implica lo opuesto: la irrupción violenta de fuerzas militares en una comunidad pacífica, que provoca gritos de dolor y escalofríos de muerte.

El término estabilización en boca de las autoridades estatales significa reducir los déficit comerciales y presupuestarios mediante la reducción de los salarios, a la vez que se mantienen las subvenciones y las exenciones fiscales a las clases dominantes. Para bancos y grandes empresas la estabilización significa la desestabilización de la clase trabajadora y los pobres, la pérdida de los servicios sanitarios, el incremento de precio de productos básicos como alimentos y transporte, y la pérdida de empleo, causa de rupturas familiares, abandono escolar, hogares monoparentales y crecientes tasas de suicidio y alcoholismo.

El ensayo general previo a cualquier tipo de transformación social y política es la claridad lingüística, es decir, hablar y escribir en un lenguaje en el que las palabras y los conceptos expliquen la realidad en que vivimos, especialmente las diferentes repercusiones de las políticas concretas sobre cada una de las clases sociales. Desenmascarar los eufemismos no es tarea de lingüistas sino de todo intelectual y artista comprometido.

El lenguaje y la izquierda

Con excesiva frecuencia, la izquierda deja de elucidar el significado de los eufemismos y recurre al perezoso recurso de colocar entre comillas la frase en cuestión. El entrecomillado tiene por objeto indicar ironía y crítica o rechazo del eufemismo, pero sigue siendo tan oscurantista como el eufemismo mismo que pretende desacreditar. Por ejemplo, muchos escritores despachan las referencias a Estados policiales o autoritarios que pretenden pasar por democráticos simplemente utilizando la palabra “democracia” entrecomillada, como si las comillas fuesen suficiente explicación. Estos críticos dejan de tomarse el tiempo y realizar el esfuerzo de elaborar un término más preciso que capture el significado cognitivo de ese sistema político. Recurrir al entrecomillado es un recurso utilizado en exceso por la izquierda y que socava los objetivos pedagógicos de educar a las clases populares y proporcionar un nuevo y útil vocabulario político.

En especial los intelectuales que pretenden ejercer de comunicadores o conductores de la clase obrera y el campesinado, insultan a la inteligencia del pueblo con el uso de palabrotas. Al utilizar palabrotas, el intelectual renuncia a su responsabilidad de ampliar el vocabulario de la clase trabajadora o los activistas campesinos. Cuando los trabajadores o los campesinos utilizan ellos mismos palabrotas, éstas dependen en gran medida de un contexto y un tono específicos que determinan su significado. Una misma palabrota puede tener un significado de denuncia y otro de afecto, en función de su contexto. Pero cuando disponemos de un vocabulario político más preciso y variado, el intelectual pseudopopulista debería presentar y definir sus significados en lugar de pretender establecer la relación basándose en el nivel más limitado y simplista de la comunicación: la vulgaridad.
El intelectual que minimiza su lenguaje para aproximarse a los trabajadores y campesinos no está con ello potenciando la comprensión de su mensaje; por el contrario, reduce su propio nivel de conceptualización.

El otro lado de la moneda es el problema del exotismo del intelectual. Es decir, el uso de un lenguaje poco familiar, abstracto, derivado de textos de alto nivel de especialización, que no consigue conectar con las realidades concretas y las luchas de los trabajadores y campesinos. La tarea del intelectual consiste en tomar ideas complejas y hacerlas comprensibles, en ilustrar ideas de la práctica cotidiana. Es más fácil escribir para otros intelectuales que realizar el esfuerzo de explicar el contexto y el significado de un concepto a las clases populares. Pero es esto precisamente lo que hay que hacer, sin condescendencia ni simplificación excesiva.

Claridad conceptual: entre democracia y barbarie

La tergiversación conceptual es el opio del intelectual apologista del terrorismo estatal. ¿Cuáles son los conceptos más frecuentemente distorsionados? ¿Cuáles son los actos de tergiversación más corrientes? ¿Cómo y por qué tienen lugar estas acciones?

Los conceptos más frecuentemente manipulados son: democracia, ciudadanía (en cualquiera de sus acepciones), sociedad civil y elecciones libres.

Tal como la utilizan los apologistas extranjeros y nacionales del Estado terrorista, la democracia se reduce a un conjunto de procedimientos electorales, una competición de dos o más partidos entre sí; y unas instituciones legislativas y ejecutivas basadas en las elecciones. Los elementos más esenciales de la democracia, como la libertad de expresarse, organizarse, reunirse y protestar, quedan excluidos; los escuadrones de la muerte y la violencia militar y policial recurren a los asesinatos sistemáticos, los secuestros y las desapariciones con el fin de falsear completamente el contexto que conduce a las elecciones. En otras palabras, el Estado terrorista socava el contexto político de unas elecciones libres, de la competencia entre partidos y de la presencia de candidatos críticos. El uso generalizado e intensivo de la fuerza y la violencia en la fase previa a las elecciones determina las consecuencias de éstas: la alternancia de líderes dentro de los estrechos límites que impone la oligarquía gobernante. Los procedimientos electorales sujetos al terrorismo estatal y a los asesinatos sistemáticos y la intimidación son claramente incompatibles con cualquier concepción sustantiva de la democracia. La eliminación física sistemática de los oponentes políticos y la intimidación psicológica de la masa electoral definen al Estado policial.

Asociar el terrorismo de Estado y las amenazas políticas con la democracia es una grosera perversión de los mismos fundamentos del proceso democrático: la libertad de decidir presentarse a unas elecciones y perseguir alternativas al actual sistema. Algunos analistas hablan de democracias de escuadrones de la muerte, es decir, Estados en los que los escuadrones de la muerte cuentan con respaldo oficial y condicionan los procesos electorales. La ironía de la expresión citada está en ese oxímoron que remite a la frase de Orwell “la libertad es la esclavitud”. Del mismo modo, hay quien se refiere a Estados Unidos como a una democracia imperial, situación en la que la política interna es democrática mientras que una política exterior imperial impone estrictas normas de violencia y regímenes dictatoriales. Todos estos términos compuestos son, no obstante, conceptos estáticos; la construcción del imperio, especialmente en tiempo de derrotas, y el desorden interno pueden conducir a una usurpación del poder ejecutivo en el que la democracia imperial se convierta en Estado policial imperial.

Otro concepto asimismo tergiversado por los apologistas del poder del Estado es el de sociedad civil, es decir, las clases sociales, las organizaciones y las asociaciones que son independientes del Estado. Los apologistas del terror estatal, que exigen la defensa de la sociedad civil, se refieren únicamente a determinadas organizaciones de las élites civiles y oscurecen su íntima relación con el Estado policial. Su virtuosa sociedad civil excluye a las asociaciones campesinas independientes y a los sindicatos de clase. A la vez que hablan en defensa de la sociedad civil, defienden el Estado policial autor de asesinatos de líderes de la misma, como por ejemplo, abogados y jueces independientes, campesinos, trabajadores o estudiantes. La destrucción de la sociedad civil en nombre de ésta denota una situación de barbarie: un Estado bárbaro camuflado tras una fachada de política electoral competitiva oligárquica.

La ciudadanía y el Estado bárbaro

El ejercicio total o parcial de las virtudes cívicas constituye una empresa peligrosa en el Estado bárbaro. En el caso de Colombia, números cantan: hay tres millones de campesinos desplazados a la fuerza, 40.000 ciudadanos han sido asesinados por militares y paramilitares, decenas de miles de ciudadanos se han visto forzados al exilio o a la clandestinidad. Para muchos ciudadanos colombianos, la decisión de seguir adelante con el pleno ejercicio de sus virtudes cívicas, ejercer sus derechos sociales, desarrollar acciones cívicas y concretar sus derechos políticos a fin de cuestionar la hegemonía oligárquica está plagada de peligros cotidianos. Otros muchos, ciudadanos prudentes, optan por un funcionamiento en el marco de los parámetros institucionales impuestos por la oligarquía, y utilizan un lenguaje críptico en su denuncia de la violencia estatal. Los presidentes de Estados bárbaros que denuncian públicamente a los ciudadanos que ejercitan sus derechos cívicos están firmando sentencias de muerte, que son luego ejecutadas casi siempre por sicarios en motocicleta que disparan a los sindicalistas cuando se dirigen a sus trabajos, a los abogados de derechos humanos cuando abandonan sus despachos y a los activistas campesinos mientras trabajan sus tierras.

El ejercicio cotidiano de las virtudes cívicas en un Estado bárbaro es un acto heroico. La civilidad, ante las amenazas de muerte emitidas por líderes políticos que gozan de inmunidad, es una virtud que solamente puede atribuirse al ciudadano. La civilidad no está inserta en el sistema político; existe a pesar del Estado bárbaro y contra éste. En condiciones extremas, la conciencia cívica puede incluir la renuncia al voto o la abstención. Las elecciones pueden considerarse actos superfluos, en particular en los casos en que la oligarquía controla el proceso político y las elecciones sólo sirven para proporcionar una pátina de falsa legitimidad a los bárbaros que detentan el poder. En los casos en que surgen alternativas políticas, libres del control de la oligarquía, los ciudadanos pueden optar por ejercitar sus derechos políticos para reunirse y decidir colectivamente romper con el sistema y el aparato de violencia.

¿Tragedias políticas o criminalidad política?

Muchos escritores y artistas progresistas, cuando se refieren a las posibilidades perdidas por países dotados de una gran riqueza humana y material debido al mal gobierno, hablan de tragedias políticas. Se trata de una falsa apreciación muy grave que contribuye a enmascarar la naturaleza de la tragedia y el abuso del poder político. Existe una tragedia política, en el sentido clásico, cuando gobernantes bienintencionados pero de carácter inestable, cometen sin intención actos horribles –por ejemplo, matanzas familiares— o sumen a sus países en guerras devastadoras por pretextos mínimos, por un exceso de orgullo personal.

Las acciones bárbaras perpetradas por los gobernantes oligárquicos no son el resultado de defectos individuales, sino que son producto de actos colectivos, deliberados y sistemáticos de pillaje, explotación y usurpación de los pequeños propietarios agrarios. Los actos de guerra se realizan contra las comunidades en el territorio de éstas. Las razones de la guerra no son deslices personales, sino que se enmarcan en la defensa de privilegios indefendibles, poder ilegítimo y grandes concentraciones de riqueza.

La violencia sistemática persistente y a gran escala que infringen una serie de gobernantes oligarcas a sus conciudadanos y el empobrecimiento de un país potencialmente rico no es una tragedia, es un crimen político, o más concretamente, un crimen contra la Humanidad. Cuando hablamos de tragedias políticas, podemos referirnos a la Atenas clásica o al príncipe Hamlet, en ningún caso a la actual Colombia, un Estado cuya narrativa tiene más que ver con la genealogía de la Mafia.
La tragedia nos habla de buenos gobernantes que, debido a sus excesos, cometen delitos políticos. La audiencia de una tragedia se identifica, por lo menos al principio, con el gobernante y sus visibles virtudes y virtuosa gobernanza. A medida que el gobernante se desliza inexorablemente hacia su caída, la audiencia siente repulsión hacia sus crímenes, pero cuando al final se hace justicia experimenta una catarsis, es decir, un sentido de virtud cívica recobrada, incluso un sentimiento de que el absolutismo político, aun cuando haya sido la característica de un gobernante antes virtuoso, ha sido castigado debidamente. En la mente del público persiste un sentido de la ambigüedad ciudadana relativo a la condición humana que alcanza incluso a aquellos que ocupan las altas esferas de la política.

Por el contrario, los gobernantes de las actuales oligarquías, comienzan ya sus periodos de ejercicio del poder como delincuentes homicidas. Las campañas electorales mismas están plagadas de asesinatos, confusión y matanzas. Al convertirse en jefes de Estado, no cabe ya la ambigüedad: los más cercanos socios de los presidentes son los oligarcas, los parlamentarios que los apoyan han sido elegidos con los fondos ilícitos de los narcotraficantes y la ley se impone por medio de armas de fuego y machetes en manos de asesinos a sueldo.

Los actos criminales de gobierno se perpetúan, sin ningún tipo de virtud redentora. En ningún momento expresa la audiencia –la ciudadanía— ningún tipo de identificación emocional. En cambio, a medida que los crímenes se multiplican, la indignación emocional y el repudio son cada vez más intensos. Con un sistema judicial totalmente corrupto y con medios de comunicación cómplices, el pueblo no halla ningún tipo de redención públicamente expresa porque, a diferencia de las tragedias griegas o shakespearianas, el horror no tiene fin. La criminalidad política que permea el Estado bárbaro contemporáneo no emergerá de un redentor de élite.


Colombia: héroes de cada día


Muchos críticos literarios y gran parte del público en general tienen a las estrellas cinematográficas o deportivas o a los ganadores del Premio Nobel como héroes y heroínas virtuales. Yo, por mi parte, tengo que confesar que mis héroes y heroínas no son ni santos ni notables, ni siquiera los grandes críticos y los intelectuales de renombre mundial de Estados Unidos o Europa.

Los más admirables de todos son los colombianos que siguen trabajando con gran tesón y energía en pos de las virtudes cívicas de solidaridad de clase con las víctimas del Estado bárbaro. Personas que afirman su dignidad cívica mediante la defensa de los derechos humanos y sociales. Cuando critican las injusticias, las celebridades culturales e intelectuales –notables, especialmente en el Norte— disponen de su propia reputación como protección ante el Estado depredador. Para ellos es un gran momento puntual: una conferencia de prensa, una reunión pública, la firma de una petición. Estas pequeñas acciones tienen un significado y una determinada influencia moral.

Sin embargo, en mi opinión su estatura queda minimizada ante los actos cotidianos de valor y solidaridad que realizan los activistas sindicales –trabajadores de la industria alimentaria o de la minería— o los juristas y empleados defensores de los derechos humanos ante asesinatos y amenazas de muerte cotidianos. Hay una gran distancia moral entre el poner en peligro tu vida cada minuto del día, como lo hacen los campesinos colombianos en sus movimientos, y los académicos que hacen declaraciones desde la protección de sus torres de marfil de prestigiosas universidades europeas o norteamericanas. Las acciones de éstos, debido al status de sus autores, pueden presionar al Estado bárbaro para que libere a una víctima de la tortura, lo que no es en absoluto insignificante, especialmente para la persona en cuestión. Un descenso de la intimidación proporciona un momento de alivio, pero una vez que las celebridades y los galardonados del Nobel se retiran para atender a sus obligaciones profesionales, son los trabajadores, los campesinos, los activistas y los movimientos sociales quienes tienen que hacer frente a las amenazas de muerte y los desafíos en su trabajo cotidiano, su entorno familiar y su entorno vecinal. Las virtudes de la solidaridad y la civilidad, de la militancia y sus consecuentes creencias son lo que me llevan a creer que la barbarie no es ni omnipotente ni constituye nuestro destino ineludible.

A pesar de las pomposas declaraciones de expertos y críticos de comunicación de masas que proclaman el poder de los medios de comunicación, sabemos que millones de personas desafían cada día los mensajes de los medios. Organizan protestas populares, alzamientos y huelgas generales aun cuando cada uno de los medios de comunicación de masas esté en contra de las acciones de masas. Contra el conformismo masivo de los medios, el espíritu y las tradiciones de clase, familia y solidaridad comunitaria han tenido mucho más éxito de lo que los expertos en comunicación admiten. En Venezuela, todos y cada uno de los medios privados de comunicación de masas censuraron al presidente Chávez y apoyaron el golpe de Estado contra él. No obstante, el presidente fue devuelto al poder y reelegido tres veces, siempre con una amplia mayoría.

La verdad es que el Estado bárbaro es vulnerable. Tácticamente poderoso, por su dinero y su armamento, pero estratégicamente vulnerable. Ninguna de las instituciones, ni siquiera las que apuntalan al Estado policial, puede hacer frente a una resistencia cultural y política sostenida que ponga al descubierto sus engaños, sus crímenes, su corrupción y su depredación. El presidente de Estados Unidos y su satélite latinoamericano favorito pueden seguir perpetrando asesinatos masivos, pero nadie cree en sus mentiras y engaños. Cuando la justificación de las brutalidades descansa exclusivamente en su control de la fuerza, ya han perdido la lucha política.

Con el fin de profundizar su claudicación política y, sobre todo, para garantizar que ninguna otra oligarquía bárbara sustituye a la anterior, la ruptura con el pasado político debe ir acompañada de una profunda revolución cultural. La superación de la barbarie exige un renacimiento cultural en el que lo mejor del arte, el lenguaje, la danza y la música no esté definido por límites y tabúes de clase.

[1] En castellano, pacificador, pero también chupete (N. del T.)
James Petras es profesor emérito de la Universidad de Binghamton (Estado de Nueva York, EE UU) y profesor adjunto de Saint Mary’s University de Halifax (Estado de Nueva Escocia, Canadá).

Conferencia dictada con ocasión del Encuentro Nacional de Arte y Poesía por la Paz de Colombia, celebrado en Medellín (Colombia) los días 1 a 3 de junio de 2007.

Félix Nieto y S. Seguí son miembros de Cubadebate y Rebelión.


Tomado de: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=51516

martes, 19 de junio de 2007

ENSAYO sobre Parsons

La construcción de la Personalidad

en la Teoría de Parsons

Por. Sara Luz Enriquez

Alumna de Sociología, SEA, UV.


Talcott Parsons vivió en una sociedad utilitaria que determinaba en grado sumo el destino individual; está sociedad estaba acorralada por el Leviatán, por el Gran Hermano que todo lo veía, que todo lo escuchaba; el margen de acción era reducido y limitado a las circunstancias que casi siempre se salían de las manos. La libertad, si es que esta existía se limitaba a conocer esa situación asfixiante y tratar de lograr una reconciliación con los medios para más o menos estar contentos con los fines. La libertad era utilizada para enterarse de lo que se era esclavo y a lo que se tenía que someter el individuo si es que quería vivir en una sociedad donde la acción estaba restringida por el orden. Es ante estas circunstancias que Parsons se revela.

El discurso liberal estaba agotado y era importante rescatar los valores individuales que también eran parte fundamental para el equilibrado funcionamiento de la sociedad. La realidad no era algo externo al individuo, el individuo también podía participar en la sociedad como un ente activo, es más, con sus actos era capaz de establecer cambios en la sociedad. “En el centro de esta propuesta alternativa está lo que Parsons describe como acto unidad. Alude a un actor hipotético en una situación hipotética, un modelo que consiste en esfuerzo, finalidades o metas, condiciones, medios y normas”[1]

Esfuerzo: Voluntad de acción. Los actos ocurren dentro de “situaciones” (condiciones y medios)

Normas: Pautas según las cuales la situación se puede juzgar en calidad interpretativa (juicio subjetivo)

Fines: Temporalidad

Condiciones: Lo que no se puede combatir o someter a la voluntad del actor dentro de las “situaciones”

Medios: A través de la voluntad ciertas “situaciones” pueden ser combatidas y sometidas por el actor

Donde Esfuerzo, Normas y Fines son sujetivos (internos); Condiciones y Medios son objetivos (externos).

Cabe destacar que las normas es quizá el elemento más vital del acto unidad. Cuando decimos que la acción es normativa “equivale a decir que implica una interpretación, que los actores vuelcan su juicio subjetivo en cada acción y situación. La interpretación requiere pautas según las cuales se puede juzgar y la acción se puede relacionar. Estas pautas son normas….El esfuerzo siempre se expresa mediante la persecución normativa de fines[2]

Pero como es que aprendemos a saber lo que podemos o no podemos cambiar? Como es que aprendemos a interpretar las situaciones? Porque para lo que algunos es imposible, para otros es tan fácil? Que es lo que nos hace diferentes?

Al establecer las dimensiones de su acto unidad, Parsons crea un modelo con posibilidad infinita de combinaciones. En esa infinidad de combinaciones se encuentra el principio de la “personalidad”. Es entonces la “personalidad” lo que nos hace diferentes, pero de donde viene la personalidad? Que es la personalidad? Como se construye? Es este uno de los hallazgos más interesantes en la teoría de Parsons.

Apoyado en la “teoría del superyó de Freud, sugiere que la catexia –su término para el afecto o amor- lleva a un actor o sujeto a identificarse con el objeto de su amor y que esta identificación lleva a la introyección, o internalización del objeto por parte del actor…[ ]…Esta identificación hace que ciertos aspectos de la persona incorporada se introyecten en la personalidad del niño”[3]

Desde que nacemos nos vemos influenciados por nuestros padres; de ellos, introyectamos valores, opiniones, costumbres, gustos, ideología. Estamos aprendiendo a “socializarnos”.

Un lugar virgen que se va poblando –dice Silvia Castillero- es al principio un niño. Y si bien en el seno de la familia aprendemos normas sobre lo que se debe o no se debe hacer como individuos, el campo de internalización se va abriendo hacia horizontes más lejanos.

“La escuela es el punto intermedio entre la familia y el mundo ocupacional, y así constituye el ámbito prototipicamente moderno de la socialización… [ ]…el aprendizaje más relevante que se realiza en un aula de la escuela elemental no es fáctico sino social. La socialización tiene éxito en la medida en que un alumno logra identificarse con los valores del docente e internalizarlos”[4]

Ahora no sólo están los padres para construir la personalidad del niño, se han unido en este proceso de construcción los maestros que reforzarán, cambiarán o instaurarán nuevas normas o valores en su personalidad. “Más que en las relaciones padres-hijos son las relaciones con el rol del profesor, más que con su personalidad propiamente dicha, las que el niño debe interiorizar en la escuela: esto constituye una etapa esencial en la interiorización de los modelos universalistas”[5]

Estos modelos universalistas son valores que el maestro va internalizando en el niño en su camino o proceso a la adultez. Cooperación, maestría, brillantes, responsabilidad, aceptación de la autoridad, buena ciudadanía, desempeño intelectual efectivo sólo son algunos de los modelos universalistas, aunque “tales actos no son exclusivos de ninguna persona…[ ]…son patrimonio de todos los actores en su sociedad”[6] Es así como poco a poco el niño va “internalizando” lo exterior hacia el interior y va institucionalizando su comportamiento. Nuestra personalidad es pues, producto de nuestra familia, de nuestra sociedad, de nuestra cultura. Somos la expresión activa del mundo social en el que vivimos.

Si todo este proceso fuera posible, tal fue la idea de Parsons, la sociedad sería racional y ordenada. El individuo sería libre de elegir “lo mejor” dentro de lo institucionalmente aceptado y el control de la sociedad se limitaría “a la producción de individuos activos y socialmente responsables”[7]

Que pasa cuando el niño no logra internalizar los valores universales?

“Si los niños no aspiran al universalismo y al mérito, las calificaciones inferiores no parecerán un castigo legítimo (falta de recompensa); como no han internalizado profundamente los valores escolares, pueden creer que han seguido actuando de modo correcto según su propio juicio”[8] Surge aquí el grupo de pares donde el individuo se escapa de la presión de cumplir con los deberes institucionalizados de la escuela para ir en busca de sentido e identidad; aunque para Parsons ese no sería gran problema siempre y cuando la identificación primaria esté depositada en el docente y la escuela.

En cambio cuando el niño, adolescente o adulto internaliza los valores generalizados de lo que es ser un buen alumno, profesionista o ciudadano logra la asignación de un reconocimiento por parte de la institución. “Con más de una persona…[ ]…siempre tiene que haber una división de los bienes. Esta división produce mecanismos de competencia y evaluación para ver quien consigue qué”[9]. Al obtener una asignación por encima de los demás, se crea una diferenciación en el individuo, se es parte del grupo, pero de diferente manera. Lo importante de reconocer es el valor común de la diferenciación donde se le atribuye la diferenciación al logro y no al status[10]

Es así como las instituciones por medio de asignaciones simbólicas o de dinero premia a los individuos que cumplen con los deberes propios del rol que se está representando en sociedad y que desde pequeño fue aprendiendo a construir con la ayuda de sus padres primero y después en el proceso de socialización en la escuela.

La inteligencia no está entonces en sacar buenas calificaciones (aunque este sea un valor importante y reconocido) sino en la capacidad que tenga el niño de aprender los valores comunes para jugar el juego social. Desde pequeños “vamos” construyendo nuestra personalidad individual, pero esa personalidad también se tiene que ajustar a la hora de salir a interactuar con el mundo que nos rodea. A la hora de jugar “el juego que todos juegan” tenemos que estar convencidos que lo que queremos hacer es lo que debemos hacer. Y aunque suene paradójico ese es una de los valores de la voluntad en el sistema de Parsons; “el voluntarismo está ejemplificado por teorías que ven a los individuos como socializados por los sistemas culturales”[11]

Si jugamos “el juego que todos juegan” bajo las reglas establecidas por las instituciones, bajo el entrenamiento de la escuela y como aprendices ejemplares, será posible en este sistema ideal la movilidad social.

Si aceptamos entonces que lo “exterior” también somos nosotros, desaparece la idea de ver al sistema social como algo ajeno a nosotros, una cárcel, una jaula, un organismo con vida propia que no depende de nosotros en manera alguna, entonces va apareciendo ante nosotros la imagen de un teatro, “El gran teatro de mundo” como lo llamó calderón de la Barca a mediados del siglo XVII.

En este teatro el hombre desempeña diferentes papeles en el gran drama de la sociedad. El hombre no inventa estos papeles, los crea la sociedad según sus necesidades y es esta una condición inalterable por el hombre, pero existe el esfuerzo y la capacidad de juzgar e interpretar las situaciones para convertirlas en medios. Así como en el teatro el mejor actor se queda con el mejor papel, es la sociedad quien nos entrena para que con nuestro esfuerzo podamos aspirar a desempeñar de la mejor manera nuestro rol, cualquiera que este sea, en la sociedad.



[1] Jefrey Alexander. La teoría sociológica desde la segunda guerra mundial. Gedisa, Barcelona, 1989, pág 28

[2] Ibíd. Pág 29

[3] Ibíd. Pág 39

[4] Ibíd. Pág 73

[5] Maria de Ibarrola. Las dimensiones sociales de la educación. SEP-Cultura. El Caballito, México, 1985, pág 63

[6] Pedro Hernández Ornelas. Cambio social y sociología del cambio. ICSyH-BUAP, México, 2001, pág 91

[7] Jefrey Alexander, op cit, pág 71

[8] Ibíd, pág 76

[9] Ibid, pág 51

[10] María de Ibarrola, op cit, pág 65

[11] Jefrey Alexander, op cit, pág 21

jueves, 7 de junio de 2007

ENSAYO sobre el Boletazo

SIGUE GANANDO DE BOLETAZO.

(Análisis y crítica al decreto para el fomento y uso de tarjetas de debito y crédito como formas de pago).

José Antonio Amaral

Lic. En Negocios y comercio Internacional, Egresado de la UV

Las dimensiones de los favores otorgados a los banqueros durante el ultimo gobierno (y consentido por el gobierno continuista) son estratosféricos. Uno de ellos es el apoyo mediante incentivos fiscales (devolución o exención en el pago de impuestos) para promover el uso de tarjetas de credito y debito como formas de pago.

El esquema operativo bajo el cual se administra y funciona este sistema es por medio de un fideicomiso el cual ha sido tan oscuro y poco transparente desde sus inicios y hasta la fecha.

Todos lo conocemos como “Boletazo”, el cual nos lo presentan como un creativo esquema para fomentar el uso de tarjetas de credito y de debito como medio de pago en establecimientos.

Pero, ¿qué es “Boletazo” en el fondo? Tal programa se dio a conocer en el Diario Oficial de la Federación mediante decreto publicado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Publico (SHCP) como “Decreto por el que se otorgan estímulos fiscales para el uso de medios de pago electrónicos en las empresas que se indican” dado a conocer el 12 de noviembre de 2004.

Este sistema fue creado de origen exponiendo su aparición con los supuestos argumentos señalados a continuación, lo cuales son bastante discutibles:

1. “Existe el compromiso del Gobierno Federal de fomentar la competitividad del país, a través de la creación de las condiciones necesarias para que las empresas puedan desarrollarse y transformarse de acuerdo con el ritmo que marcan los rápidos cambios, especialmente en la tecnología, en los nuevos procesos productivos y en la revolución digital...”

Pudiésemos estar de acuerdo con lo anterior si se tratase de un apoyo dirigido a los pequeños establecimientos para diversificar y ampliar sus niveles de ventas y por tanto repercuta en el crecimiento de sus negocios; pero todo lo contrario, porque como veremos mas adelante, el beneficio directo lo reciben aquellos prestadores de servicios de adquirente de tarjetas de credito y de debito, quienes finalmente son los que tienen acceso directo a las tecnologías y son proveedores de las mismas.

2. “Que la utilización de medios de pago electrónicos fomenta un menor uso de efectivo en la economía, lo cual implica una serie de beneficios importantes para la sociedad, entre ellos, un menor riesgo de robos a comercios e individuos, menores costos de transacción, así como controlar y fomentar que las transacciones se realicen en la economía formal”

Indudablemente, los beneficios a la sociedad no se han visto reflejados. Los riesgos de asalto continúan y se incrementan, ahora podemos ser victimas de robo con mayor facilidad en las cabinas de los cajeros automáticos, incluidos los pésimos servicios de red y la escasez de estos en ciertas regiones del país, aunado a las altas comisiones por uso de cajeros llamados de “red”. Así mismo el extravío y daño a los plásticos, son algunas de las problemáticas que se han incrementado

3. “Que si bien el empleo de los medios de pago electrónicos en nuestro país ha experimentado un crecimiento importante en los últimos años, su uso es aún muy reducido en comparación con otros países y se encuentra muy por debajo de su potencial, por lo que es necesario generar los incentivos adecuados para dar un mayor impulso al desarrollo de la red de estos medios de pago”

En la actualidad se ha abusado de su utilización, donde mas del 80% de los trabajadores del sector privado y publico en el país, reciben su pago mediante nomina bancaria, y para disponer de los recursos les son entregadas tarjetas de debito con el objeto de facilitar sus transacciones.

Mientras que el acceso a una tarjeta de crédito se ha facilitado a tal grado de que incluso se hacen llegar a domicilio sin una solicitud por escrito del beneficiario, causando en ocasiones problemas financieros debido a que estos plásticos representan créditos en cuenta corriente contratados con los bancos los cuales no proporcionan la información correcta y clara de las tasas de interés y cargos por comisiones causadas por su manejo.

Haciendo un análisis del decreto, este puso en operación un esquema de beneficios fiscales dirigido a las personas morales, constituidas conforme a las leyes mexicanas, prestadoras del servicio de adquirente de tarjetas de crédito y de débito, así como, eventualmente, de monedero electrónico” ((léase bancos) Art. segundo del decreto) por parte del gobierno federal a través de la SHCP, donde se propuso la creación de un fideicomiso en el cual se establecieron cantidades acreditables, de acuerdo a distintos montos en los siguientes periodos:

· $1,600,000,000.00 m.n.(un mil seiscientos millones de pesos) en el primer año de operaciones del fideicomiso.

· $1,000,000,000.00 m.n. (un mil millones de pesos) en el segundo año de operaciones.

· $500,000,000.00 m.n. (500 millones de pesos) en el tercer año de operaciones.

El mismo Articulo 3 de la disposición sigue diciendo... “El estímulo fiscal aplicable a cada fideicomitente será por un monto equivalente al 100% del monto que haya aportado al referido fideicomiso y tendrá derecho a su acreditamiento a partir del momento en el que se haga la aportación respectiva”. En tanto que el art. décimo primero señala que dichos estímulos fiscales podrán ser acreditados contra el impuesto sobre la renta (ISR), impuesto al activo (IMPAC) y el impuesto al valor agregado (IVA), de sus declaraciones fiscales anuales.

Asimismo, el decreto en su Articulo 10 enuncia que, también podrán recibir estímulos y beneficios fiscales respecto a las inversiones que efectúen con el objeto de instalar y modernizar las terminales punto de venta para procesar pagos a través de medios electrónicos en empresas distintas a las que se refiere el citado artículo segundo... (cabe señalar que dichos beneficios van desde el 100% hasta el 50% de la inversión efectuada).

Lo anterior es un total descaro, ya que los gastos y costos erogados por los banqueros finalmente son recuperados, ya que toda la tecnología respecto a las terminales y maquinas electrónicas instaladas en los negocios tiene un cargo automático a favor del banco de un 5% por cada transacción efectuada.

Con esta disposición, el resultado es que las inversiones efectuadas son equivalentes a cero, ya que por un lado cobran sus servicios de pago electrónico a los establecimientos y por otro son beneficiados fiscalmente por el gobierno federal.

En cuanto al destino de los recursos del fondo fiduciario, el mismo decreto establece que podrán ser usados para:

-Instalar en las empresas a que se refiere el artículo segundo del presente ordenamiento, terminales punto de venta para procesar pagos a través de medios electrónicos e impulsar la modernización de dichas empresas, sin costo para las mismas; (Articulo 5, fracción I)


-Apoyar los programas existentes, así como la realización de programas nuevos, que fomenten el uso de medios de pago electrónicos entre la población, (Articulo 5, fracción III)

-Actualizar y estandarizar la plataforma tecnológica que se instale por virtud de este Decreto para procesar pagos electrónicos (articulo 5, fracción IV)

Es evidente que los bancos se ven beneficiados en todos los aspectos, consolidando su alcance corporativista hasta los pequeños establecimientos, y por tanto a los consumidores.

Las rebanadas del pastel también son repartidas entre los dueños de la televisión en México.

Ahí tenemos el gran apoyo del dúo polio televisivo, vendiendo horas estelares de programación y promoviendo la campaña “gana de Boletazo”, mediante la producción de programas de concursos (¿Han escuchado del tal “vas o no vas con Boletazo”?) comerciales y rifas de artículos electrónicos y electrodomésticos (“ve tu novela favorita, y gana de boletazo...” o “abre tu cuenta del libreton de Bancomer y llévate una bonita cacerola...”), aprovechándose de la necesidad y carencias de los concursantes donde muchas veces se les hace pasar por aberrantes y humillantes situaciones para ganarse 500 pesos que finalmente son los mismos que el gobierno nos quita de impuestos.

Lo que podemos concluir es un total y absoluto entreguismo a los potentados y poderosos bancos de capitales extranjeros, para que se vean beneficiados a partir de un fideicomiso federal que tan oscuro ha sido manejado y que actualmente no existen ánimos siquiera de modificarlo o reestructurarlo.

Implícitamente, también tenemos los abusos cometidos por las altas comisiones y cargos por uso de manejos en estas tarjetas de crédito y debito que según tanto han beneficiado a la población facilitando el manejo de efectivo y ayudando a reducir los índices de robos y asaltos en las calles. ( así es, en vez de que nos roben en la calle, nos roban en los bancos).

Ya lo dijo el gobernador del Banco de México, que no hay forma alguna de regular a los bancos respecto a los cargos y comisiones que cobran. Por lo tanto lo más recomendable ante tal contrariedad será promover el regreso del poco de nuestro dinero de donde nunca debió haber salido: debajo del colchón.