martes, 13 de abril de 2010

Un Mapa Cognitivo



Mi mapa cognitivo

Dr. José Alfredo Zavaleta Betancourt




*Si la verdad es una ficción, funciona...Por eso, no se está en lo cierto, no se dice la verdad ni se impone completamente. La “verdad” se produce y no se sabe con certeza tanto cuanto es aceptada por el interlocutor sino por una práctica no discursiva de éste, pero si se sabe que la procesa reflexivamente, discriminando el ruido del sentido. Es necesario pensar en las consecuencias de la genealogía y el constructivismo radical para la enseñanza...

*La comunicabilidad y la diferencia son procesos discursivos intercambiables en las lecturas selectivas de los discursos útiles

*Al leer el libro de Rorty “Forjar nuestro país” donde pide a los izquierdistas que sean patriotas estadounidenses pienso que es quien habla, ironiza y argumenta, al grado que quisiera decirle “Hey, basta, qué te has creído ¿En realidad sabes quién eres? ¿Te gustaría saber como te veo? Me parece que Rorty exagera su trostkismo que en sentido estricto, es un anticomunismo débil. Vuelvo a las letras del texto y el Rorty a quién busco para increpar ha desaparecido ¿Cómo ha sido posible que se haya producido semejante espejismo?

*Otro punto en el que Rorty me parece inconsecuente es el relativo a su expresión “malas lecturas” utilizado más de una vez en el texto “Desconstrucción y pragmatismo” en el que participan también Simon Critchley, Derrida y Laclau. ¿ Puede un ironista acusar a sus interlocutores de hacer malas lecturas”? Por otro lado, pienso que Rorty no está dispuesto a ir más allá de ciertas campañas que no reducen la desigualdad. El liberalismo rortyano y sus campañas contra la crueldad contribuyen muy poco a la lucha contra el neoliberalismo. Aunque no estoy muy seguro de catalogarlo como conservador tal como lo hace Samuel Arriarán, para mi es un liberal débil.

*Después de leer las parodias de Sokal, concluyo que es un niño juguetón y envidioso. En el juego es impulsivo, en la envidia ególatra. En el juego Sokal juega a ser el más listo del “bote pateado”, dice que ha descubierto a los que se escondieron para que él los buscara.
Por supuesto, no es un niño inocente: toca el bote para decir a los que llama postmodernos europeos “basta ya no juego, descansen todos en paz”. En el juego, Sokal es envidioso, pide un premio por su buena conducta, reclama prestigio y con él, dinero. Las parodias pueden interpretarse como un razonamiento que dice “no es justo, yo no tengo negocio, mientras que aquéllos venden todo”.
A Sokal le aterra la fuerza de estos discursos, envidia la tienda francesa de libros y capitales culturales. Por estas razones, ensaya una empresa espiritista: reducir al silencio a los muertos franceses que aún torturan los cerebros de los vivos. En sentido estricto, piensa que los tenderos franceses han hecho un fraude con las mercancías científicas universales por lo que piensa que debe prohibirles a los europeos inspirarse en las ciencias naturales.
Una vez concedido a Sokal que todos esos autores nos han engañado con su conocimiento inexacto de las ciencias duras, tales como la matemática y la física, pregunto ¿Qué se sigue? La respuesta que tengo no es olvidar a quienes él considera postmodernos, aunque alguna vez hayan renegado de la etiqueta. Mi conclusión es menos normativa. Los “malos amigos” postmodernos, por lo menos Deleuze y Guattari, dicen muchas cosas que me sirven para imaginarme una sociedad nacional y mundial distinta a la producida por el neoliberalismo.
En el fondo, el juego policiaco, higiénico, purgante que Sokal se propone, nos produjo a los latinoamericanos -por efecto perverso- unos autores postmodernos europeos más fuertes. Al respecto, ¿Por qué diablos no “desnudó” a Foucault?. Precaución, simple precaución. La empresa que anima está siempre a la defensiva. En el caso hipotético que decidiera atacar a Foucault... La tribu foucaultiana en la cual estoy afiliado- es más fuerte y “salvaje” que las tribus “postmodernas”. Me gustaría presenciar una escena de ese tipo: Sokal dando más explicaciones...mientras los foucaultianos...

*En el momento en que Wallerstein produce insumos discursivos para cerrar el “ciclo negro” del sistema mundial capitalista, ficciona “efectos de verdad”. En esta “utopística” hay algo así como una reedición de la teoría del derrumbe pero presentada con la premisa del sujeto antisistémico. Oj-alá que Wallerstein asustara un poco a los ciudadanos plenos de capitalandia o la isla del tesoro.


*Es interesante describir a los discursos sociológicos como una sociedad o una federación de tribus. Los continuos retornos a los “clásicos” son como ir al panteón a llevar flores, limpiar las tumbas e incluso profanarlas para utilizar uno que otro hueso. Los giros discursivos, son como acuerdos de clubes, fiestas exclusivas que funcionan como espacio de alianzas. En tales circunstancias los clásicos y los contemporáneos serían nuestros legisladores y gobernantes. Así, en la sociedad de los sociólogos vivientes habría intelectuales pop y lumpeintelectuales.

*El mejor de los libros sobre la desigualdad global debería llamarse “las personas y las cosas” pero quizá, allende los discursos de la alienación, el desencantamiento del mundo e incluso el nihilismo, debería hablar –si es que vale este barbarismo- acerca de cómo las personas desean las cosas en lugar de fabricarlas y vendérselas así mismas.

*Una maqueta o boceto de una nuevo discurso necesita recuperar la idea de los sistemas y para analizar sus interpenetraciones es necesario que sean tematizadas como reducciones de complejidad y sentido, tanto como distorsiones o patologías para el entorno ¿Es posible un discurso a partir de las disonancias discursivas de Foucault, Rorty, Habermas y Luhmann? Es preciso recuperar esa línea de reflexión.

*La desigualdad y sus efectos deben ser prioritarios si se pretende construir un discurso sociológico.

*Es necesario pincelar con los colores de las resistencias microfísicas y micropolíticas, las autoproducción del sujeto como preocupación de sí ironista, la sociedad civil diferenciada e integrada y la esfera pública como tematización de asuntos filtrados por los movimientos, tanto como con el color ocre de las irritaciones al sistema producidas por éstos.

*La problematización del poder en el contexto global requiere por lo menos una recuperación de la idea de Gadamer acerca del poder del discurso crítico y las ideas de Michels y Melucci relativas a las contraélites.

*Es posible describir la construcción y autoproducción de los sujetos “indisociales” mediante una observación cuyo ángulo especifique qué significa que los hombres no son parte de la sociedad –esa dorada fórmula de Luhmann- con base en las ideas estructuralfuncionalistas de Parsons y las ideas postestructuralistas de Foucault, Deleuze, Guattari, Derrida. Una foto de la subjetividad fragmentada puede ayudarnos a entender cómo es posible un sujeto efectivamente móvil en la sociedad –incluso la idea de la movilidad social como piso- y en los discursos dentro de los campos del sentido. Por ejemplo, pienso en un sujeto que sea competente para integrar tanto como para dinamitar los sistemas, si es preciso, asimismo en un sujeto que pueda pensar desde el sistema o desde la sociedad civil o la esfera pública sin ser considerado enemigo.

*Los riesgos descritos por Giddens en su texto “Las consecuencias de la modernidad” son para América Latina procesos estructurales. En esta región, la desigualdad, el autoritarismo, la destrucción ecológica y las guerras civiles son parte de la vida diaria de nuestras sociedades.

*Las ideas de Peter Wagner sobre la modernidad liberal restringida y radical son un excelente piso para presentar los ciclos de los discursos clásicos y contemporáneos de la sociología. Por ejemplo, las ideas de Durkheim y Weber pueden ubicarse en las sociedades nacionales, mientras que las obras de Habermas, Luhmann y los autores postmodernos como Deleuze pueden ser ubicadas en las sociedad mundial o global.

*En la actualidad se estructuran dos tipos de sociedades estelares, una sociedad de la acción, basada en el desempleo estructural y una sociedad de la “notificación” basada en la concentración de información y capitales. En ambos tipos de sociedad aparece el sujeto y la acción pero de forma diferente, pero en ninguna de las dos aparece la comunicación. La interrelación entre estos dos tipos de sociedades se produce en condiciones de urbanización acelerada, desigualdad, control geopolítico y negociaciones de soberanía.

*Las ideas de Wallerstein y Arrighi sobre el ciclo terminal del sistema mundial capitalista y sobre la posibilidad de un nuevo sistema mundial son un piso frágil sobre el que tendremos que construir una serie de alternativas locales y globales a la desigualdad, el autoritarismo, el armamentismo y las catástrofes ecológicas.

*La idea de Deleuze acerca de las sociedades de “no-soberanía” debe problematizarse mediante un análisis del intercambio de créditos emergentes de los organismos financieros a los estados nacionales a cambio de disciplina económica y concesiones geopolíticas.

*La descripción de las interacciones de los restos de la sociedad nacional y la estructuración de la sociedad global puede iniciar con las observaciones de Castells, Wallerstein y Beck. Al respecto, no hay que exagerar la debilidad de los estados nacionales sino explicar sus nuevas funciones, no hay que exagerar la expansión de la sociedad mundial sino señalar sus límites y contradicciones.
La polarización está produciendo redes de grupos que tienden a la reducción de la sociedad nacional en camino de una refeudalización de la sociedad global. La desaparición del estado y la sociedad nacional quizá no se de nunca y se produzca por el contrario una serie de redes de grupos y estratos comunicados virtualmente. El problema será la concentración de los capitales, tecnología, información y violencia. Para un análisis de este punto es necesario recuperar las ideas de Ecco sobre la nueva sociedad medieval y el ensayo de Constanza sobre la sociedad del futuro.

*En la actualidad tenemos una alternativa: o insistimos en la especialización y la hibridación que resguarde las fronteras entre nuestras discursos sociales o intentamos crear un nuevo discurso con los restos de la arqueología, la hermeneútica, la descontrucción, la descripción sistémica, la ecosofía y la teoría de la acción comunicativa.
En este punto ha sido Peter Wagner quien ha señalado la ruta. La idea de la modernidad como “dual”-o mejor dicho, mirada dualmente- basada en el control y la libertad permite edificar sobre los discursos unilaterales de nuestros contemporáneos europeos. Un nuevo discurso puede estructurarse a partir de una perspectiva global que incluya distintas regiones desde las cuales pueda observarse localmente el sistema social. Imagino que esta perspectiva podría ser policéntrica y así complementar la perspectiva de un sujeto móvil en el discurso y en las prácticas políticas. Una descripción de este tipo cerraría el ciclo del deshielo...nos presentaría, más allá de las resonancias de la guerra fría una sociedad mundial o global donde es necesario el control y el contracontrol, la libertad y la vigilancia de la libertad.

*Los sociólogos creativos deben buscar en aquéllos enunciados clásicos y contemporáneos que dicen que deberíamos hacer o bien que no deberíamos intentar algunas cosas. Por ejemplo, si Durkheim sostenía la necesidad de un tipo de disciplina que solucionara la anomia producida por la especialización científica, si Nietzsche proponía una agenda para una nueva ciencia alegre, Michel Foucault tomó de ellos las demandas y las satisfizo mediante la arqueología y la genealogía.

*Durkheim y Weber no se conocieron pero ambos tomaron distancia del materialismo histórico sin referir directamente a Marx ¿Por qué razón callaron? Por cierto, en la “División social del trabajo” Durkheim cita a un tal Weber, pero es fisiólogo. Para la distancia sociológica del “materialismo histórico” ver “La formas elementales de la vida religiosa” y “Ensayos de metodología” de estos autores.

*Una desconstrucción de la sociología de Durkheim produce la fenomenología, el interaccionismo y la teoría del conflicto, incluida la teoría crítica y el psicoanálisis.

*Para despedirse de la metafísica Weber invoca negativamente a Nietzche cuando define al poder como un concepto sociológicamente “amorfo”. Para despedirse de la metafísica Michel Foucault toma la palabra a Weber e inicia una investigación en la cual juegan un papel los impulsos positivos de Durkheim y Horkheimer.

*Michels es a Melucci lo que Michel Foucault a Pierre Bordieu: mientras que Michels analiza las élites socialdemocráticas, Melucci observa los aparatos de los movimientos sociales.

*Es paradójico, pero Habermas está más de acuerdo con Durkheim que con Adorno, Foucault se ubica en una posición inversa.

*Uno de los principales problemas de la sociedad global es el nacionalismo global. Al respecto, Martha C. Nausbamm ha sostenido una posición débil frente a Richard Rorty. Prefiriría hablar de una sociedad abierta y tolerante antes de un patriotismo cosmopolita contra un patriotismo conservador. ¿Qué lugar ocuparía la libertad de tránsito y trabajo en la sociedad global?

*Helmut Dubiel tiene razón cuando sostiene que la teoría crítica no tiene futuro sin una recuperación del postestructuralismo. ¿En verdad ignora a dónde conducen los trabajos de Deleuze y Guattari?

*Ahora que seré investigador, comienza mi aventura como decontructor y artista...pronto, los discursos sociológicos van a derrumbarse. Me imagino como un cantautor que modula y hace gárgaras para aclarar la voz antes de una presentación. Un discurso sociológico móvil, quizá molecular –como lo biología actual del genoma humano- puede sustituir a las sociologías simples que han existido hasta ahora.

*El discurso sociológico viejo es simple: apenas y tematiza uno que otro asunto de la biosociedad o “genos social” de acuerdo a Morin. Las prácticas más importantes de la vida tales como nacer, comer, dormir, cojer, cagar, descansar, divertirse, jugar, agredir, despreciar, ignorar, mentir, corromper, traicionar, etc., apenas y son analizadas por ésta. Algunos objetos de la nueva sociología “glocal” podrían ser la sociedad, las fronteras internas y externas de la sociedad abierta, las constelaciones de “genesos”, los “genesos indisociales”, etc. Al respecto, la mayoría de las investigaciones han sido orientadas a temas como pagar, comprar, mandar, obedecer, enseñar, aprender, integrar, desintegrar, todos esos temas que posibilita una perspectiva simple de leyes e incluso regularidades sociales.

*Es necesario reflexionar en la arquitectura social y el “integrón” de Morin para problematizar las interpenetraciones de los sistemas en un discurso que ubique en el sistema societal –nacional o global- las prácticas locales que reúnan a la vida y a la sociedad mediante un complemento de la “soldadura epistemológica” que propone Morín.

*Nunca he pensado en confesar mis verdaderas preferencias teóricas pero deberían leer más a Helmut Dubiel. Pienso que no queda más que la ruta postmoderna y crítica. Una especie de reencanto sin ilusiones o algo así como lo que Giddens llama el realismo utópico.

*Un punto de partida teórico no es un fundamento sino un corte en el flujo de la “indisociedad”. A diferencia de nuestro nacimiento, la perspectiva para mirar, ver u observar nuestro mundo es una elección personal. Para una nueva “sociología” –quiero decir mi perspectiva- me parece que sería interesante analizar “el miedo, el deseo y el poder” como “la trinidad” que soporta una perspectiva.
Deleuze, Guattari y Foucault han investigado “la voluntad de poder” nietzscheana, unos el deseo y otro el poder, por separado, sin salir de la metafísica. Es necesario ir al Zaratustra y a Mil mesetas para analizar los “impulsos básicos” según Deleuze y Guattari.
Al respecto, cuando Deleuze y Guattari describen al deseo como revolucionario, como flujos que producen realidades sujetas a la ley piensan en la centralidad societal del deseo, lo mismo Foucault cuando presenta al poder como el piso de la ley, defiende su centralidad. Ambos tematizan los dos componentes básicos de la voluntad de poder nietzscheana, pero al desplegar sus deseos y fuerzas, el deseo y el poder no encuentran fundamento sino en si mismos. ¿ cómo nace el deseo y el poder de la realidad que producen ya sean sujetos o saberes? Nietzsche sostenía que el temor era un sentimiento innato que producía el pecado y la virtud original. Quizá Carlos Castaneda tenga un paso delante de éste. En el momento que dice –según las enseñanzas de Don Juan- que soñamos nuestros deseos y nuestros temores, considera dos impulsos vitales básicos.
En esa lógica, Deleuze y Guattari –montados en Nietzsche y Castaneda- sostienen que las líneas molares y moleculares que segmentan a los individuos y las sociedades producen riesgos tales como el miedo, el poder, la claridad y el hastío. Entonces, si el miedo, el poder, el deseo producen realidades –incluidos ellos mismos en esa realidad- la sociedad se produce así misma, mediante la multiplicación rizomática de sus líneas y sus riesgos. Esta autopoiesis puede visualizarse no sólo en cada cierre operativo de los sistemas de comunicación –esas líneas que operan como máquinas con oposiciones binarias-sino en cada nacimiento -en sentido genérico cada instante de la vida es cada uno de los incesantes nacimientos de cuerpos ya preconstruidos por los miedos, los poderes y los deseos paternos, pasivos o activos.
De la misma forma que Marx decía -citando a Aristóteles- que el origen de la vida debería buscarse en el padre, “no resulta difícil decir al individuo...has sido engendrado por un padre y una madre, eres obra del emparejamiento de dos seres humanos y es, por tanto, la procreación entre ellos lo que ha hecho nacer en ti a un hombre”. En el padre y en la madre deberíamos buscar la emergencia de la “indisociedad”. Para tal efecto, podemos imaginar que nuestro nacimiento, deseado o accidental, es un lance inconveniente o un agenciamiento en la guerra para la muerte o un barco en el océano inmenso. Los hombres nacemos cuando otros mueren y si los individuos desaparecen mientras la especie pervive -como dice Marx- la especie sólo es el efecto de conjunto abierto de los nuevos individuos que nacen incesantemente. La vida es una máquina. El genoma no es “un cuerpo sin órganos” sino por el contrario, un paquete de información biopsicosocial. Allí puede tener sentido la idea de Morin que dice algo así como “la sociedad está separada de la vida. La antropología y la sociología deben recuperar el paradigma perdido”. ¿Acaso no la sociedad renace en cada nacimiento y en cada muerte individual antes de institucionalizarse en cada acción y en cada comunicación de los que permanecen? Cuáles son las consecuencias sociales de la cartografía del genoma?

*Cioran me recuerda una anécdota atribuida en alguna ocasión por mi amigo Luciano a Diógenes de Sínope: cuando le preguntaron a éste ¿Cuál es la diferencia entre la vida y la muerte? Diógenes respondió: ninguna. Entonces ¿Por qué no te matas? le espetaron. Porque es lo mismo-respondió. Así, Cioran lamenta haber nacido, pero dice que suicidarse no vale la pena porque no remedia nada.

*Morin nos propone una nueva ciencia compleja bioantroposocial. En lugar de instituirla ha querido desarrollarla. Por eso –aunque lo niegue- ha pretendido ser algo más que el Juan que la anuncia, sin embargo, sus investigaciones complejas lo han conducido a un discurso abstracto. En el paradigma perdido sostiene que “la vida parece ignorar la...sociedad....el hombre parece ignorar la vida” y que por eso hay que soldar las relaciones hombre naturaleza y animal- hombre para crear “los cimientos de la antropología”, o bien de una sociología futura que “debe ser ante todo una ciencia natural, en el sentido de que debe enfocar la sociedad como lo que es en realidad, un modo de organización muy extendido, bajo formas en extremo diversificadas, en el mundo vivo”.
En El Método II La vida de la vida Morín desarrolla la idea del “genos social” una ingeniosa fórmula que desconoce la reconstrucción completa del genoma humano. Morin reinstala a la vida social en la vida bajo la formula “la sociedad debe entrar en la naturaleza mientras que la naturaleza debe entrar en la sociedad”. De esa forma presenta a la sociedad como una red compleja de interacciones entre individuos y grupos con la capacidad de la autoorganización. Para Morin “la memoria y la comunicación disponen de un lenguaje que posee la misma estructura que el código genético”. En tales circunstancias, Morin persigue lo que Marx vaticinó como programa futuro cuando dice “las ciencias naturales se convertirán con el tiempo en la ciencia del hombre, del mismo modo que la ciencia del hombre englobará las ciencias naturales y sólo habrá, entonces una ciencia”.

*Los argumentos acerca de la “construcción del sujeto” y “dualidad de la estructura” son obscuros. El argumento que dice: el sujeto es construido y al mismo tiempo construye, me parece vago. Asimismo, el otro argumento que sostiene que las estructuras son duales puesto que constriñen y permiten al mismo tiempo es un indescriptible enredo ¿“las estructuras” constriñen y permiten? Me parece mas aceptable el lenguaje de Wagner que dice acción y control, libertad y sujeción ¿No le parece Lord Giddens?

*A pesar de los halagos de Perry Anderson a Frederic Jameson en Los orígenes de la postmodernidad –por cierto un título metafísico- Jameson ataca en El postmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado sólo el lado “conservador” del postmodernismo en la teoría social y política que tiene a la mano: el lamento de Bell y la neurosis contingente de Foucault. Al referirse a la cultura y la economía, Jameson iguala el neoliberalismo con el postmodernismo e incluye a la teoría social y política postmoderna dentro de su hipótesis del postmodernismo como un “patrón cultural” que expresa la hegemonía norteamericana; sin embargo, Jameson a) ultrageneraliza su hipótesis para las relaciones entre al economía y la cultura para los discursos científicos reduciendo lo simbólico a una mercancía común y corriente, b) distorsiona los intereses de Foucault y algunas de las corrientes “postmodernas” en la teoría social que “denuncian” o “estigmatizan” mediante una serie de discursos y prácticas semejantes a las que propone como una política cultural deseable basada en la construcción de mapas cognitivos globales.

*Klaus Von Beyme presenta a Frederic Jameson como “el maestro de la síntesis entre postmodernismo y marxismo” para mí se trata de un estado de fascinación y perplejidad que le imposibilita decir algo como “me gustaría ser un marxista postmoderno”. Aún más para él es un “posmodernista de izquierdas ex marxista” para mí es un postmodernista converso que no quiere dejar de ser marxista.

*Por supuesto Los orígenes de la postmodernidad de Perry Anderson es un mapa cognitivo que territorializa los flujos discursivos postmodernos mediante el desenmascaramiento del etnocentrismo europeo. En este, Anderson registra la emergencia del discurso postmoderno en la literatura hispanoamericana en Onís –un amigo de Unamuno y Ortega- y delimita el alcance de los acontecimientos discursivos de la discusión postmoderna. Para él la discusión postmoderna puede ilustrarse con tres a acontecimientos discursivos, el libro de Lyotard, la conferencia de Habermas –por cierto –sin referencia entre sí- y la crítica de Jameson, pero básicamente Jameson habría llevado la discusión de la ciencia y el arte a la economía y la política. Al respecto, la crítica de Anderson a Habermas por considerar nuevos conservadores a los pensadores que se inscriben en la tradición que va de Bataille a Foucault es justa no sólo para aquél sino para el propio Jameson. Dice Anderson “cualesquiera que sean las críticas que se pueden hacer del linaje intelectual que desciende de Bataille a Foucault....ningún esfuerzo de imaginación permitirá describirlos como conservadores. A la inversa...acusarlos de ser vehículos de la postmodernidad es particularmente aberrante, puesto que se han encontrado entre sus críticos más feroces. Endilgarles la etiqueta de lo postmoderno a sus adversarios equivalía a oscurecer toda la cuestión”. Al respecto, en este texto persiste un juicio negativo global sobre el “conjunto” postmoderno, pero ya se acepta una serie discursiva “crítica” no comprometida con la “degradación” cultural” a la que se refiere Jameson.

*Agnes Heller comparte la idea del postmodernismo como un conjunto amorfo. Para ella es una “oleada generacional” –posterior a la existencialista y alienada- que “no es conservadora, ni revolucionaria ni progresista” sino todo lo contrario, es decir, que “el postmodernismo permite todo tipo de rebelión. Sin embargo, no hay un objetivo único para la rebelión integrada y colectiva. Todo vale puede ser interpretado como sigue: tú puedes rebelarte contra lo que quieras rebelarte, pero deja que yo me rebele contra esa cosa concreta contra lo que yo quiero rebelarme. O dicho de otra forma, déjame que no me rebele contra nada en absoluto porque me siento completamente tranquilo”. De acuerdo a Heller “el postmodernismo es una oleada en el seno de la cual son posibles todos los tipos de movimientos artísticos, políticos y culturales”. En una perspectiva distinta –para aquellos que piensan que los esposos piensan igual cuando se dedican a lo mismo- Ferenc Feher –el esposo- dice: si pero...a pesar de que los postmodernos son de linaje europeo nos traen un “simple pero convincente mensaje” minimalista y no-redentor de la política que excluye la perdida total de la libertad y la destrucción definitiva.

*Si de lo que se trataba era de una crítica positiva del “postmodernismo” como “totalidad” ,“tan raramente heterogénea”, que abarca “desde el punk rock hasta las metanarrativas, desde las historietas a Foucault” -no de filósofos particulares, sino de la “sensibilidad”, el “estilo de pensamiento”, el “estilo de cultura”- entonces bastaba con que Eagleton dijera: a) rechazo del postmodernismo su ambigüedad: a veces conservador, a veces revolucionario; a veces “enriquecimiento” a veces “evasión”; “políticamente opositor, pero económicamente cómplice”; pero siempre, “la ideología de una época histórica específica”: la de las sociedades capitalistas avanzadas; b) acepto del postmodernismo, su apertura de “nuevas y vitales cuestiones” tales como la politización del cuerpo, el género y la sexualidad, a condición de que no se deje de hablar de lo que yo considero básico: la “naturaleza humana”, la “clase”(sic), la “justicia” la, “biología”y la “pequeñoburguesía”; asimismo, acepto “el cuerpo rico de obras sobre racismo y etnicidad, sobre la paranoia del pensamiento idéntico, sobre los peligros de la totalidad y el temor a la otredad...será sin duda de considerable valor” si se opone al fascismo, si desarrolla una “teoría adecuada dela participación política” y una “ética fuerte”, es decir, si se constituye más en una “solución” que en “una parte final”.
Para esta crítica ultrageneralizante –exceso que no disipan las autocorrecciones del prefacio o una que otra aclaración montada en el texto- era innecesario juntar los leotardos con Lyotard o a Fonda con Foucault, mucho menos decir de este último que “los cuerpos son una manera de hablar acerca de los sujetos humanos sin volverse estúpidamente humanista, evitando esa sucia interioridad que hacía que Michel Foucault trepara las paredes”. Bastaba con que dijera qué rechaza o acepta del postmodernismo. En una posición distinta a la de Perry Anderson que piensa que Las ilusiones del postmodernismo de Terry Eagleton representa una “centelleante crítica”, “una disección tan eficaz y tan amplia” me parece que tal libro es un guiño al abuelo quien no disimula las risitas, una descarada salutación al abuelo Perry quien no gana un debate, ni contra Bovero, ni contra Bermann, ni con sus arietes, aunque es un ejemplo entre los nuestros. A propósito ¿Quién necesita de cucos y espantapájaros? ¿El postmodernismo, esa “totalidad...tan raramente heterogénea? Me gustaría escribir un ensayo titulado “Los cucos y los espantapájaros” que iniciara más o menos así: un fantasma recorre el mundo: el postmodernismo. Los cazafantasmas los matan...pero se llevan consigo el corazón...A pesar de todo -de las autorrestricciones y las vestiduras rasgadas- se trata de un simple “tiroteo”.

*En medio del “tiroteo” ¿qué diablos hago aquí, defendiendo a quienes rechazaron el postmodernismo en sus últimos trabajos? Para no cometer el exceso inverso de mis invitados diré: a) el rechazo de un argumento no es el rechazo de la obra ni del modelo ejemplar ni del paradigma; b) algunas de las propuestas teóricas y políticas de Foucault, Derrida, Deleuze y Guattari me parecen tan útiles como algunas de las socialistas. A propósito ¿Qué tipo de revolución sería deseable, posible y permanente?

*¿Qué sentido tiene un desmontaje del postestructuralismo del postmodernismo? Ninguno. Dejar el postmodernismo como un sinónimo del neoliberalismo me parece una mala jugada. En su sentido de inflexión ¿No valdría reconocer un dejo radical en el postmodernismo de algunos postestructuralistas franceses? Obviamente, hablo de Foucault, Deleuze y Guattari.

*Peter Wagner termina Sociología de la Modernidad con una pregunta “¿Cómo podremos, por otro lado, crear las condiciones para vivir en paz nuestras concepciones de una vida recta y ordenada?” Esta interrogante encierra el telón de fondo de su excelente crítica positiva a los discursos postmodernos que no se percatan de “la ambigüedad de la modernidad” constituida por la libertad y la sujeción, la acción y el control.
La crítica positiva de Wagner es la más seria de todas las que he leído. Para él, “la mayoría los postmodernos no critican la modernidad como debieran”, por eso, sus oportunos discursos acerca del fin de la sociología, la modernidad y el sujeto -caracterizados por la “arrogancia y en algunas ocasiones, el aturdimiento”- han sido incapaces de a) mantener abiertas las preguntas que han abierto sobre la modernidad, b) percatarse que lo que termina es la modernidad organizada, c) superar las deficiencias empíricas que les imposibilitan analizar las paradojas de la autocreación individual y la necesidad de instituciones para salvaguardarlas.
Por el contrario, Wagner piensa que los discursos postmodernos son imprescindibles para analizar histórica y empíricamente las transformaciones actuales. Para Peter Wagner los postmodernos –con todo y sus exageraciones- le dan al clavo o -para decirlo de otra manera- “rascan donde pica”. Así, el programa postmoderno diría: no conocimientos idóneos para las reformas sino información; no tecnoburocracia sino un simulacro de actividades; no inclusión sino exclusión de los sistemas. Para Wagner el postmodernismo acierta en sus críticas a los aprioris de la sociología moderna: la comprensión, la integración y la acción racional. En esa medida, piensa que los dos argumentos básicos de los discursos postmodernos son correctos. Por un lado, aquel de la oposición a una teoría anacrónica incapaz de describir la nueva modernidad y por otro lado, la emergencia de nuevas instituciones, aunque “no tanto a causa de la exactitud de los conceptos...cuanto más bien en lo concerniente a una sensibilización”.

*Von Beyme describe a los discursos postmodernos como producidos en diferentes contextos lejos de un grupo coherente que constituya un paradigma. Para él “la mayor parte de las ciencias sociales no se ha ocupado” de ellos, por el contrario “se ha tendido a evitar el debate” salvo en algunas excepciones como Wellmer. De acuerdo a su libro La teoría política del siglo XX. De la modernidad a la postmodernidad la diferencia entre los discursos postmodernos y los modernos es que los postmodernos han estetizado la política, mientras que los modernos aceptaron el control. Según Beyme el programa postmoderno habría atacado a) a la ciencia como dominación, b) al poder, c) a la revolución. Por esa razón, los postmodernos a) piden jugar en paz y reivindican el disenso sin el reconocimiento de coacciones discursivas universales, b) ignoran “las relaciones de intercambio en una sociedad política”, c) sustituyen la revolución por la actividad autocreadora.

*Para una variación del intento de Best y Kellner de una arqueología de la postmodernidad valdría la pena considerar las líneas gruesas de la propuesta foucaultiana. Así, podría describirse el proceso mediante el cual la postmodernidad es construida como un objeto de conocimiento mediante modalidades discursivas que posibilitan, asimismo, ciertos saberes. Imagino que si la postmodernidad no estaba “en germen” en las primeras obras de los postmodernos, las críticas a éstos contribuyeron a su configuración. Hay dos situaciones que me parecen han sido propicias para los discursos postmodernos. Por un lado, la crítica errónea reducida al silencio de quienes los catalogaron como jóvenes conservadores y por otro lado, la perplejidad de ellos mismos cuando se percataron que habían ido demasiado lejos en el discurso sin una autorreflexión de los límites de sus convicciones.

*Pablo González Casanova piensa que la construcción de un nuevo paradigma para las ciencias sociales latinoamericanas depende de una acumulación teórica que recupere el marxismo, el estructuralfuncionalismo junto al postmodernismo, el constructivismo y lo que el llama las ciencias de la organización. Para tal efecto, recomienda “el rigor” contra “la volubilidad” en la medida en que piensa que el trabajo puede ser básicamente conceptual. Al respecto, la acumulación tienen que ser selectiva y señalar qué del postmodernismo “radical puede recuperarse para explicar la especificidad de la sociedad mexicana y las sociedades latinoamericanas.
*Best y Kellner han propuesto una reconstrucción de la teoría crítica con algunas contribuciones del postmodernismo.
Para ellos “este proyecto necesita el tipo de visión e imaginación dialéctica que caracteriza a lo mejor de la teoría crítica” para una recuperación crítica del postmodernismo. En esa perspectiva, sostienen que el postmodernismo, a) abandona la herencia de la modernidad, la democracia y la teoría social, b) no explica la interrelación de las dimensiones de la modernidad, reduciendo sus temas a una dimensión cultural o lingüística c) no explica la ruptura entre modernidad y postmodernidad, d) carece de una perspectiva sobre la agencia y la intersubjetividad, e) no ha formulado una teoría adecuada de la degradación de la sociedad.
Por el contrario, proponen a) recuperar la teoría crítica como tradición, b) construir una teoría que atienda a múltiples dimensiones sociales c) explicar la ruptura entre la modernidad y la postmodernidad, d) desarrollar una teoría del potencial transformador de la agencia, d) construir una teoría social transdisciplinaria atenta a los riesgos o patologías de la sociedad moderna.
Best y Kellner se imaginan un diálogo imaginario entre los críticos y los postmodernos bajo su arbitraje. Así –según mi reconstrucción-

-Habermas: la expansión de la acción comunicativa es una contribución progresiva de la modernidad
-Lyotard: Eso es idealizar la noción de consenso la cual puede ser utilizada para legitimar la manipulación y la intolerancia a las diferencias
-Rorty: La situación ideal de habla es un producto del universalismo
-Best y Kellner: Depende del contexto, a veces el consenso, a veces el disenso; al contrario de un universalismo fundado en el lenguaje deberíamos defender un contextualismo universalizante que presente, por ejemplo, a los derechos humanos como el producto histórico de las luchas por su reconocimiento.

*Una vez que Víctor Andrade me facilitó copias de los libros de Jameson y Harvey. “Teoría de la postmodernidad” y “La condición de la postmodernidad” me pica la idea de escribir un ensayo que se titule “El espejismo de Jameson y Harvey”. Los textos me parecen familiares. Para mi se trata de una perspectiva que ensayo hace tiempo, más o menos contemporáneamente; sin embargo, pienso que la lectura del postmodernismo que han desarrollado éstos –como condición histórica más que conjunto de ideas- ha ido demasiado lejos para recuperar efectivamente los elementos positivos del discurso postmoderno. Quizá por que son, uno literato y otro geógrafo, es que la dimensión política es vista como una guethización de las luchas por el reconocimiento de las diferencias que según Harvey “se niega a enfrentar las realidades de la economía política y las circunstancias del poder global”¿Habrán leído bien el sentido de la micropolítica?. Al respecto, Jameson y Harvey –con sus diferencias de enfoque- pretenden: a) contextualizar el discurso postmoderno en el capitalismo tardío mediante “nexos” entre la economía capitalista tardía y la cultura postmoderna, b) una vez establecido el nexo, hablan de las similitudes de flexibilidades del capitalismo y la cultura postmoderna: “el sistema económico y la estructura de sentimiento cultural cristalizan”, c) entierran el postmodernismo y revitalizan el proyecto ilustrado; sin embargo, Jameson y Harvey utilizan para tal efecto una teoría del reflejo anacrónica y una teoría económica regulacionista que no atiende a las sobredeterminaciones, mucho menos a la diferenciación y autonomía de lo cultural, b) no reflexionan sobre la interpenetración de lo económico y lo cultural para problematizar el problema de la política, particularmente d ela ciudadanía, c) al reestablecer la totalidad del pensamiento no dan el paso para describir o bocetar el proyecto político que podríamos construir en las actuales condiciones, tampoco nos dicen cómo piensan recuperar las propuestas políticas postmodernas dentro de ese proyecto de reconstrucción del materialismo histórico “para desplegarse en función de objetivos radicales y, por lo tanto, ser considerado como parte de un impulso fundamental hacia una política más liberadora”.

*Sobre el listado de Harvey...

*Me pregunto si Rifkin tenía necesidad de publicar un libro tan bofo y ligero como La era del acceso a tan pocos años de El fin del trabajo. Este collage de recortes periodísticos y textos postmodernos ha sido montado para sistematizar un conjunto de lugares comunes: que si estamos o no incluidos, que si experimentamos o no nuevas relaciones y fantasías en la nueva era, que si las ideas se venden mejor que las cosas, que si se está produciendo un nuevo tipo de ser humano, que si se está deteriorando el estado nacional, uf...El nuevo libro de Rifkin es como una cerveza lager, sin sabor y sin sentido.


*La escuela donde aun trabajo es una empresa tradicional...altamente improductiva, sujeta a un infame dispositivo de distribución de emplazamientos institucionales y prestigio. Allí los profesores no piensan...cantan y cuentan la historia “universal” de sus infamias.

*Al margen del psicologismo barato, ¿Por qué no relacionar la vida de los autores con sus discursos? La obra de los sociólogos es más interesante, pero ¿Es posible alguna causalidad entre ellas? ¿Es útil la idea de recursividad? Al respecto, pienso en los infortunios de Comte, en los oficios de Spencer, en la tragedia de Nietzche, en el parroquialismo de Tonnies, en el robo del reloj a Luhmann, incluso en esa historia del profesor traumado –que reprobaba de niño- que juega a ser el más listo de los profesores reprobadores, etc...

*Los sociólogos pop como el profesor que reprobaba cuando era alumno tienen un impulso tiránico compuesto de microfascismos. La mayoría de sus discursos orales –no escriben- evidencian un pensamiento perezoso. Usan los discursos críticos para territorializar a los alumnos, usan los discursos postestructuralistas para reproducir el conservadurismo. En sus manos los sociólogos críticos de la educación y de la comunicación, así como los radicales antiedípicos son una mala broma.

*A punto abandonar mi casa sociológica “dando un portazo”, medito las cosas que tuve que hacer para enfrentarme a ese hato de mediocres que alguna vez fueron mis profesores, por supuesto, sin darme clases. No puedo sino mirarlos como a extraños, pobres de espíritu y tamaño, toda una generación perdida que ahora sólo piensa en salvarse, abrazados al barco de los locos en que se ha transformado su miserable vida académica.

*Es posible describir la posibilidad de la revolución parcial y global para enfrentar la desigualdad de las sociedades actuales –tradicionales, “modernas”y global. Para tal efecto, es necesario partir de los datos sobre la desigualdad, las estrategias que la producen y los discursos y las prácticas que la denuncian. Una agenda para este tema puede ser los datos de los organismos internacionales y regionales, así como los discursos postestructuralistas sobre la revolución o las reformas radicales. Por supuesto, es necesario considerar las aportaciones de los socialdemócratas y los utópicos industriales.

*La escultura social producida por las revoluciones parciales y global necesita de materiales básicos como las posibilidades de cambio en los sistemas según Parsons Luhmann y Trostky, pero también las estrategias pequeñas de Veblen, Simmel, Foucault, Rorty, Deleuze, Guattari y Negri. Las modalidades de las revoluciones parciales y global ¿Deben atender a los espacios selváticos, rurales y urbanos? ¿Estas deben involucrar la personalidad y las instituciones? ¿Cómo sería posible una serie de revoluciones deseadas por los individuos? La violencia debe ser un instrumento de redistribución de condiciones de diálogo y bienes.

*La temporalidad descrita desde la actualidad puede suponer que el tiempo se cristaliza en el presente como Hegel o que es necesario amplificar la actualidad como los postmodernos o bien que es posible una temporalidad diferente como los socialistas. En el caso de la distinción entre sociedades “tradicionales y modernas” “rurales” e industriales” cabe la posibilidad de que los modernos que siempre seremos si nos juzgamos desde la actualidad digamos “la tradición forma parte de nosotros los modernos”, “la ruralidad es un espacio paralelo a la industrialización”, “la ruralidad debe industrializarse y la industria ruralizarse”. Así, me parece que una autodescripción desde el emplazamiento de cualquiera de los campos variará en razón inversa. Específicamente, pienso que la modernidad siempre es acompañada de la tradición, pero que ambas, en su incesante modulación desplazan los límites que existen entre ellas. En tales circunstancias, todas las etiquetas sobre los límites temporales de las sociedades modernas “postindustrial” “postmoderna” “del conocimiento” “informatizadas” son acaso una afán de novedades discursivas que producen fama editorial en su obsesión ultramoderna.

*Los mismos organismos internacionales describen la desigualdad que producen bajo consignas paradójicas de simulacro “por un mundo sin pobreza” y “crecimiento con equidad”.

*Una descripción semejante a la del cuerpo y su sombra como papeles intercambiables entre las tribus funcionalista, estructuralfuncionalista y sistémica respecto de la tribu crítica, postmoderna y postestructuralista de Habermas, Foucault, Deleuze, Guattari, Negri y Rorty.

*En el nuevo mundo globalizado ¿Es compatible la socialdemocracia europea de la “tercera vía” con la socialdemocracia latinoamericana antineoliberal que representa Ciro Gomes, Mangabeira y Castañeda por un lado, y Lagos, Chávez y Monreal, por el otro?

*En los debates sociológicos contemporáneos, no desde mi observatorio -donde hago discursos como si fueran esculturas y paisajes- los postmodernos son como los amigos indeseables, algo así como la roña. ¿Cuáles autores postmodernos son referidos en los distintos discursos de las matrices teóricosociales? ¿Por qué se delimitan las buenas amistades? Es posible ser amigo de los postmodernos radicales –incluso de Rorty- Deleuze, Guattari, ¿Hasta qué punto?, etc.

*Los llamados utópicos industriales como Gorz, Barho, Toffler y Jones ¿Dicen algo útil sobre cómo deseamos, imaginamos y construiremos una sociedad con crecimiento económico y una organización política paradisiaca y artística?

*La violencia es un “útil” a la mano para quienes imaginamos una sociedad como una obra de arte. Los discursos de Sorel, Lenin, Mao, Heller...

*La sociedad como una obra de arte puede ser parte de la ecosofía. ¿Puede comunicarse a dos muertos Marcuse y Guattari?

*¿Cuál fue el precio de las congruencias en las posiciones políticas? ¿Refutar un argumento o una idea es refutar toda la obra?

*Las ideas de Morin sobre al revolución y la libertad me parecen deudoras de las weberianas sobre la burocracia y el socialismo.

*Mediante una estrategia que dice más o menos: “decimos lo que Habermas no ha podido o incluso ha deshechado” Cohen y Arato en “Sociedad civil y Teoría política” pretenden haber reconstruido la categoría de la sociedad civil “mucho mejor que cualquier teoría anterior” pues, entre otras cosas, a) incluye a la familia para contradecir a Hegel y secundar a Frazer, b) incorpora la idea negativa de la sociedad civil desarrollada por Foucault –algo que solo existe para ellos- y la idea de diferenciación de Luhmann contra Luhmann, c) Para Cohen y Arato ¿matrimonio bicéfalo o cerebro dual? se trata de ubicarse “dentro del horizonte universalista de la teoría crítica en vez del relativista de la deconstrucción” para la “continuación reflexiva del estado benefactor” y de “la revolución democrática”.
Por un lado, es positivo que estos neoyorkinos se hayan acercado a filosofía hegeliana, la genealogía y la teoría de sistemas con una actitud distinta a la de Habermas. Asimismo, es muy positivo que la lectura de estas “estructuras analíticas” sea crítica; sin embargo, a) cometen un exceso de presentismo contra Hegel, pues sencillamente desanclan de su contexto histórico la tipología hegeliana mediante una retórica del hubiera. La familia en la sociedad contemporánea funciona como un recurso externo a la “sociedad civil”, ligado más al estado y la economía. La operación de Frazer se dirigió contra Habermas ¿Aplica para que las dos cabezas respondan tal crítica como si fuera una amenaza a la sociedad civil? ¿Se justifica por eso la ampliación de la sociedad civil? , b) tiran jabs a la sombra cuando se imaginan que Foucault suponía algo así como una idea negativa de la sociedad civil en lugar de interrogarse sobre la utilidad política del discurso genealógico para su empresa.
El juicio sobre la obra es parcialmente justa, lo sería completamente si dijeran: la obra de este autor es básicamente negativa, aunque hay elementos positivos que permitirían una dimensión estratégica para la sociedad civil tanto para su diferenciación, democratización e influencia. Al respecto, estoy de acuerdo en que hay puntos ciegos en la obra de Foucault que le imposibilitan una perspectiva positiva de los derechos y las resistencias –de eso me encargué en mis tesis académicas- pero ¿Por qué no asumir la integración estratégica de la sociedad civil como un reconocimiento de que necesariamente la integración comunicativa requiere de un componente instrumental o estratégico.
El caso de Luhmann es tratado de forma distinta. En lugar de la estigmatización de “anarquista típico” contra Foucault, recuperan de Luhmann la idea evolutiva de la diferenciación y la integración que aquél tomó de Spencer vía Parsons. Al respecto, la idea de sociedad civil gana tanto como ganaría recuperando su potencial estratégico, c) Por supuesto para Cohen y Arato se trata de hablar por los demás, por las víctimas a diferencia de Foucault quien incluso –socavó la legitimidad de su propio discurso y se negó a proponer un proyecto político. Aún más, los esposos, dicen que bien merecido tenían lo que les pasó a los socialistas e incluso llaman a renunciar la intención de “revivir cualquiera de esas utopías en su forma original” a cambio de la desobediencia civil.
En este caso, mi objeción se dirige a señalar que este discurso de la sociedad civil es un repliegue categorial que no debería descontar la participación y los procedimientos no legales. La categoría de sociedad civil estaría reconstruida si no incluyera esa teleología del estado benefactor y la democratización de la sociedad civil sin clase y revolución ¿quién se atreverá a señalar el desenlace de la sociedad global desigual?

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