lunes, 31 de agosto de 2009

ENSAYO sobre cibercultura

Construyendo al Cibernícola

por Israel Hernández Ceballos
Sociólogo




INTRODUCCIÓN

Nos encontramos iniciando el tercer milenio y la moda en la sociedad resulta de distinguir lo de hoy… lo que está en tendencia, de lo viejo. El mercado actual nos ofrece novedades recicladas de modas para el futuro ulterior.

Dentro de esta vorágine consumista, las tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) no pueden desdeñarse pues, están jugando un papel importantísimo en la evolución de la especie, tanto en su esplendor biológico como en el plano de lo subjetivo.

La era del conocimiento para una sociedad en red, nos dice Castell (1999a,b; Canclini, 2006), está produciendo una distinción social entre los que tienen acceso y los que no a los medios de comunicación e información disponibles en nuestro tiempo; él los cataloga como los (des)conectados de la brecha digital.

Dentro de este mar de conectados, que es el que nos atañe en el presente ensayo, podemos ver que existe una actualización a la reproducción de espacios, que tienen que ver con el común de la socialización de la vida real, que se traslada a un ambiente que se vierte carente de espacio físico y brinda una nueva perspectiva para la medición del tiempo, tal y como ha sido conocido por siglos, y saber que todo está a nuestro alcance en tiempo real (Real-time) y en la transformación de la perspectiva natural para la delimitación de fronteras o, como menciona Giddens (1994: 26) “Bajo las condiciones de modernidad, el nivel de distanciamiento entre el tiempo y el espacio es mucho mayor [...] Pero hay más que una simple expansión en la capacidad de los sistemas sociales para vincular el tiempo con el espacio”.


EL CIBERMUNDO COMO CIBERSISTEMA

Considerando que la organización de una sociedad virtual --virtual porque sus vínculos e interacciones no se sitúan en un espacio físico-tangible--, no depende de políticas gubernamentales, sino de las actividades prácticas de la vida cotidiana y el sentido común de los miembros que se integran a una cibersociedad y que estas actividades se realizan conjuntamente en las interacciones simbólicas, ateniéndose a los tipos de conocimiento propios de la alfabetización tecnológica que les provee de sentido, es necesario el esfuerzo de delimitarlo dentro de las posibilidades que nos brinda una aplicación metodológica tan peculiar como lo es la Teoría de los Sistemas Sociales de Niklas Luhmann.

La incorporación social de internet ha tenido un revestimiento muy especial, pues precede a un siglo (el XX) lleno de novedades tecnológicas. Ésta época de grandes expectativas posteriores al llamado “siglo breve” (Habermas, 2002), la llamada tercera fase del capitalismo o era de la comunicación e información, ha estado amedrentada por posicionamientos económicos que posibilitan o debilitan un acceso equitativo a una sociedad que, supone, comparte un proyecto común; sin embargo, existen fenómenos propios de la conducción y desarrollo social que darían respuesta a este paradigma, siempre y cuando sea posible ubicarlos como fenómenos propios de un sistema.

La resistencia a la adopción de esta tecnología queda al margen de un corte generacional que no incluye en esta herramienta (internet) utilidad que le genere necesidades; la mitificación de llegar a una sociedad tecnificada, controlada y deshumanizada, cual tanta ciencia ficción infundida en novelas y películas que reflejan una posibilidad apocalíptica del positivismo de Hobbes (ejemplos: 1984, Cuando el destino nos alcance, Matrix, Yo Robot, etc) ha sido superada por la practicidad que, como herramienta facilita la comunicación, la creación y mantenimiento de redes sociales, la economía respecto a actividades sociales lúdicas, económicas, educativas, culturales, políticas, etcétera.

Una peculiaridad de la cibercultura, como actividad de socialización a través del uso de internet, se visualiza como un espacio apéndice de nuestra cotidianeidad, en el cual se llevan a cabo múltiples interacciones en lo que pudiera mostrarse como una realidad paralela a la vida real; sin embargo, ello obedece a un mal dimensionamiento encarecido por la definición del concepto “espacio-tiempo” que encuentra una ruptura en nuestra percepción, cuando al involucrarse socialmente en este medio nos incorporamos a la posibilidad de interactuar en comunidades de alcance planetario (dependiendo de nuestras limitaciones de lenguaje) todo ello transcurriendo en el “ahora” (tiempo real). Aquí surge una necesidad para ubicar epistemológicamente el concepto “espacio-tiempo”, ya que rompemos con la tradición y nos abrimos al paradigma del no-tangible atemporal; Luhmann (1998: 23) nos dice que “la sociedad crea su propio emplazamiento en espacio y el tiempo con ayuda de una pluralidad de referencias”. Es decir, la concepción de la mundialización a un click de distancia y, lo más importante, todo en tiempo real.

Sin embargo, el alcance de este enmarque sistémico de la cibersociedad se vierte en la funcionalidad e integración de redes que persiguen un propósito definido, donde se han creado relaciones de dependencia, códigos al interior propios de la comunidad, una estructura jerárquica cimentada en la alienación consciente de sus miembros; estas directrices permiten ubicar la conformación de una comunidad en el ciberespacio que sirve de ejemplo de interacción social y que estratifica los grados en cuanto al uso de la tecnología de internet como espacio de interacción o como herramienta de actividades de la vida cotidiana. “Todo esto es, a la vez, realidad experimentable y condición de posibilidad de diferenciación de la ciencia” (Luhmann, 1998: 11).


¿CÓMO LO DIRÍA LUHMANN?

La cibersociedad es un sistema que representa los procesos de interacción efectuados en un ambiente electrónico-virtual; es decir, son el conjunto de relaciones mediadas por Internet. Es un sistema central redes, en donde hay interacciones, sentimientos, programas, negociaciones y sistemas cibernéticos que forman una red, utilizando como mediador el internet, componiendo un cúmulo de información, buscadores, ciberespacios, etc., donde los conceptos entropía, recursividad, sinergia, entropía y homeostasis pueden ser aplicados para poder delimitar al sistema propio de la cibersociedad y distinguirlo de su entorno y sistemas autopoiéticos.


SIGUIENDO EL HILO NEGRO DE LA CIBERSOCIEDAD

El mejor intento de explicación de lo que sería la cibersociedad se encuentra en la medida que podemos describir su funcionalidad. De allí que, de lo primero que debemos partir, es crear una serie de distinciones, tantas y cuantas sean necesarias, para garantizarnos que nuestro intento goce de la delimitación de fronteras creadas apropiadamente (Giddens, 1991).

La cibersociedad desarrolla su funcionalidad en una ecología denominada cibercultura, llamada así por extensión del mundo real al virtual de todas las relaciones y funciones propias de la producción humana que van más allá del nivel orgánico. La capacidad propia del sistema en mantenerse a flote pende de una frágil línea de contingencia informacional, cognoscitiva y comunicativa como recursos o alimentos perennes que lo mantienen funcionando. Entonces, en este avatar de distinciones reconoceremos y depuraremos, dependiendo de la finalidad o particularidad al momento de identificar a una cibersociedad, la diferenciación de lo que es información/desinformación.

Ahora bien, y respondiendo a la ontología del sistema que estudiamos, cibersociedad nos refiere a las relaciones que se prestan entre los iguales que hacen uso del sistema. Para ello, y atendiendo un tanto a la propuesta luhmanniana de no considerar al ser humano un elemento necesario en el sistema, tenemos que estos iguales conllevan ya una rigurosa depuración externa que los equipara en lenguaje, conocimientos, condiciones económicas para acceder al espacio del sistema y, lo más importante, compartir la necesidad de los mismos satisfactores que le dan objeto al grupo en cuestión (Luhmann, 1990).

En el caso particular del ciberespacio es más fácil ejemplificar la idea de Luhmann (Izuzquiza, 1990) de estar refiriéndose al mar de consciencias y no de individuos, pues hay factores que por definición despojan a los individuos de ser seres corpóreos y de ellos utiliza su esencia cognitiva: su consciencia. De igual modo, la realidad tampoco es obstáculo epistémico, pues la finalidad propia del sistema rebasa por mucho el constructo convencional del espacio-tiempo que encontramos en el mundo de vida (Luhmann, 1998).

El elemento de la comunicación le imprime la mayor significación ontológica a la cibersociedad, pues es a partir de la socialización de información como se erige nuestro sistema. Para ello, nuestro sistema se vale de subsistemas que desarrollan procesos y finalidades particulares. De allí, es necesario trasladar y evidenciar que la construcción o delimitación de un sistema llamado cibersociedad es la reproducción o reflejo de un sistema llamado sociedad, cambiando, en una de sus partes esenciales, el entorno en el que se desarrolla (Berger y Luckmann, 1999).

Por ello, al sistema de la cibersociedad también se le reconoce como un conjunto de elementos interrelacionados entre si, en donde cada elemento depende del otro para subsistir y que cada uno tiene una función especifica, pero que al ir formando nuevas relaciones surge un nuevo elemento con características y funciones diferentes a los anteriores y así sucesivamente hasta formar un grupo, o una red social, y se distingue una visión holistica en donde el todo es mas que la suma de las partes, en donde existe un entorno virtual, un limite y están sujetos a un sistema o a un subsistema, en donde hay brotes de emergencia o salidas llamados autopoiesis.


CERRANDO EL CIBERSISTEMA

Pese a que la construcción presentada del sistema cibersociedad no hace referencia a particularidades ejemplificadas, es la apreciación holística la que permite escudriñar para seleccionar las partes que compondrán un universo sistémico dentro de la misión comisionada por Luhmann en su prefacio (1998: 11) en una construcción académica para una forma de ver y entender nuestro entorno.

Sin embargo, la creación de este constructo de gran sistema, que nos permite llegar a un nivel casi-universal y muy englobante de sistema, nos permite observar, de manera muy apropiada, la sinergia con que se desenvuelven una infinidad de pequeños sistemas, funcionalidades, diferenciaciones, procesos y acciones que dan vida a la creación de una reproducción social que va más allá del medio y se describe mejor por su esencia compleja y contingente.

La reproducción social, garantizada por sistemas delimitados como lo son la sociedad y la cibersociedad, nos permiten entender una esencia social más allá de la identificación física y orgánica-biológica, para entenderla como una entidad incorpórea provista de sentido a través de procesos de interacción cognitivos mediados por la comunicación.


PERO, ¿Y EL INDIVIDUO?

Las particularizaciones, delimitaciones, y caracterizaciones anteriores nos mostraron un mundo emergente que es factible de identificar y distinguir. Es este nicho donde personas se incorporan para visualizar que las actividades que pueden alcanzar siguen siendo una reproducción de las actividades de la vida real al ciberespacio pues, “las formas de vida introducidas por la modernidad arrasaron de manera sin precedentes todas las modalidades tradicionales del orden social” (Giddens, 1994, 18); de tal suerte que, al igual que en nuestro espacio físico-tangible, la dominación capitalista tiene un mercado demandante en colonizar, un cibermundo que le promete una experiencia más emocionante y, además, la posibilidad de alcanzar algunos de sus deseos más oscuros.

Así, en esta competencia consumista de ciberposibilidades, la carrera capitalista es por expandir sus productos a las masas; las adhieren y hacen todo lo posible por mantenerlas en las dinámicas que ellos crean, volviéndolos en sujetos con necesidades de modernidad artificial que les ayuda a su fin, asumiendo un primer plano como sistemas expertos (Giddens, 1994: 37) “para organizar el entorno material y social en el que vivimos”. El primer mito de estas pseudo-necesidades es estar en contacto con el mundo.

En esta dinámica de reproducción, llevamos los quehaceres cotidianos a una Realidad Virtual, en la tónica de ver a ésta como “un ambiente real o simulado en el que se perciben experiencias telepresenciales” (Steur, 1992:76-77), los diferentes actores de la razón instrumental e institucional (Habermas, 2002: 171) se han tenido que incorporar y brindar los satisfactores que buscan los usuarios que visitan a la gran red y visualizarles en una perspectiva individualista que les asegure identidad y legitimación.

“Qué error el haber pregonado precipitadamente el fin de la sociedad de consumo, cuando está claro que el proceso de personalización no cesa de ensanchar sus fronteras… estamos destinados a consumir, aunque sea de manera distinta, cada vez más objetos e información…. Consumo de la propia existencia a través de los mass media” (Lipovetsky, 1996: 10).

Hoy día, existe una volcada necesidad por digitalizar la esencia humana, involucrando, tal vez involuntariamente, el entorno inmediato y posible como el hogar, el trabajo, la escuela, el ocio, el burocratismo, etcétera. Ello, es un proceso de interacción simbólica, estructural, funcionalista y abundantemente subjetiva.

El ciberespacio, como tal, no es más que un medio, un canal de comunicación, principal activo en el establecimiento de las cibersociedades y es en las capacidades y necesidades de cada grupo que el mundo, o interfaz virtual, se vuelve adaptable, diseñable, amigable y posible. Pero dentro de este medio puede visualizarse el nacimiento o establecimiento de grupos sociales muy particulares que podemos capturar y clasificar por su esencia, ello en el marco de la utilización de internet como vía para su comunicación.


EL CIBEREMPIRISMO

La interacción que encontramos en las cibersociedades resulta ser una neo-versión o versión virtual del cara-a-cara y/o de mutua dependencia, pues es el propósito perseguido lo que les vincula a un camino común. Para demostrarlo, podemos analizar un grupo de interacción que publique en un foro en línea.

Comenzamos por definir el espacio propio de un foro encontrando en él la definición de una estructura, misma que, independientemente de la varianza en la cantidad de miembros afiliados, la organización se conserva de manera más o menos estable, ubicando así los componentes y status de cada uno de ellos: administradores del sitio, buscadores, moderadores, colaboradores, participantes y newbies.

Una característica que le será inherente a dicho grupo, que de igual forma puede repetirse de manera similar en otros grupos, es el propósito o función que desarrolla. Puesto que nuestro grupo de ejemplo es el perteneciente a un foro, podemos afirmar que su función es la de la producción de conocimiento. La acción que produce este grupo es la de compartir conocimientos, opiniones, dudas, etcétera y aportar respuestas, comentarios y opiniones que permiten enriquecer el grado de discusión sobre los tópicos tratados; de esta manera y a través de esta acción social es que se brinda el proceso de interacción social (Canclini, 2006).

Ahora bien, cuando los miembros de este grupo participan e interactúan entre sí, se apropian y aprehenden nuevos patrones de pensamiento, comprensión, evaluación y, sobre todo, de comunicación, mismos que constituirán la forma de convivencia al interior del grupo; estos suelen tipificarse como los rasgos que les definen como grupo y que les darán perspectiva como integrantes: el lenguaje, participación, la moralidad, la ideología, la apropiación de tecnología, las habilidades y competencias desarrolladas, son los componentes de su culturalidad, mismas que son aprendidas durante la socialización.

Asimismo, podemos encontrar dentro de este grupo una serie de distinciones que permiten tintar con poder algunos de los roles que juegan un papel en los espacios, pues, al ubicar los componentes de la estructura del grupo mencionábamos que existen administradores, moderadores, etcétera, mismos que poseen un grado de poder sobre los que se encuentran en status inferiores como los usuarios y novatos, quienes tendrán oportunidad de integrarse más invirtiendo tiempo, participaciones y conocimiento que le permitan ir creciendo jerárquicamente en cuanto se cumplan ciertas condiciones y la estructura lo permita.


CONCLUSIÓN

El ciberespacio nos brinda un canal de posibilidades infinitas en la creación de relaciones de dependencia social. La construcción de grupos y la adhesión de miembros que persiguen finalidades específicas dan origen a la reproducción de nuestro cotidiano a través de instrumentos electrónicos que nos posibilitan unirnos a nuestros pares, nuestros afines, nuestras hermandades en cualquier parte del mundo (Lévy, 2007). De allí que el mundo tome un nuevo redimensionamiento pues, es más fácil encontrarnos creciendo a la par de alguien al otro lado del Atlántico, del Pacífico o cualquier frontera geográfica y con quien nunca hemos estrechado la mano, que saber el nombre de nuestro vecino.

Quienes se incorporan al ciberespacio se vuelven ciberactores sociales, encuentran un espacio, a otros ciberactores y cibersocializan con ellos y con múltiples cibergrupos hasta lograr alcanzar un grado de pertenencia a uno u otro u otros grupos que le darán un ciberlugar, una ciberidentidad, una ciberconsciencia.



Referencias bibliográficas

Berger, Peter L. y Thomas Luckmann (1999). La construcción social de la realidad, Amorrortu, Buenos Aires.
Castells, Manuel (1999a). La era de la información: economía, sociedad y cultura. Tomo I: La sociedad en Red, Siglo XXI, México.
----- (1999b). La era de la información: economía, sociedad y cultura. Tomo III: El poder de la Identidad, Siglo XXI, México.
Foucault, Michell (1968). Las palabras y las cosas. Siglo XXI, México.
García Canclini, Nestor (2006). Diferentes, desiguales y desconectados. Gedisa, Barcelona.
Giddens, Anthony (1991). Modernidad e identidad del Yo. Península, Barcelona.
----- (1994). Consecuencias de la modernidad, Alianza, España.
----- (1999). La tercera vía. La renovación de la social democracia, Taurus, México.
Habermas, Jürgen (2002): Teoría de la acción comunicativa, I. Racionalidad de la acción y racionalización social. Taurus Humanidades, México.
Izuzquiza, Ignacio (1990). La sociedad sin hombres. Niklas Luhmann o la Teoría como escándalo. Anthropos, España.
Lipovetsky, Gilles (1996). La era del vacío. Anagrama, Barcelona.
Lévy, Pierre (2007). Cibercultura: la cultura de la sociedad digital. Anthropos, México.
Luhmann, Niklas (1998). Sistemas Sociales. Anthropos-UIA.

2 comentarios:

Manuel Hernández dijo...

Israel, tu reflexión sobre el ciberespacio y la cibercultura me pareció muy interesante, pero creo que falta reflexionar más sobre el papel que cumple "el ser humano" "la persona humana" en este esquema: alma, espíritu, razón, ética, valores.
¿dónde quedan estos referentes no sólo de relflexión moderna sino antigua, de las tradiciones filósficas y teológicas de muchos siglos?
En cierta manera la "reflexión" que se está dando acerca de la cibercultura y el ciberespacio es una "reflexión un tanto fácil", un tanto carente de profundidad, es como una delgada capa que cubre una realidad aun poco explicada.
La sociología debe ser la posibilitadora de una reflexión más reveladora de lo que ocurre detrás de todas estas "relaciones o realidades virtuales", yo no veo en estas realidades la posibilidad de hierofanía del individuo , mucho menos del "sujeto", es decir, la posibilidad de que el "sujeto consciente" se manifieste de manera indepèndiente y creadora, allí esta el inicio de la dominación y la explotación contemporánea, sino ¿de qué otra manera se puede entender la reflexión de Sartori en su libro Homo Videns?

alberto dijo...

Pues si, toda una cosmogonia esto del ciberespacio!!! Y resulta impresionante darte cuenta ke tienes mayor afinidad con personas ke viven al otro lado del atlantico, ke con tus vecinos, a poco no???!! Y resulta una maravilla ke hayamos creado estos medios de comunicacion y ke tengamos acceso a la informacion oportunamente desde muuuuchoos angulos en diferentes idiomas sin necesidad de desplazarnos fisicamente!!! Wooooow!!! "The media is the message"!!!!
Saludos!!