viernes, 19 de junio de 2009

ARTÍCULO sobre Relaciones Amorosas


De adioses y mejores tiempos
Por Luis Miguel Bernal

Porque a mi no me gusta perder Los papeles ni el sitio Ni escuchar disparates que van a sacarme de quicio […] ¿Por qué me voy a conformar si no lo necesito? El arte de decir que no De forma natural La ciencia del perfecto adiós Tajante y sin dudar Sin sentirme mal.
FANGORIA

Estos días he estado platicando mucho con mi amiga Olga, una mujer inteligente, sensible y madura con la que puedo hablar de todo. Esta vez debatíamos sobre el amor. Pareciera como si este tema jamás se pudiera agotar, y es que tiene tantos matices y tantas cosas para explorar y crecer que por ello es uno de los motores que mas enriquecen la vida. En alguna de nuestras pláticas recordamos nuestras relaciones. Algunas no han sido gratas, pero sí han sido enriquecedoras, porque hemos sacado provecho de ellas. No las vivimos por vivir, sino que vivimos, aprendemos y aprovechamos lo que esas historias dejan para no estancarnos. Creo que todos y todas conocemos personas que viven encadenadas a una relación que desgasta más de lo que aporta. Personas que saben que ya no hay futuros pero desperdician momentos que no vuelven, pero se empeñan en darle vueltas a situaciones que pueden evitarse con un adiós. Pero es cierto… cuánto cuesta decir adiós; tanto que parecería que se prefiere vivir añorando pasados que no regresarán, o aguantar maltratos, ofensas, discusiones eternas, celos, deslealtades, que sólo gastan tiempo de nuestras vidas. A veces se prefiere estar en círculos viciosos, que llorar, crear un duelo, seguir y crecer. Incluso han salido amigos o amigas de mi vida por alguna relación que no han sabido terminar a tiempo. Déjenme contarles el caso de Mayra, una mujer extraordinaria, que yo quería profundamente y admiraba otro tanto. Era inteligente, independiente, siempre luchando por un futuro mejor y ayudando a su familia. Ella comenzó una relación con un hombre llamado Joel que no quería del todo, pero que le brindaba comodidad emocional. Estuvo con él dos años de su vida, en los que le prohibió hablarme porque le daban celos (¿habría que recordarle que soy gay? ¿O habrá que explicarle los significados de amistad y darle un curso antimachista?). Ella lo permitió y me saludaba sólo si él no la veía. A lo largo de esa relación se fue quedando sola, perdió amigos, y vivió violencia física, psicológica y verbal. Dijo adiós varias veces, y siempre regresó. Hasta que no pudo más y, después de tanto miedo y dolor, hizo lo inevitable y sensato: decir adiós… y aguantó un par de meses y terminó casada con él.

Pero el miedo y los constantes cortes y regresos permiten crear círculos viciosos, o incluso círculos de violencia, donde se gestan los problemas, se estalla en golpes, pleitos, resentimientos, y se termina con jurar que todo cambiará, hay regalos, palabras bonitas, promesas, y se vuelve a empezar sólo para comenzar a vivirlo y cada vez más profundo. Porque también es cierto que hay situaciones en que se ha terminado una relación, pero no se acepta el adiós y se siguen creando vínculos con esa persona. Recuerdos, negación de la separación, autoengaños de poder regresar en un futuro, imposibilidad de crear un duelo que es un procesos que nos permitirá recuperarnos de las heridas, neutralizar los sentimientos y marcarnos nuevas pautas para poder relacionarnos, para tener lo que cada quien busca y merece. Recuerdo mucho una frase de Olga: “hay que ser egoístas con uno mismo ante el dolor”. Es cierto, al dolor no hay que temerle tanto y hay que vivirlo, sólo es un matiz más de vida. Pero tampoco hay que estacionarnos en él.


Acotémoslo, la vida es corta y puede ser tan bella o tétrica como cada quien lo decida. Es mejor decir adiós. Lo sé, no es fácil. Lo sé, es doloroso. Pero ¿vivir discutiendo, ofendiendo, celando, sufriendo o no teniendo las cosas claras, no duele más? ¿No duele más amar sin ser correspondido(a)? ¿Vivir esperando a alguien que ya no regresará no es robarnos vida? El adiós puede ser el comienzo. El inicio del encuentro con nosotros(as) mismos(as), un punto de partida hacia mejores relaciones. El amor no tiene porque doler, ni ser una pelea para mantener la unión con alguien. Inténtalo, atrévete a amar, a ser claro contigo mismo y buscar lo que es mejor para cada quien. Inténtalo, sí, pero tampoco eternamente.

Comentarios: luismtb_19@hotmail.com

Imagen tomada de: www.iesinfante.com/

1 comentario:

iCeballos dijo...

Pienso en un estudio muy interesante sobre el duelo, y no el duelo por los que dejaron la vida terrena, sino por los que en vida siguen atados sin poder enterrar a los que necesitan ser enterrados.
El libro se llama "la separación de los amantes" de Igor Caruso.

Excelente aportación al blog.