Por: Néstor Mario Mendoza De Jesús, Sociólogo, Egresado de la UV
La hiperrealidad y el simulacro
El tema que aquí nos atañe es el del uso de las nuevas tecnologías en la educación, pero para poder realizar una debida crítica sobre las mismas es necesario plantear algunos postulados teóricos. Empecemos definiendo algunos conceptos básicos y de los cuales vamos a tratar, para ello vale la pena utilizar las nociones aportadas por el sociólogo francés Jean Baudrillard que en su obra Cultura y Simulacro nos habla a profundidad sobre la simulación y la noción de hiper-realidad. Baudrillard dice lo siguiente:
“Disimular es fingir no tener lo que se tiene. Simular es fingir lo que no se tiene.”[1]
Para que esto quede más claro, pongamos ejemplos de ambos. El compañero X llega a la escuela el sábado por la mañana con unas gafas oscuras, mascando chicle, recién bañado y oliendo a mucho perfume; si su desgana se hace evidente durmiéndose en las clases, es muy probable que X esté disimulando una cruda. El compañero X finge no tener algo que tiene (resaca), está disimulando.
Ejemplo de la simulación: el maestro pregunta en clase sobre el texto que encargó que se leyera. La compañera “Y” no leyó el texto, pero da una breve ojeada a la primera página de la antología, o a los subtítulos de cada apartado, y empieza a hablar sobre lo que cree que el autor piensa. “Y” finge tener lo que no tiene (la lectura misma), está simulando.
Ahora bien, hagamos un juicio radical, la era que nos tocó vivir es la de la simulación; y esto entraña una serie de problemas que nos afectan de modo profundo. Al afirmar que en esta época prevalecen los simulacros, estamos diciendo que se han perdido los referentes que sustentaban la realidad de las cosas, en todos aspectos y bajo cualquier circunstancia. Baudrillard lo expresa de esta forma:
“En este paso a un espacio cuya curvatura ya no es la de lo real, ni la de la verdad, la era de la simulación se abre, pues, con la liquidación de todos los referentes… no se trata ya de imitación ni de reiteración, incluso ni de parodia, sino de una suplantación de lo real por los signos de lo real, es decir, de una operación de disuasión de todo proceso real por su doble operativo… que ofrece todos los signos de lo real y… todas sus peripecias.”[2]
A este espacio que olvida todos los referentes que hacen que la verdad sea verdad, Baudrillard le llama con el nombre de hiper-realidad; los diversos simulacros que se suceden en la actualidad se producen en esta hiperrealidad, de tal modo que el simulacro pretende presentarse como lo real y, dado que en la sociedad hiper-real ya no existen referentes, el simulacro retoma el papel que le correspondía a la realidad en cuanto tal.
Para que esto quede bien claro, pongamos un ejemplo con todas las agravantes de lo sincero, y traigamos a cuentas la llamada “educación a distancia”. La palabra educación proviene del verbo latino ducere, que significa guiar o conducir; el “guiar” a alguien supone dos cosas, que este alguien no tenga una dirección bien definida y que otro más sea el que le acompañe para poder conducirlo. Esta es una definición clásica del término educación que tiene en cuenta los llamados referentes, los cuales son: el ser guiado, el que guía y el fin mismo de la educación que es el conocimiento.
Pero en la actualidad se pretende simular este proceso educativo con un eufemismo tan falso como rimbombante, la “educación a distancia”; esta propuesta educativa suplanta el fin de la educación misma, puesto que da prioridad en el acto educativo a la información y no al conocimiento; nadie duda de que en Internet se encuentren millones de libros, artículos, ensayos, y demás herramientas de bastante utilidad para el estudiante, pero una cosa es tener mucha información, y otra muy distinta, tener el conocimiento de las cosas.
Las nuevas tecnologías deben ser vistas siempre como medios de la educación, pero un medio no puede suplantar al guía en el proceso educativo, a riesgo de simular un proceso que no se puede llevar a cabo, puesto que la educación dependerá siempre de la interacción social como bien lo señala el constructivismo social. Vale la pena detenerse a analizar en qué consiste este constructivismo social:
Ex cursus
Constructivismo social y el proceso de enseñanza-aprendizaje
En líneas generales y sin entrar a discusiones profundas, podemos decir que el constructivismo es una teoría del aprendizaje que se basa en el supuesto de que los seres humanos construyen su propia concepción de la realidad y del mundo en que viven; así entendido, el constructivismo considera que el alumno no sólo recibe la información, sino que construye su propio conocimiento.
Son dos las principales líneas del llamado “constructivismo” como propuesta pedagógica; la propuesta clásica es la de Piaget, que podemos clasificar como la línea psicologísta del constructivismo; por otro lado, encontramos la obra de Lev Vygotski, el cual subraya el carácter social del conocimiento; esto dice el autor:
“El estudiar el pensamiento infantil aparte [separado] de la influencia de la instrucción, como lo hace Piaget, excluye una fuente de cambio muy importante e impide al investigador enfocar la cuestión de la interacción del desarrollo y la instrucción peculiares a cada nivel de edad. Nuestro propio enfoque se dirige hacia esta interacción.”[3]
La tesis central de Vygotski consiste en afirmar que el acto educativo se lleva a cabo a través de la interacción social, de allí la importancia de un guía que acompañe al alumno en “cada nivel de edad”, y allí entran todos los niveles de educación, desde preescolar hasta los postgrados. El constructivismo social resulta ser una propuesta pedagógica muy coherente con
Ahora bien, ¿qué pasaría si existiera una facultad de sociología “a distancia”? Pues sería lo que los escolásticos llamaban una contradictio in principium, es decir, una contradicción desde el principio puesto que ¿cómo puede haber educación si no se da la interacción real entre el educador y el educando? ¿y cómo se puede enseñar sociología sin contacto social entre alumno y maestro? ¿no es esto irónico y contradictorio?
La educación a distancia es un simulacro de educación que intenta suplantar la relación necesaria entre el alumno y el maestro con sesiones tutoriales a través de
¿Hacia donde va la propuesta educativa de
Para responder a esta pregunta es necesario especificar otra más: ¿De donde viene? A quienes nos tocó vivir el interesante y confuso cambio de la facultad de Sociología al MEIF, distinguíamos con cierta dificultad entre el “viejo” modelo y el “nuevo” modelo; ahora se pretende dar un paso más (un paso atrás, cabe señalar) y se empiezan a escuchar rumores sobre la educación a distancia y
Lo extraño de esto es que el cambio de paradigma educativo acaeció apenas tres generaciones y otras cuatro por concluir, y ahora se habla de una modificación total en el modo de enseñar sociología. Esto supone varias cosas, y en primera fila está la siguiente: que el MEIF no dio los resultados esperados, y por eso ahora se habla de un cambio de proyecto educativo.
También supone la gradual desaparición de la facultad de Sociología, cosa que se ha ido haciendo paulatinamente: empezamos por no contar con instalaciones propias, luego no teníamos (ni tenemos) un cuerpo administrativo propio de la facultad, ahora se dará el siguiente paso, eliminando por completo las clases presenciales y la figura del maestro, porque ahora serán “tutores”, hasta que después desaparezcan los pocos alumnos que queden en esta universidad virtual.
¿Cuál sería el perfil de un maestro virtual? Pues hasta la pregunta resulta necia, el perfil del maestro es el de inexistente, porque si decimos que maestro es el que sugiere cosas por Internet, cualquier cibernauta con MSN es un maestro. Es urgente subrayar la importancia del papel del maestro en la educación, y más aún en nuestra muy llagada facultad de sociología, en donde los contenidos teóricos andan por la calle de la amargura, y es allí donde entra la función del docente que es el guía del alumno, sobre todo en lo que respecta a la teoría social.
¿Cuál sería el perfil del alumno virtual? Antes de intentar responder esto, cabe una aclaración, ¿cómo se desenvuelven actualmente las clases en la facultad? Pues sucede algo más o menos así: el primer día, el docente presenta los contenidos de la materia y deja encargada una antología para leerla paulatinamente en las cinco sesiones restantes. La siguiente clase se cae en la cuenta que muchos alumnos no leyeron, y se realiza un resumen y una siguiente lectura. Para la tercera sesión, apenas se abordan los contenidos de la segunda, y a estas alturas el maestro opta por dejar menos carga de lectura, lo cual demerita en mucho los contenidos teóricos de las materias.
Ahora bien ¿Creen realmente que esto mejore dejando totalmente solo al alumno? Si de por si no se lee, y lo que se lee muchas veces no se comprende, surge entonces la pregunta: ¿realmente funcionará un sistema totalmente autodidacta, con meras asesorías virtuales? ¿no nos llevaría esto a la desaparición total de la facultad de sociología en la región Córdoba-Orizaba?
Pero aún está la pregunta: ¿Cómo sería el perfil de un estudiante virtual en Sociología? Pues sería el de un sociólogo espontáneo, cuyas tesis rayarían en el mero sentido común, y en el mejor de los casos con un trabajo sólido de campo, pero sin un marco teórico-metodológico que lo sustente como investigador de lo social.
Para cerrar de forma cíclica esta breve ponencia volvamos al autor con el que empezamos y con la misma noción del simulacro; Baudrillard utiliza el ejemplo de lo religioso para ejemplificar el cómo paulatinamente la imagen de Dios va sustituyendo a Dios mismo, según los textos sagrados, por supuesto. El proceso que acontece es el siguiente:
“Las fases sucesivas de la imagen serían estas:
-es el reflejo de una realidad profunda
-enmascara y desnaturaliza una realidad profunda
-enmascara la ausencia de una realidad profunda
-no tiene nada que ver con ningún tipo de realidad, es ya su propio y puro simulacro.”[4]
Analógicamente, podemos juzgar los modelos educativos propuestos por
Pero lo que sí se con certeza es que no podemos ni debemos doblar las manos y aceptar sin crítica los nuevos modelos que vengan a imponernos aquellos que no han vivido lo que es la facultad de Sociología en la región Córdoba Orizaba. Estamos hartos de ser considerados como alumnos de segunda, a los que les deben de bastar tutorías por computadora para obtener un título virtual, el cual, en el mejor de los casos terminará en la bandeja de correos no deseados.
Las nuevas tecnologías sólo deben de complementar las carencias de las clases presenciales, pero por ningún motivo deben de suplantarlas. Luchemos por un modelo educativo que fomente la interacción entre alumnos y maestros, puesto que así se construye el conocimiento, por un sistema que no separe a los alumnos de sus congéneres, pues esto imposibilita la socialización del conocimiento, e incluso, luchemos por un modelo que no separe a los docentes de los demás docentes, pues sólo a través de la interacción social se puede formar una facultad plural e interdisciplinar.
Esforcémonos hoy y cada día por hacer de Sociología una carrera crítica y comprometida, y no permitamos que los nuevos modelos conviertan a nuestra escuela en un simulacro de facultad. Gracias.
1 comentario:
La educación a distancia ha existido desde hace mucho tiempo en diversas modalidades. El Internet debe ser una herramienta, pero no el único medio para tranmitir el conocimiento, pues su uso no significa que la educación vaya a mejorar, puesto que lo único que se hace es reproducir la educación tradicional en medios electronicos. además que como dice castells, el uso de las nuevas tecnologías supone una demarcación más entre ricos y pobres.
Por otro lado, me da mucho gusto que hayas enviado tú ponencia. ojala puedas seguir participando. saludos.
Publicar un comentario