martes, 18 de diciembre de 2007

DISCURSO de Carlos Monsivais


Entrega UV Doctorado honoris causa a Carlos Monsivais

Discurso:


El doctorado honoris causa de esta casa de estudios es una distinción que al honrarme, me obliga al silencio coaligado de mi modestia y mi envanecimiento.

Pertenecer de nuevo a una institución tan esencial en el desarrollo del estado de Veracruz, y tan valiosa nacionalmente, me provoca lo que podría llamar una alegría responsable.

A esta solicitud de ingreso, añado el complemento personal: dedica a estas líneas a un gran figura de la Universidad Veracruzana y de las letras en español, Sergio Pitol, mi maestro, mi amigo, mi contemporaneo de regocijos literarios, fílmicos y de luchas políticas.

Quiero concentrarme a un conjunto de instituciones acosadas, difamadas y, que pese a todo, mantienen su vitalidad y su potencia: las universidades públicas.

En todo América Latina y muy específicamente en México, las UP cumplen desde el siglo XX funciones indispensables y esenciales; entre ellas, son el centro más destacado y constante de producción intelectual en cada país y en momentos crítico suelen asumir la defensa de las libertades y atraer el odio o la enemistad activa del autoritarismo, por ejemplo, la UNAM en 1958 y 1968, las universidades de Argentina en el periodo de la guerra sucia, las de Chile durante la dictadura de Pinochet, las de Perú en el periodo de Fujimori –añádase la criminalidad de Sendero Luminoso–, las de Venezuela en la actualidad, las de Guatemala en el periodo dictatorial donde se secuestra y asesina a rectores y profesores, las de El Salvador, Bolivia y Ecuador.

Son, tal vez, las universidades públicas el gran espacio de atención a las libertades críticas, y por ello han pagado las consecuencias. Eso en México queda en evidencia trágica durante el régimen de Gustavo Díaz Ordaz, se invade la Universidad de Sonora y la Universidad Nicolaita de Morelia, se invade la UNAM el 18 de septiembre de 1968 y se produce la matanza del 2 de octubre.

En la larguísima etapa anterior a la década de 1990, un elemento determinante es, y uso el eufemismo, el poder de convocatoria de la burocracia del Estado; es en pro del empleo, del prestigio, de las oportunidades comparativas o genuinamente privilegiadas, por lo que obliga, en un número amplio de casos, a burocratizar el proceso mismo de formación en las universidades públicas, y se construye, durante un periodo más de escatofagia que de estatolatría, el lugar común no exactamente cierto y no necesariamente falso: las universidades, estaciones de paso de los ambiciosos, los inteligentes, los astutos, los acomodaticios, los alucinados por el poder. A esto le responden cada generación, un sector reducido, o algo más vasto, de estudiantes y profesores que emprenden trazos utópicos, en el mejor sentido del término.

Por ejemplo, en 1968, cuando sustancialmente el movimiento estudiantil lucha por imponerle los derechos constitucionales y los derechos humanos a un gobierno y a una clase gobernante que los desprecia.

Luego, la mayor parte de los proyectos idealistas o utópicos se traslada a la sociedad y con esto viene a menos, o se aísla, una e las actitudes básicas del radicalismo declamatorio en las universidades públicas, la vocación mesiánica.

Si se examina el 68, se verá que el movimiento estudiantil hace radicar su mesianismo en unas cuantas consignas: no queremos olimpiada, queremos revolución. Pero es, en lo esencial, democrática y sin vertientes antiintelectuales, luego en diferentes etapas, el sectarismo se adueña por un tiempo de los espacios universitarios, como ocurre en el Perú durante el maoismo trepidante y en México en la UNAM de 1999.

La carga depresiva del concepto y la realidad de la universidad de masas, que existe simplemente porque hay masas en las universidad, alimenta el prejuicio sobre la degradación estudiantil y académica y la desaparición de los antiguos niveles de conocimiento, se supone que muy elevados.

No es esto tan cierto, hoy en términos generales la vida académica es más informada y productivas, y no sólo por la proliferación de centros e institutos de investigación, sino también porque los académicos son ahora la masa crítica que remplaza a los intelectuales públicos, especie en extinción, pero la leyenda denigratoria pesa, y al no reconstruirse o desmontarse el concepto universidad de masas, éste continua operando negativamente con resultados psicológicos, políticos y culturales, similares a los detentados por los términos subdesarrollo y tercermundismo.

A la penuria económica de la mayoría, se añade la noción fatalista: la universidad de masas siempre será un lugar deprimido, falto de recursos esenciales, con atrasos en los tecnológico, esto mientras la literatura ocupa el sitio y el reconocimiento antes asignado al bachillerato, y el posgrado o doctorado es, en términos reales, la nueva licenciatura.

A las universidades públicas se le debe un impulso decidido a la difusión cultural, en un momento fue la universidad para el pueblo, eso en la UV se sabe muy bien, la Orquesta Sinfónica de Xalapa es un prueba, la editorial en la época de Sergio Galindo y la actual también lo demuestra; la UNAM y en todas las demás universidades públicas ha habido una difusión de la cultura muy importante.

En el caso de los profesionistas de las ciencias sociales, los de vocación meritocrática se dirigen a la puerta estrecha que se abre especialmente a los de las universidades privadas, cuyo mérito no discuto, pero cuya aceptación social y profesional suele ir por delante de sus méritos.
Mientas, se acrecienta la frustración de los que a diera se enteran de: Ah, el título ya no es garantía alguna de ascenso o empleo. El chiste clásico: se solicitan cinco abogados y una bicicleta. Según las clases gobernantes el conocimiento sin relaciones adecuadas de clase e ideología enarbolada es puro analfabetismo y el arrinconamiento de los egresados de las universidades públicas afecta por igual a las capitales y las regiones de América Latina. Aviso oportuno: aquí los empleos se consiguen, previa cita, en el bosque genealógico.

En las universidades públicas, se han vivido en estos años, la dramática reducción salarial, la disminución tajante de los relevos generacionales, el crecimiento burocrático que consume cerca del 80 por ciento de los presupuestos y también desde hace 2 o 3 décadas, la creciente preferencia de las clases gobernantes por los egresados de universidades privadas, sea por razones de calidad, por motivos ideológicos, no pierden su tiempo con tonterías subversivas, por causas de valoración incluida –han tenido todo su tiempo para prepararse sin problemas económicos– o por imperativos genealógicos –son de buena familia–.

Insisto, mi tema no es la calida de la formación de las universidades privadas, sino la campaña de rumores del neoliberalismo que quieren sen dictamines de eficiencia prestigiosa que a la letra dicen: las universidades públicas son, el orden de los factores no altera el relevamiento, inmensos estacionamiento de desamparo vocacional, estetas del conocimiento anacrónico, sitios de retención y entretenimiento de legiones de adolescentes y jóvenes, ámbito del acecho de las oportunidades que les niega el determinismo de clases; sin embargo, y pese al desdén presupuestal y social del gobierno federal, muy notorio durante el régimen de Zedillo y Fox y no pocas veces de los legisladores, las universidades públicas siguen cumpliendo, y con eficacia no desdeñable, funciones indispensables.

Habitúan en alguna medida, a partir de la expansión de la educación media a sectores considerables a prácticas culturales inusitadas, lecturas, discusión de temas y autores, asistencia por lo menos ocasional a conciertos y recitales, cultura fílmica cada vez más acentuada, obras de teatro etcétera; lo que entre otras cosas, y por así decirlo, normaliza la frecuentación del libro en medios avasallados por las exageraciones del antiintelectualismo.

Aclimatan la pluralidad y la renovación ideológica y teórica y son la representación nítida del estado laico y las razones de ser del laicismo. Preservan y enriquecen críticamente el interés por lo nacional en materia de debates, lectura, ediciones críticas, tradiciones intelectuales, visiones de la historia, información múltiple sobre el desarrollo de las ciudades y el país, esto sin descuidar lo que siempre ha sido central de los procesos de enseñanza superior latinoamericana, el conocimiento de los internacional.
Forman en un primer nivel a la mayoría de los profesionistas encargados de satisfacer las necesidades de la administración pública y de la sociedad, representan el avance científico y cultural posible en una nación de escasos recursos, la investigación científica sigue siendo patrimonio de las universidades públicas. Forman a las decenas de millones de profesores que demanda la explosión demográfica de la educación media y superior. Reafirman la ampliación del criterio en las ciencias sociales y las humanidades, representan a los ojos de las clases populares y la clases medias, la movilidad social al alcance.
Por muy dañado, destruido que esté este sueño, siegue siendo esencial y es un gran factor de equilibrio.

Desde hace décadas circula, entre las clases medias, por ya no hablar de la oligarquía, un axioma patito: la educación pública es zona de catástrofe, y nadie sensatamente enviará a sus retoños –expresión de cariño vegetalizado aún a las disposición– a las escuelas y universidades públicas.
La polarización comienza en las ideas prevalecientes sobre los procesos educativos y en la conversión de un hecho, la insuficiencia notoria de los recursos asignados a la enseñanza pública en una predestinación: abandona toda esperanza de progreso, Oh, tú que ingresas a una escuela pública.

Al dogma determinista lo sucede la galería de reacciones, hoy casi inescapables, las familias clasemedieras palidecen al imaginarse a sus niños y jóvenes sometidos la trato diario con esa mayoría de condiscípulos que nunca la harán en la vida, la angustia se vuelva en la desesperación y las familias son capaces de la hipoteca, con tal de garantizarle a los suyos la salvación pedagógica, y en su ruta de escapa de las desdichas, se abstienen de examinar con mínima descripción crítica el tipo de enseñanza que reciben sus hijos, por ejemplo, en las universidades patitos, y así la ilusión termina.

Las familias no pudientes se alojan definitivamente en el espejismo, las familias ricas se alarman al imaginar a sus hijos en universidades que juzgan perversamente monolingües y muchas de las empresas de la educación privada, demandan que el estado les obedezca en todo por requerir el neoliberalismo de mayordomos federales.

No creo idealizar a las universidades públicas, como todos, estoy al tanto de sus deficiencias y límites, de los escollos portentosos que plantean la desigualdad y la concentración monstruosa del ingreso, de las idea neoliberal de la educación como un proceso que reafirma los sitios inamovibles de la escala social, no ignoro las consecuencias de creer en la crítica como visión profética que mantiene intacta la pureza de los radicales, sé de la consecuencia de asignarle a la economía el mercado una parte del proceso educativo, se las de las resonancias del abandono de la ética y su remplazo por las variantes de la real politik. Sé, como señala Juan Ramón de la Fuente, que hace falta vincular efectivamente a las universidades públicas con el proceso productivo, pero sé también, y cito lsa chileno Ricardo Lagos, que la universidad es donde la sociedad se piensa y diseña sus cambios y que las universidadesp´blicas son el espacio del conocimiento y la crítica que resiste, persiste y busca nuevas formas de inserción y transformación de los social.

Alguna vez, en uno de sus intentos por arrebatarle a don Mario Moreno el paradigma de la confusión idiomática, Vicente Fox exclamó: esas tonterías del estado laico. Ocurre que no, el estado laico continúa en buena forma y en muy buena medida, gracias a las universidades públicas.

lunes, 10 de diciembre de 2007

ENTREVISTA a Carlos Monsivais




"Soy feliz cuando no me lo propongo, por eso ya no me propongo ser feliz"

Por Edgar Onofre, jefe de prensa, UV

Octavio Paz dijo alguna vez que Monsiváis es un cortador de cabezas. Y se cuenta que el Nobel mexicano pudo sentirlo en carne propia: justo cuando se quejaba de que la izquierda no quería debatir con él, tuvo un intenso debate por escrito con Monsiváis que se prolongó por varias semanas –“no seré yo quien diga la penúltima palabra”, se dice que vaticinó el autor de Días de Guardar– y culminó con el repliegue de don Octavio a su laberinto.

Carlos Monsiváis se asume como periodista y sólo se reconoce escritor porque el público así lo asume. Es uno de los grandes amigos del escritor Sergio Pitol y, ha dicho el propio Premio Cervantes 2005, fue y es siempre el primer lector de todo cuanto escribe el veracruzano. Actualmente es considerado el escritor más influyente de nuestro país y su inteligencia, mordacidad, ironía, erudición, etcétera, han dado lugar a anécdotas increíbles que se magnifican en corrillos de lectores hasta alcanzar proporciones épicas.


Además, se dice posee el don de la ubicuidad. Se recuerdan sus actuaciones como Santa Claus en la película Los Caifanes o como El Sabio Monsiváis en Chanoc, además de alguna intervención en la telenovela Nada Personal. Da la impresión de que ha escrito todo sobre las manifestaciones culturales más populares del país y los momentos políticos más importantes de los años recientes.

Algunos de sus temas han sido las manifestaciones, intérpretes y compositores de música popular en México (como boleros, danzones y Agustín Lara), el Tianguis del Chopo o el niño Fidencio, otros cronistas mexicanos: Novo, Scherer, Gabriel Vargas, Revueltas, otros escritores mexicanos como Poniatowska, Paz y Novo, y el cuento en México.

Semanalmente destaza a los políticos declarantes en su columna Por mi madre, bohemios. Ha analizado a los fotógrafos y pintores mexicanos, escribió un libro de cuentos: Nuevo catecismo para indios remisos, y tiene una colección de grabados originales tanto del siglo pasado como actuales. También colecciona figuritas y máscaras de luchadores –“es coleccionista de colecciones”, según El Fisgón– y es un cinéfilo irredimible.

Pero nunca ha dicho mucho sobre él mismo.


Se dice y acepta que usted está dotado con el don de la ubicuidad. Habiéndose presentado en los foros literarios más importantes, en los debates políticos más intensos de México y también en programas de televisión como los que condujeron César Costa, Rebeca De Alba, Jorge “el Burro” Van Rankin o Facundo, ¿resulta verdadera esta cualidad y qué opinión le merece que se le atribuya?

A lo que usted llama ubicuidad yo le llamo debilidad de carácter o, si se quiere, curiosidad por saber cómo se llevará a cabo el torneo de falsas preguntas y falsas respuestas. Asistir a programas de televisión o de radio, a simposios, debates, mesas redondas, conferencias, congresos, cocteles con intercambio de puntos de vista, coloquios en pasillos y elevadores, etcétera, no es señal de ubicuidad, insisto, sino de constancia en el ejercicio de la opinión, algo no del orden cualitativo sino cuantitativo. Antes, la frecuencia de los encuentros no permitía sino la tristeza de la escasa frecuentación; ahora, a la vida intelectual nos asomamos a partir de las legiones en ese vagón de metro de los encuentros ponencia en mano.

Con frecuencia, los foros donde usted se presenta se ven abarrotados por el público. ¿Cómo explica este cariño (o popularidad) entre los lectores y qué le significa?

El público es generoso y asistencial. No creo un mero juego de palabras hablar de una “asistencia asistencial”. Me oyen de modo cortés, y eso que usted llama popularidad yo lo tomo como el deseo de que al terminar mi intervención la melancolía se circunscriba a lo que dije, no a las expresiones de incredulidad que rodearon lo que dije. Dicho sea de paso, me niego a reconocerme en sus preguntas para no caer en la tentación de ir a registrar mi candidatura para presidente del IFE.

¿Se ha transformado usted en un fenómeno de la cultura popular? Y, en su caso, ¿cómo explicaría Monsiváis el fenómeno Monsiváis?

Eso es completamente exagerado, a tal punto que como no puedo dar por concluida la entrevista, doy por concluido mi apellido, con lo cual el fenómeno será anónimo.

¿Se puede considerar que, en su caso, el autor rebasó a su propia obra? Es decir, ¿se le admira más de lo que se lee su obra?

No he rebasado mi obra, ni siquiera he podido localizarla. Por lo demás, no hay autor en países donde se lee poco que no sean más conocidos, si es que eso sucede, que lo que escriben. Quizá la gran excepción sea Juan Rulfo. A todos nos toca el momento en que personas bien intencionadas nos encuentran y nos dicen: “Yo no lo he leído pero me dijeron que sus acuarelas son muy bonitas”. Y, por lo demás, la admiración suele ser de pronto un canje perfecto: “No te leo pero te admiro”, lo que siempre es mejor a que digan: “No te admiro pero te leo”.

Cuando se habla sobre la inteligencia de Monsiváis, se suele comentar que es capaz de hacer palidecer con sus conocimientos en, por ejemplo, termodinámica al mayor especialista en esta materia, ¿considera que su inteligencia se ha convertido en una leyenda y qué opina acerca de que se opine sobre su propia capacidad?

La pregunta es una trampa de primer orden. Si la tomo en serio, tengo que admitir que no sé una palabra de termodinámica y que además todas las cosas de las que no sé una palabra constituyen uno de los mayores ahorros lingüísticos de que tengo noticia. Todas las palabras que no pronuncio por ignorancia podrían presentarse como candidatas a Torre de Babel. Mi inteligencia es una leyenda que ojalá siga siéndolo para ocultar la penosa realidad. Y, por favor, ya no haga preguntas generosas que me precipitan en el torbellino de la autocrítica. Mejor dígame: “¿Se considera más inteligente que Vicente Fox? ¿Se contradice menos que Felipe Calderón?”. Allí sí me da oportunidades.



Acerca de la ironía como expresión de la inteligencia: ¿Por qué le resulta atractivo ejercitarla?

No sé si mi estilo es genuinamente irónico. Es imposible que uno califique sus procedimientos con objetividad. A lo mejor me quiero hacer el mordaz, a lo mejor de tanto que me han dicho “irónico” me lo he creído, a lo mejor la ironía es una manera de huir de la cursilería, a lo mejor uno es irónico sin darse cuenta, y cuando quiere serlo es profundamente solemne.

Monsiváis es un escritor-periodista al que pocas veces se ataca, salvo los lujos que pudo permitirse, por ejemplo, Carlos Abascal. ¿Es una cuestión de profundo respeto o muchos le tienen miedo?

No sabría que contestar. Ataques sí recibo, algunos gratuitos, otros justificados, otros rituales. Eso es natural y no es materia de sobresaltos. Carlos Abascal, por ejemplo, luego de que yo aludí a su “púlpito virtual”, me acusó de fundamentalista, y ejerció su derecho a la crítica, pero no se bajó de su púlpito con lo cual el ataque sonaba a excomunión. No sé nada en materia de respetos o miedos. Eso no me toca juzgarlo, porque todos tendemos a confundir el tedio con el miedo y el respeto con la indiferencia. Esta vez dije todos y no me asilé en la autocrítica.

¿Podemos considerarle un excéntrico? ¿Tal vez como un personaje de Pitol que lo sabe todo antes que los demás o, por lo menos, todo mundo considera que lo sabe todo?

Como un excéntrico sí. Vivo con 12 gatos y cerca de 30 mil libros. Como eso no es nada común, supongo que sí incurro en la excentricidad. En cuanto a personaje de Sergio Pitol, lo soy, pero no por la sabiduría, sino porque siempre comparto con el testigo principal (Pitol) la llegada de lo infrecuente al restaurante en la Varsovia, la Córdoba, Veracruz, o la Constantinopla de la virtualidad.
Otras razones para considerarme algo excéntrico: detesto las corridas de toros y la crueldad contra los seres vivos, no manejo, no tengo tarjeta de crédito, nunca he tomado tequila y no amo a México con la intensidad suficiente como para usar esa pasión cada que me entrevistan.

Se sabe de la importancia que el cine y la literatura tienen en su vida, ¿cómo llegó a ellos y qué le motivó a serles fiel hasta ahora?

Al cine y la literatura, en tanto procesos generacionales, llegué al mismo tiempo. Era lo natural: uno leía y se sumergía en los cines de barrio a ver tres películas por un peso. La mayoría eran malísimas pero la acumulación de imágenes tenía que ver con la formación de una cinefilia poderosa, vista siempre desde la perspectiva literaria. Los jóvenes ahora ven el cine desde la tradición fílmica. No fue mi caso: una comedia me parecía la sucesión de imágenes y frases que cobraban su pleno sentido si las interpretaba como episodios de Mark Twain o de Evelyn Waugh.



Después de años de lectura, ¿cuáles son los autores que más ha apreciado en su vida? Y, dada esta lista, ¿de qué tipo de lector nos hablan sus preferencias literarias?

El libro más importante en mi vida es la Biblia, no por consideraciones de creyente a ultranza, sino por la formación literaria, mitológica, de intercambios entre la crueldad y la generosidad del Antiguo y Nuevo Testamento. Otros autores inevitables, citados en desorden: Shakespeare, Dickens, George Eliot, Jane Austen, Martín Luis Guzmán, Alfonso Reyes, Borges, Paz, Lezama Lima, Oscar Wilde, Christopher Isherwood, W. H. Auden, Monterroso, Cervantes, Quevedo, Pérez Galdós... Todos ellos hablan de un lector, simplemente un lector que sí cree que hay tal cosa como la literatura de excepción.

Hablando sobre nuestro país, ¿considera que se han puesto de a peso los cocoles? ¿Vivimos una etapa crítica en la historia de México?

Podría citar el principio de Historia de dos ciudades de Dickens y hablar del peor de los tiempos y el mejor de los tiempos, pero prefiero reconocer que la medida del agotamiento de los recursos naturales, de la desesperación de las clases populares, del desempleo como marca de Caín, de la impunidad y la estupidez de la derecha y el resto de la clase gobernante, del modo abyecto con que se ganan las elecciones, etcétera, muestra que sí vivimos una etapa muy crítica, por estar marcada como nunca por la impotencia de las mayorías.

A propósito, ¿qué sentimientos le inspira nuestro país?

Como país no me inspira sentimiento alguno porque decir “amo a México” es decir nada, lo enorme no permite siquiera una mirada de conjunto; me adhiero al excelente poema de José Emilio Pacheco “Alta traición” (No amo mi patria/ Su fulgor abstracto/ es inasible./ Pero (aunque suene mal)/ daría la vida/ por diez lugares suyos,/ cierta gente,/ puertos, bosques de pinos,/ fortalezas,/ una ciudad deshecha,/ gris, monstruosa,/ varias figuras de su historia,/ montañas/ (y tres o cuatro ríos)/ N. de la R.) Como conjunto de sociedades doblegadas y traicionadas me inspira un gran sentimiento de solidaridad.


Según comentó Pitol en una entrevista que usted mismo le realizó y que se publicó en El País, usted lleva más de 50 años militando en la oposición. ¿A qué se debe su militancia en el contrapoder y cómo hacer para no dejarse llevar por la desesperanza y la apatía?

No sé si el término preciso es “militancia”. Más bien, a veces me describo como activista. Y lo soy porque, según creo, la motivación ética es indispensable en el trabajo intelectual o literario. La desesperanza es inevitable, pero también lo es continuar como si la desesperanza no existiera o no fuera el gran elemento inhibitorio. La apatía es la forma menos conspicua de la pereza, y los apáticos al final del día son metáforas agotadas o algo así. No me elogio por mi condición de activista, pero sé que es lo que me toca en el momento del supuesto auge de la derecha, de la corrupción y de la mentira.


¿Todavía es posible aspirar a la felicidad?

Aspirar a la felicidad es una empresa condenada al fracaso, es como aspirar al delirio. Se puede ser feliz, y se es feliz a momentos aun en medio de circunstancias atroces. Yo soy feliz cuando no me lo propongo, y por eso, como técnica de autoengaño, ya no me propongo ser feliz.

Finalmente, ¿qué le significa en lo personal el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Veracruzana?

Le digo rápidamente algunas de mis reacciones: control de los daños que causa la modestia, alegría que no se asoma a la ventana para no perder fama de indiferente, gusto por pertenecer una vez más a la Universidad Veracruzana, agradecimiento genuino y ocultamiento del rubor.

tomado de: http://www.uv.mx/universo/292/entrevista/entrevista_01.htm

viernes, 7 de diciembre de 2007

ARTÍCULO sobre narrativa y SIDA por Carlos Monsivais



PEDRO LEMEBEL Y LAS NARRATIVAS DEL SIDA


El amargo, relamido y brillante frenesí


A partir de la obra del escritor chileno Pedro Lemebel, Carlos Monsiváis repasa en este texto los nombres de la literatura latinoamericana que le han dado rostro a la epidemia del VIH y con ellos “se adentra en los delirios del sida, la enfermedad que ha convocado el prejuicio y la madurez social como ningún otra”.


Por Carlos Monsiváis


Pedro Lemebel es un fenómeno de la literatura latinoamericana de este tiempo. Uso el término fenómeno en su doble acepción: es un escritor original y un prosista notable y, para sus lectores, es un freak, alguien que llama la atención desde el aspecto y rechaza la normalización ofrecida.

Un escritor y un freak indisolublemente unidos, los que están fuera, en la desolación y la energía de los que sólo se integran a su modo, en los márgenes que ya no tienen el peso arrasador de antaño. (Si algo, la obra de Lemebel es un rechazo del determinismo homófobo). A Lemebel le ponen sitio las miradas (las lecturas) de la admiración, el morbo, el regocijo de “los turistas de lo inconveniente”, la extrañeza, la solidaridad, la normalidad de los que están al tanto de la globalización cultural, esa que para los gays se inició dramáticamente con los juicios de Oscar Wilde en 1895 y jubilosa y organizativamente con la revuelta de Stonewall en 1969. Desde que se dio a conocer dentro y fuera de Chile con sus textos y las performances de las Yeguas del Apocalipsis, Lemebel se ha mostrado irreductible.

¿Qué le pueden argumentar de nuevo, qué le pueden decir que él no se haya dicho? ¿Cómo sorprender al que ha examinado con metáforas y “descaro” a una sociedad que sólo admitió la diversidad al sometérsele a la peor uniformidad? Al incapaz de engaño no se le vence con injurias y menos aún con expulsiones del Sancta Sanctorum de la decencia, que para Lemebel nada más es una institución patética del autoengaño. Muy probablemente diría: si creen que despreciando a los diferentes mejoran sus vidas, muy su gusto, si creen que marginando a los que no son como ustedes se incluyen en la primera fila, muy su ilusión.

Él responde a los criterios estéticos y los comportamientos legales y legítimos de las minorías latinoamericanas emergentes que al ejercer sus derechos (civiles, humanos, sexuales) revisan de paso las prácticas y el sentido de la opresión y van a fondo: sólo secundariamente se les reprime por ser distintos; en primerísimo lugar se les acosa, maltrata, humilla e incluso asesina para que los verdugos conozcan la triste fábula de su importancia. (La crónica de Lemebel sobre el incendio criminal de la discoteca en Valparaíso es excelente.) Nuevos criterios estéticosPienso ahora entre otros en el argentino Néstor Perlongher, el mexicano Joaquín Hurtado y, un tanto más a distancia, los cubanos Severo Sarduy y Reinaldo Arenas y el argentino Manuel Puig. Se trata de una literatura de la ira reinvidicatoria (Perlongher, Arenas, Hurtado), de la experimentación radical (Sarduy), de la incorporación festiva y victoriosa de la sensibilidad proscrita (Puig). En todos ellos lo gay no es la identidad artística, sino la actitud que al abordar con valor, insistencia y calidad un tema se deja ver como el movimiento de las conciencias que por valores compartidos y acumulación de obras dibuja una tendencia cultural. No hay literatura gay, sino una sensibilidad proscrita que ha de persistir mientras continúe la homofobia, y estos autores al asumir con talento y vehemencia sus voces únicas, le añaden una dimensión cultural y social a la América Latina.

Un poeta muy apreciado por Lemebel, Néstor Perlongher, describe el gueto: Novedades de noche: satín terciopelo, modelando con flecos la moldura del anca, flatulencia de flujo, oscuro brillo. Resplandor respingado, caracoles de nylon que le esmaltaban de lamé el flaco de las orlas... Perdida en burlas, de macramé, lo que pendía en esas naderías, ruleros colibrí, lábil orzuelo, era el revuelvo de un codazo artero, en las calcomanías del satín, comido (masticación de flutes, de bollidos). En Poemas completos, Seix Barral, 1997.

Estas mismas atmósferas lezamianas, transmitidas por Lemebel, son algo similar y muy opuesto. En Lemebel la intencionalidad barroca es menos drástica, menos enamorada de sus propios laberintos, igualmente vitriólica y compleja, igualmente abominadora del vacío, pero menos centrada en el deslumbramiento del vocabulario que en la forma exhaustiva. Así, Lemebel describe la intromisión del gueto en la ciudad, las reverberaciones de lo prohibido en lo permitido exactamente en momento en que los absolutos se desintegran:La calle sudaca y sus relumbres derribistas de neón neoyorquino se hermanan en la fiebre homoerótica que en su zigzagueo voluptuoso replantea el destino de su continuo güeviar. La maricada gitanea la vereda y deviene gesto, deviene beso, deviene ave, aletear de pestaña, ojeada nerviosa por el causeo de cuerpos masculinos, expuestos, marmoleados por la rigidez del sexo en la mezclilla que contiene sus presas.

La ciudad, si no existe, la inventa el bambolear homosexuado que en el flirteo del amor erecto amapola su vicio. El plano de la city puede ser su página, su bitácora ardiente que en el callejear acezante se hace texto, testimonio documental, apunte iletrado que el tráfago consume. En Loco afán: Crónicas de sidario.

En cada uno de sus textos, Lemebel se arriesga en el filo de la navaja entre el exceso gratuito y la cursilería y la genuina prosa poética y el exceso necesario. Sale indemne porque su oído literario de primer orden y porque su barroquismo, como en otro orden de cosas el de Perlongher, se desprenden orgánicamente del punto de vista otro, de la sensibilidad que atestigua las realidades sobre las que no le habían permitido opiniones o juicios. Esto es parte de lo que significa salir del clóset, asumir la condena que las palabras encierran (maricón, puto, pájaro, carne de sidario) e ir a su encuentro para desactivarlas, proclamar “las verdades de un amor verdadero” y, por si hiciera falta, probar lo fundamental: la carga exterminadora de las voces de la homofobia es la síntesis de la metamorfosis incesante; el dogma religioso se vuelve el prejuicio familiar y personal, el prejuicio se convierte en plataforma de la superioridad instantánea, la jactancia de ser más hombre (más ser humano, si queremos incluir la homofobia de las mujeres) deviene las sentencias prácticas y verbales que se abaten contra los que ni siquiera hablan desde el género debido.

Mi hombría no la recibí del partidoAntes de señalar la militancia ostensible de la literatura de Lemebel, me detiene la reflexión de siempre: ¿se puede ser escritor y militante? En el caso de Lemebel, la respuesta viene del hecho prosístico: su militancia es indistinguible de la forma en que la expresa, no sólo es “comer rabia para no matar a todo el mundo”, sino escuchar lo que él mismo va escribiendo, captar las melodías verbales con gran cuidado y cerciorarse de la relación profunda entre las ideas y las palabras que las describen con exactitud, entre las ideas y la libertad del cuerpo en el acto sexual, en las fiestas del deseo y el látex, de los baños de vapor y los registros sensibles de la oscuridad.

En Incontables, La esquina de mi corazón, De perlas y cicatrices y Loco afán, Pedro Lemebel expresa, en la forma inaugural de la tendencia a la que pertenece, lo que vive, lo que ve, lo que siente. A lo largo de la dictadura chilena, Lemebel mantuvo la mayor coherencia: fue exactamente como era, le añadió libertades a la comunidad con el solo recurso de ejercerlas. En su texto clásico Manifiesto (Hablo por mi diferencia), de septiembre de 1986, leído en un acto de izquierda en Santiago de Chile, Lemebel es muy claro:Mi hombría no la recibí del partido Porque me rechazaron con risitas Muchas veces Mi hombría la aprendí participando En la dura de esos años Y se rieron de mi voz amariconada Gritando: Y va a caer, y va a caer.“Mi hombría es aceptarme diferente”. Como por vez primera, Lemebel abandona el clóset (ese miedo a ser descubierto por los que de cualquier manera ya lo saben, ese continuo ajustarse a las posibilidades de resistencia, que cambian en cada persona) en la etapa marcada por el sida, en los años en que el VIH se revela como la gran prisión de la conducta, el despobladero de amigos y conocidos (y de los desconocidos que la solidaridad convierte en amigos íntimos). La paga del deseo es muerte.

Como muchos otros escritores, como Paul Monette, el Severo Sarduy de Pájaros en la playa, y el Reinaldo Arenas de Antes que anochezca, Lemebel ve en el sida la formación de la mirada esencial de la especie condenada. Luego del sida no se vivirá como antes, porque el Antes, normado por la indiferencia o la inconsciencia, equivale a la pérdida de los sentidos. En su recreación del mundo del VIH, Lemebel se adentra en las crónicas modernistas y posmodernistas como un Julián del Casal o un Amado Nervo o un Enrique Gómez Carrillo que un siglo después, todavía atenido al culto de la prosodia y de la escritura cuidada y acicalada, está dispuesto a llamar las cosas por su nombre. Y desde esa conciencia del tema, de los condones como regalo de cumpleaños y del velorio que hay en todo carnaval (y a la inversa), Lemebel se adentra en los delirios del sida, la enfermedad que ha convocado el prejuicio y la madurez social como ningún otra.

El punto de partida de Lemebel es el lenguaje autodenigratorio que le va representando al lector un espejo de restauraciones (un marica resulta con frecuencia un ser épico, un enfermo de sida puede ser la metáfora hermosa de la devastación y la dignidad); Lemebel cuenta historias funerarias. Así, en uno de sus homenajes a los derruidos por la pandemia, El último beso de Loba Lamar (Crespones de seda en mi despedida... por favor), Lemebel regala la apariencia ruinosa y la presenta transfigurada. Para nosotros, las locas que compartíamos la pieza, la Loba tenía pacto con Satanás. ¿Cómo va a durar tanto? ¡Cómo se ve bonita a pesar que se deshoja de costras! ¿Cómo, cómo, cómo? Sin AZT, a puro pulso la linda, a puro ánimo la cola resiste tanto. Era el sol, el buen tiempo, el calor... Ir a fondo en la denigración de sí, verse en los términos que los demás utilizan.

A partir de ese desafío, que La esquina es mi corazón inicia de modo deslumbrante, Lemebel acomoda sus jerarquías (los ejercicios de crítica y sinceridad a los que ajustar su visión del mundo), donde la franqueza sólo tiene sentido si el autor no contemporiza consigo mismo, y la hipocresía es siempre un daño moral y escritural. En la América Latina globalizada hasta donde es posible, los marginados, aisladamente o en conjunto, trazan otro mapa de lo real, ni opuesto ni complementario, que surge del nuevo gran proyecto: la unidad de lo diverso. De Augusto D’Halmar a Salvador Novo, de César Moro a Xavier Villaurrutia, de Adolfo Caminho a Manuel Mujica Laínez, de José Lezama Lima a Virgilio Piñera, de Gastón Baquero a Elías Nandino, de Antón Arrufat a Luis Zapata, la literatura con temas y subtemas homofílicos se presenta como la heteredoxia sin moralejas. En esa movilización, con tanta frecuencia influida por el barroco, Pedro Lemebel es una de las voces más poderosas y menos sujetas a las disipaciones de la moda.

EL SIDA SE MANEJA CON CONDÓN: PEDRO LEMEBEL

El chileno Pedro Lemebel (1955), escritor, artista plástico, homosexual, travesti, militante, opositor a la dictadura de Augusto Pinochet desde el arte y la irreverencia, que se hizo visible como performance, fotografía, video o instalación. Militancia políticaen forma de cuento que creció y se hizo crónica alimentada por la irrupción del sida que se hizo parte de lo queer, motivo cultural, pretexto para la sacudida moral: Dice Lemebel a su entrevistador del periódico peruano Perú21 en 2005:— ¿Y cómo maneja el sida?— Con condón, pues. ¿Cómo más? La última vez que me hice el examen fue hace dos semanas y le dije a la enfermera que viera el resultado, porque yo quería morirme. Ella sacó el sobre, lo leyó y me dijo: “Siga concursando”.Entre sus obras se cuentan: Los incontables (1986), La esquina es mi corazón. Crónica urbana (1995), Loco Afán: Crónicas de Sidario (1996), De perlas y cicatrices (1998), Tengo miedo torero (2001), Zanjón de la Aguada (2003), Adiós mariquita linda (2005).

* Prólogo a La esquina es mi corazón, libro de crónica de Pedro Lemebel (Seix Barral, Chile, 2001). Reproducido con autorización del autor.

Tomado de Letra S. Número 137 Jueves 6 de diciembre de 2007

Seguir participando para la muerte sin duda es una frase que deja mucha tela para cortar, cuando se puede respirar nos esfrozamos por morirnos cada vez que podemos, precupados por la insesante lluvia de hedonismo similando felicidad, nos olvidamos que pasamos ligeramente vivos.
El sexo es parte del cotidiano vivir en los humanos pesa e incluso en las sociedades mas conservadoras ruboriza cuando se pronuncia SEXO y peor aun que no se cuenta con la capacidad para asimilarlo como una libertad social y biologica, si no, como una comnotación de perversidad y muerte, en los albores del siglo XXI la palabra sexo sin condon no tiene sentido y si la tiene es muerte probablamente. Hace unas tres décadas se gritaba con fuerza exigiendo la libertad para tener sexo con quien se eliguiera, ahora esa libertad ha tomado varias riendas pero a sido frenada por un virus que mata, entoces ¿tenemos sexo libre?


Selección de Texto: Orazio BM

martes, 4 de diciembre de 2007

COLABORACIONES Extranjeras



De Venezuela

Uribe – Santander; Chávez – Bolívar

¿Historia cíclica o lineal?

Manuel Ernesto de Brabandere

Empezaré por el final para que nadie pierda por la importancia de los detalles, el objetivo principal:

No quiero entrar en detalles filosóficos acerca de los dos conceptos de la historia. Cualquiera sean los defensores de las dos tesis, lo cierto es que pareciera que en nuestro caso la idea de la historia cíclica se hace predominante.
Uribe emula al traidor y asesino de Santander, opresor de pueblos, oligarca, títere, por lo de dejarse manejar al hacer de su país una indiscutible colonia del imperio, a través de las bases militares gringas, de la firma del TLC, de tantas otras traiciones a su pueblo, estuvo en Inglaterra como su “homólogo” y regresó para crear el país que aún hoy en día no ha cambiado nada, una población que aún en el siglo XXI, se oye por un lado: NO SE USTED TAN IGUALADA y por el otro: MANDE USTED PATRONCITO, SI SEÑOR; definiéndolas como ejemplos de buena costumbre en lugar de discriminación, de sumisión, sólo las valientes FARC, han sido incorruptible y se han enfrentado en proporciones diametralmente opuestas a un ejercito gringo y uno colombiano que han pretendido agringar, a el poder financiero mundial y al poder mediático mundial, hoy por hoy tan terrible como la más grande de la bombas. La des-educación ha sido el lema.
Chávez emula a Simón Bolívar y para ser más objetivos a miles de próceres, héroes, mártires de todo el mundo, para que éste sea un lugar donde se pueda vivir en justicia en igualdad en PAZ. En contra de viento y marea se ha enfrentado al poder mediático internacional, al imperio nuevo y antiguo que pretende todavía que sigamos siendo sus colonias, sin terminar el saqueo que aún en este instante llevan a cabo con total impunidad en todo el mundo, sin excepción; es incorruptible, no es chantajeable, lo ha demostrado una y mil veces, sino, oiga una y otra vez, totalmente el discurso ante la ONU, no sólo el detalle del diablo, que aunque verdad, no era lo más importante, organismo creado por el imperio EEUU, financiado por el EEUU, con por supuestas lucrativas ganancias, y por supuesto ubicado en el imperio que se da el lujo de decir ante el mundo cómo en realidad “trabaja ese órgano al servicio del imperio.
Se debe a su pueblo y sólo lo podría traicionar su inmenso gran corazón, al permitir que sea por instantes distraído por voces “amigas”, “familiares”. Pero el pueblo y una fuerza sobrenatural, llámenla como quieran para no ofender a ninguna religión, lo vuelve a su rumbo que se ha trazado, muy probablemente desde que tuviera uso de razón. Busca la unión de los excluidos de su país, del continente, del mundo; busca que la gente participe en la política, nada más bello si se ejerce como fuera concebido su nombre. Sólo de ésta manera podremos vencer a los cientos de Uribes, una minoría mundial que por simplemente no tener escrúpulos, logran sus objetivos con relativa facilidad. Chávez a sido el creador del BANCO DEL SUR, de TELESUR una estación de obligatoria referencia por su clara contraposición a la sesgada CNN, rescatar la casi muerta OPEP, cuyos destinos me preocupan bajo el Rey de Arabia Saudita. la casi aniquilación del dólar como referencia imperial mundial de las finanzas imponiéndose a la misma Inglaterra en Bretón Woods, el desmoronamiento de Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, le falta acabar con las nefastas Bolsas Mundiales, verdaderos centros de especulación para beneficio de unos cuantos y el sufrimiento, incluso la muerte de millones de SERES HUMANOS, verdaderas herramientas de guerra creadas por los EEUU para su servicio para aniquilar pueblos enteros de todo el mundo para luego usar sus “grandes talentos”, sus multimillonarias inversiones en como dominar el mundo, en como ir a otro planeta al éste estar destruido, a usar estas armas cuando se oponen a ser subyugados. Que diferencia con el Comandante Hugo Chávez Frías, lealtad, dignidad a toda prueba, incorruptible, no chantajeable, UN VERDADERO LÍDER HUMANISTA MUNDIAL, la votación de la revista TIME MAGAZINE lo evidenció y lo ocultó, a pesar de todo ello, es indiscutible su mensaje claro, sin ambigüedades tanto a los venezolanos a los latinoamericanos como a todo el mundo, cuando con la invasión de los sionistas al El Líbano con la anuencia de sus cipayos gringos que le proporcionan las armas y la logística bombardearon ese pequeño e indefenso país, aún así no lograron someterlo con todo y que su presidente un pequeño calco de fascistas, colocado por el imperio, no lograron doblegar, Ya no pueden doblegar a nadie, los pueblos se levantan, se empinan. Grandes como Rusia y China lo respetan a pesar de que disimuladamente no desean que su liderazgo sobrepase el de sus líderes.
Lo más importante, la unión de los pueblos en lo que será la UNASUR, y eventualmente la UNION MUNDIAL no para ser imperios, para ser libres, para ser grandes, para salvar el planeta, sin ser fascista. Durante toda su campaña, su única propuesta fue la de llamar a una Asamblea Constituyente originaria, que refundara la república y la llevara a una de las más democráticas del mundo, cuando se manejan los términos “democracia participativa”, “referendo revocatorio o aprobatorio” dependiendo del resultado, y que efectivamente fuera activado por miembros de la oposición y que el presidente Chávez fuese ratificado con abultada diferencia a la oposición.

Chávez, creó la Misión Identidad, donde millones de ciudadanos que no existían para las elites que gobernaban, comenzaban a tomar cuerpo y empezaban así a participar activamente en la política, la política en su sano término, que precisamente rescatara el comandante, que igualmente el presidente con su autenticidad y franqueza al hablar rescatara. Posterior a los varios intentos de Golpes de Estado a los que fue sometido, uno de ellos, exitoso, pero que seguramente debe estar en la lista de Record Guinnes, no tanto por el hecho de ser muy breve sólo 47 horas, sino por que fue llevado a cabo por el pueblo llano, en contra de la alta oficialidad militar que no fue secundada por los oficiales de mando. Sin que se dispara un tiro por las tropas leales al presidente y seguidores de la constitución vigente y de la gran masa civil. Ha creado tantas misiones en bienestar el pueblo excluido que no tendría sentido, por favor, investigue usted mismo.

NO SE PRETENDE AQUÍ HACER UN DESGLOSE DE LAS BONDADES DE UN RÉGIMEN TOTALITARIO EN CONTRAPOSICIÓN A UNO TOTALMENTE DEMOCRÁTICO Y SOBERANO, LO QUE SE PRETENDE ES HACER EL ALERTA A LAS AUTORIDADES, A LOS INTEGRANTES DEL ALTO GOBIERNO Y AL PRESIDENTE MISMO, PORQUE SI SEGUIMOS EL CONCEPTO DE HISTORIA CÍCLICA Y LA CONOCEMOS, PODEMOS HACER QUE ELLA CAMBIE. ES POR ESTO QUE EL SR. PRESIDENTE DEBE CUIDAR ESPECIALMENTE A SU VICEPRESIDENTE, RECUERDE QUE PRIMERO EMBOSCARON A JOSÉ ANTONIO SUCRE, MANO DERECHA DE SIMÓN BOLÍVAR Y LUEGO ACABARON CON SU VIDA Y A TODO SU EQUIPO DE TRABAJO.

La mentira, la traición y hasta el acto cobarde de mandar a matar a Simón Bolívar ( y quien sabe si lo logró), se asemeja mucho a los actos que desde que apareciera este señor en la palestra publica, utilizando todos los ardides o artimañas posibles entre ellos traicionar a su jefe, Pablo Escobar Gaviria, a quien por años ayudó, uno de los casos más claros cuando siendo Director del Departamento Administrativo de la Aeronáutica Civil, Marzo 1980 – Agosto 1982, autorizaba a los aviones del capo del Cartel de Medellín, Desde este cargo nombró como subdirector de la misma a César Villegas, quien después fue sentenciado a 5 años de prisión por vínculos con el cartel de Cali. Villegas fue asesinado el 4 de marzo del 2002, en Bogotá, luego de aportar dineros a la campaña presidencial de Uribe Vélez. Cuando los carteles del narcotráfico estaban en auge, expidió en tiempo record, un alto número de licencias de pilotaje a empleados de los capos del narcotráfico y de permisos para la construcción de pistas. ¿Nunca se han preguntado porque no se nombran más carteles? Pongan a trabajar su imaginación.
Quiere perder su tiempo en conocer “parte” de los detalles de la vida de Uribe: tómese el tiempo de leer cientos de páginas que día a día gente que pierde miedo a ese estado fascista, comienza a revelar: sólo como abrebocas:
Alcalde de Medellín en 1982, Este cargo tuvo que abandonarlo sin cumplir los 5 meses, del período de 2 años, por presión del presidente Belisario Betancur Cuartas, al enterarse de una reunión clandestina de éste con los capos de la mafia Pablo Escobar Gavira, los Ochoa Vázquez, Carlos Ledher Rivas y Gonzalo Rodríguez Gacha.
Uribe presidió personalmente la ceremonia de cortar el listón en la inauguración del barrio “Medellín sin Tugurios” construido al oriente de Medellín por Pablo Escobar Gaviria. También lanzó públicamente este plan de vivienda en Bogotá, siendo Alcalde de Medellín.
Así mismo adelantó el programa “Medellín Cívico”, en el que Pablo Escobar donó miles de arbustos para ser plantados en los antejardines y los parques de la ciudad.
Enero de 1995 de diciembre de 1997, Gobernador de Antioquia, dos años, Nombró como Secretario de Gobierno Departamental a Pedro Juan Moreno Villa, próximo a la mafia y sindicado por la DEA en 1997 y 1998 de importar desde Asia con destino Colombia, sin reportarlo, 50 toneladas de permanganato de potasio, un químico controlado, a nombre de su empresa 'GMP Productos Químicos S.A., y de efectuar sus registros y comercialización de manera fraudulenta, destinado a la producción de cocaína en Córdoba.
Promovió la creación de las Cooperativas de Seguridad Privada CONVIVIR, iniciativa destinada a legalizar el paramilitarismo. Organizaciones que hacen el trabajo sucio que por ética por humanidad los ejércitos del mundo no deben hacer. En el Congreso de Ganaderos, en 1996, se aprobó extender esa iniciativa de Uribe Vélez a nivel nacional y además promover su candidatura presidencial. El diario El País, de la ciudad de Calí, del 3 de agosto de 1998, dio cuenta de la fusión de CONVIVIR con los paramilitares: “Representantes de más de 2.000 cooperativas de seguridad privadas han anunciado que se armarán y unirán al movimiento paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia-AUC-. El movimiento fue formado en 1996 por más de 16 agrupaciones paramilitares de todo el país y están lideradas por Carlos Castaño, jefe de la principal organización de extrema derecha de todo el país.” Ahora extrañamente asesinado.
Este delincuente enfermizo, megalómano, traidor. lamezuelas, que le manifiesta a , MANDE PATRONCITO, desde los Shapiros a otros fascistas y enanos como lo son Aznar, Busch, Berlusconi y tantos otros cortos de esfínteres mentales. no ha hecho que servir como lo que es, un arrastrado, para servir sus codicias de poder que por lo general aspiran los enanos (con el perdón de los enanos) físicos - mentales. Aniquilar la población colombiana pobre, desplazarlos de tierras ricas a ni siquiera otras tierras colombianas, sino a Venezuela que muy a diferencia de este imberbe nos encontramos con un Presidente de la dignidad, que ha ayudado con su gran corazón a todos estos desplazadazos de guerra por el mismísimo Uribe el VERDADERO TERRORISTA.
Ayer entrevistaban con dolor a la madre de Ingrid Betancourt a pesar del inmenso dolor que expresaban sus palabras, todavía tenía el convencimiento, para darle el beneficio de la duda, de creer, al igual que la oligarquía venezolana, que Álvaro Uribe Vélez, tiene la mayoría de la representividad colombiana, ignorando los hechos; los paramilitares, la aniquilación de dirigentes obreros, sindicales, campesinos, la velada y directa amenaza y el anticuado y corrupto sistema electoral colombiano, estoy seguro que gran parte de ellos posibles votantes humanistas, no tienen carnet de identidad, como sucedía en Venezuela.
“Si eres capaz de temblar de indignación, cada vez que se comete una injusticia en el mundo, entonces somos compañeros" Ernesto Guevara de la Serna, El Ché
Que se complementa con: “El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad” Albert Einstein
Y que requiere de: “Hay hombres que luchan un día, hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan muchos años y son muy buenos, pero hay quienes luchan toda la vida: Esos son imprescindibles” Bertolt Friedrich Brecht
Tres ejemplos de hombres socialistas, todos abriendo caminos en sus diferentes estilos. Es por eso que hay cabida para todo ser humano con sensibilidad en este constante perfeccionar del mundo en que vivimos, donde es más que imprescindible, es imperante luchar cada día o no tendremos planeta en un corto tiempo.




http://mepdebrabandere.blogspot.com/