Por Sara Luz Enriquez Uscanga
Socióloga por la Universidad Veracruzana
¿Qué es la sociología de los derechos humanos? ¿Qué la diferencia de otras sociologías y qué de la práctica de los derechos humanos?
La Sociología de los Derechos Humanos es una subespecialidad de la Sociología del Derecho (de Marinis, 2008:7), también llamada Sociología Jurídica. La aproximación sociológica de análisis intenta dar cuenta del desarrollo socio-histórico de los DH, así como los problemas que acarrea llevarlos a la práctica, buscando las causas y las circunstancias por las cuales se protegen unos determinados derechos y explicando los contenidos ideológicos que implican. La Sociología de los Derechos Humanos en particular, problematiza desde una visión crítica, las complejidades y los conflictos que se encuentran tras los conceptos universales y las categorías abstractas basadas en los principios del individualismo y del subjetivismo, con los cuales se han construido, hasta ahora la Filosofía del Derecho (Fariñas, 1998:688).
La SDH ni justifica, ni eleva a valor normativo los hechos como sucede con la Filosofía del Derecho; además de criticar y desmitificar las fundamentaciones universales, abstractas, suprahistóricas, metafísicas y absolutas que simplifican los problemas y tensiones que existen al pretender fundamentarlos (Fariñas, 1998:689). En la juridificación del proceso de especificación, los DH, han ganado terreno en el reconocimiento jurídico de situaciones y necesidades fácticas diferentes y plurales desde el punto de vista cultural, social y biológico; la SDH analiza y reflexiona sobre los efectos controvertidos y paradójicos que el proceso de especificación implica (Fariñas, 1998:690). La idea de los DH ha representado el código de justicia del mundo moderno, pero es innegable la gran carga ideológica que existe detrás de esa idea; la SDH critica y profundiza en el análisis de la concepción general de la sociedad y del ser humano que prescribe ese código de justicia (Fariñas, 1998:693).
La construcción universalista, abstracta, eurocentrista y descontextualizada de los DH es, actualmente insuficiente para dar respuesta a las controversias planteadas por la crisis del paradigma de la modernidad (Fariñas, 1998:695); rota la racionalidad jurídica salen a flote la complejidad de las situaciones reales encarnadas en el pluralismo cultural. Apoyados en la SDH, es hora de contextualizar y reinterpretar los DH según las específicas identidades culturales y sociales que se han mantenido encubiertas por este modelo moderno que rechaza cualquier diferencia.
La Sociología de los Derechos Humanos es una subespecialidad de la Sociología del Derecho (de Marinis, 2008:7), también llamada Sociología Jurídica. La aproximación sociológica de análisis intenta dar cuenta del desarrollo socio-histórico de los DH, así como los problemas que acarrea llevarlos a la práctica, buscando las causas y las circunstancias por las cuales se protegen unos determinados derechos y explicando los contenidos ideológicos que implican. La Sociología de los Derechos Humanos en particular, problematiza desde una visión crítica, las complejidades y los conflictos que se encuentran tras los conceptos universales y las categorías abstractas basadas en los principios del individualismo y del subjetivismo, con los cuales se han construido, hasta ahora la Filosofía del Derecho (Fariñas, 1998:688).
La SDH ni justifica, ni eleva a valor normativo los hechos como sucede con la Filosofía del Derecho; además de criticar y desmitificar las fundamentaciones universales, abstractas, suprahistóricas, metafísicas y absolutas que simplifican los problemas y tensiones que existen al pretender fundamentarlos (Fariñas, 1998:689). En la juridificación del proceso de especificación, los DH, han ganado terreno en el reconocimiento jurídico de situaciones y necesidades fácticas diferentes y plurales desde el punto de vista cultural, social y biológico; la SDH analiza y reflexiona sobre los efectos controvertidos y paradójicos que el proceso de especificación implica (Fariñas, 1998:690). La idea de los DH ha representado el código de justicia del mundo moderno, pero es innegable la gran carga ideológica que existe detrás de esa idea; la SDH critica y profundiza en el análisis de la concepción general de la sociedad y del ser humano que prescribe ese código de justicia (Fariñas, 1998:693).
La construcción universalista, abstracta, eurocentrista y descontextualizada de los DH es, actualmente insuficiente para dar respuesta a las controversias planteadas por la crisis del paradigma de la modernidad (Fariñas, 1998:695); rota la racionalidad jurídica salen a flote la complejidad de las situaciones reales encarnadas en el pluralismo cultural. Apoyados en la SDH, es hora de contextualizar y reinterpretar los DH según las específicas identidades culturales y sociales que se han mantenido encubiertas por este modelo moderno que rechaza cualquier diferencia.
Defina el concepto de comunidad en los términos analizados en la materia. ¿Qué relevancia tiene este concepto para pensar contemporáneamente a los derechos humanos?
La comunidad imaginada es un lugar cálido, armonioso, donde nada necesita ser explicado ni criticado, todo el entendimiento esta dado, los lazos son fuertes, emotivos, sin pretensión alguna de daño, no existen los extraños, la comunidad es un espacio en el que podemos estar a salvo, seguros. Para Bauman, la comunidad imaginada es una cosa muy diferente a la comunidad realmente existente. ¿Quieres seguridad? Dame tu libertad. ¿Quieres entendimiento mutuo? No hables a extraños ni uses idiomas extranjeros. ¿Quieres confianza? No confíes en nadie fuera de tu comunidad. ¿Quieres seguridad? No dejes entrar a extraños y abstente de actuar de forma extraña y de tener extraños pensamientos. La comunidad entraña una importante contradicción entre seguridad y libertad (Bauman, 2003,11).
La comunidad real, esa que te pide renunciar a tu individualidad, a tu libertad, es auténtica cuando no existe motivo alguno para la reflexión, la crítica o la experimentación, puesto que es fiel a su naturaleza siendo distintiva existen “ellos” y “nosotros”; pequeña, la comunicación entre sus miembros es omniabarcante, densa y por ultimo autosuficiente, el aislamiento es completo. La comunidad es Homogénea (Bauman, 2003:18-19).
Los procesos de modernización son los que romperán las estructuras y relaciones internas de la comunidad. Una nueva forma de pensamiento rompe con el tejido social comunitario para imponer su racionalización. Los hábitos comunales fueron forzados a cambiar para entrar a la lógica de una nueva rutina gobernada por el trabajo. Siendo el acto fundacional del capitalismo, la separación entre la producción y el hogar; la comunidad es separada de sus fuentes de vida y es así como se rompen los lazos emocionales entre el trabajo y la familia. La modernidad acaba con el sentido de la comunidad; la desmorona, la desmantela, le quita sentido a su quehacer, acaba con sus bases materiales. (Bauman, 2003:37) Después de la Revolución Industrial, la Revolución Democrática en todos sus alcances introduce en un sentido moderno los Derechos Humanos como dispositivos institucionales, creando con esto verdaderos momentos de ruptura con respecto al orden antiguo. La Democracia Política y los Derechos Humanos, acabaron con las dimensiones políticas, sociales y culturales de la antigua comunidad (de Marinis, 2008:17).
La comunidad a través de los procesos modernizadores es transformada en Sociedad. Pero la modernidad sólo hace individuos libres a algunos y masa sometida a muchos. La pérdida de referencia comunal fue suplida por una ingeniería social que daría orden a la masa mediante el control y la gestión; la modernidad trae consigo contradicciones insalvables, como respuesta, los lazos sociales, esa común orientación cultural, ampliamente compartida por sus miembros y que es el fundamento de la identidad social, se disgrega. La comunidad no desapareció aplastada por la Sociedad tras el paso del capitalismo moderno, más bien, en sus intersticios, en sus márgenes o en el propio corazón de los procesos, constantemente se recrean relaciones comunitarias y lazos que se sustraen a cualquier otra lógica (Fistetti, 2004:8). Los Derechos Humanos que alguna vez crearon una ruptura importante en las dimensiones políticas, sociales y culturales de la comunidad, son ahora fuente de cohesión, de adhesión, de lucha, de identidad de nuevos conglomerados humanos con propósitos e intereses específicos. Las nuevas comunidades, ahora abanderadas por los Derechos Humanos, esperan que sus demandas sean contextualizadas, esto es, ubicarlas en una posición opuesta a una concepción racionalista de tipo metahistórico y transcultural, válidos sólo en abstracto, fuera de todo contexto histórico y cultural (Fistetti, 2004:160)
¿Qué es la globalización? ¿Cuáles han sido los principales fenómenos sociales que la identifican?
Nada es natural en la vida social; mucho menos un fenómeno tan complejo como la globalización; Giddens la define como la identificación de relaciones sociales mundiales que unen localidades distantes de tal modo que los acontecimientos locales están condicionados por eventos que ocurren a muchas millas de distancia y viceversa (Santos, 2003:167); Quijano explica que la globalización es una arena de conflictos por el control del poder, donde los ganadores son las fuerzas de la colonialidad y el capitalismo (Quijano, 2000:14). Es en ese permanente enfrentamiento donde los valores de los vencedores son producidos y reproducidos; la globalización como tal, es un proceso construido por decisiones políticas e intereses económicos y con una determinada carga ideológica.
Además que su proceso no ocurre de manera continua y estructurada, ni del mismo modo en las diferentes áreas de impacto; la globalización no es una, son muchas y ocurre de diferente manera, en distintos momentos y con distinta intensidad. Para Quijano, el fenómeno que más se destaca de este proceso es la re-concentración mundial del control de la autoridad pública a escala global. Los poderes hegemónicos aglutinados en el Bloque Imperial Mundial (BIM), imponen sus decisiones sin haber sido elegidos; además de estar integrado por el G8, el BIM, cuenta con la OTAN, FMI, BM y grandes corporaciones globales (Quijano, 2000:9).
En el terreno económico, encontramos la imposición de la política económica neoliberal, la nueva economía mundial. Esta nueva economía tiene la pretensión de ser una red única de intercambio de mercancía y valor (Quijano, 2000:3). Las exigencias de esta política afecta de manera importante las economías locales nacionales: apertura al mercado mundial, prioridad a la economía de exportación, derechos inviolables a la propiedad privada, privatización del sector empresarial del estado, mínima regulación estatal de la economía, políticas sociales reducidas en sus gastos transformándolas en medidas compensatorias; esto, aunado a la subordinación de los Estados nacionales a las agencias multilaterales como el BM, FMI y la OMC impacta de manera más importante a los países periféricos y semiperiféricos (Santos, 2003:171).En el campo de lo social, está emergiendo una poderosa clase capitalista trasnacional que tiene en la empresa multinacional su principal forma institucional. Las empresas multinacionales producen más de un tercio del producto industrial mundial, por lo tanto, las decisiones que toma esa clase emergente impacta de manera significativa en la economía mundial; la reducción del costo salarial por ejemplo, que impacta de manera importante en los derechos laborales, afectando con esto la calidad de vida de muchos. La pobreza entonces, es producto del desempleo promovido por la exclusión que acompañan inevitablemente el desarrollo y la competitividad. En el área de la salud es donde se encuentran las mayores desigualdades, según la OMS, los países pobres padecen el 90% de las enfermedades que se presentan en el mundo, pero no cuentan con más del 10% de los recursos globalmente destinados a la salud (Santos, 2003:177)
En el ámbito político, siendo el contexto internacional quien dicta la tendencia sobre la regulación jurídica de la economía, se ha reducido la autonomía política y la soberanía de los estados periféricos y semiperiféricos, produciendo el debilitamiento de los poderes estatales y dando paso al poder del mercado; son ahora las agencias financieras internacionales y las empresas multinacionales quienes amenazan el poder del Estado, transformándolo de un Estado al servicio de la nación, en un Estado al servicio de los intereses extranjeros; de un Estado que regula, a otro que sólo coordina; de un Estado con poder limitado al contexto nacional, a un Estado con impacto en el contexto internacional. Pero esto no ocurre sólo bajo la presión de los intereses y el poder internacional puesto que para dejar de intervenir, el Estado tiene que regular su desvinculación, su desregulación (Santos, 2003:181).
En la cuestión cultural más que globalización debería llamarse occidentalización o americanización; ya que se privilegian valores como el individualismo, la democracia política, la racionalidad económica, el utilitarismo, la primacía del derecho, la publicidad, la televisión, el internet, etc. Si bien es cierto que el proceso globalizador busca la conformación de una cultura global, puesto que este es uno de los principales proyectos de la modernidad, también es verdad que han surgido formas culturales llamadas plurales. La idea de la universalización cultural pretendida trae consigo una diversificación en sus matices: lo universal y particular se entrecruzan y es ahí donde se pierden sus fronteras (Santos, 2003:190).
Nada es natural en la vida social; mucho menos un fenómeno tan complejo como la globalización; Giddens la define como la identificación de relaciones sociales mundiales que unen localidades distantes de tal modo que los acontecimientos locales están condicionados por eventos que ocurren a muchas millas de distancia y viceversa (Santos, 2003:167); Quijano explica que la globalización es una arena de conflictos por el control del poder, donde los ganadores son las fuerzas de la colonialidad y el capitalismo (Quijano, 2000:14). Es en ese permanente enfrentamiento donde los valores de los vencedores son producidos y reproducidos; la globalización como tal, es un proceso construido por decisiones políticas e intereses económicos y con una determinada carga ideológica.
Además que su proceso no ocurre de manera continua y estructurada, ni del mismo modo en las diferentes áreas de impacto; la globalización no es una, son muchas y ocurre de diferente manera, en distintos momentos y con distinta intensidad. Para Quijano, el fenómeno que más se destaca de este proceso es la re-concentración mundial del control de la autoridad pública a escala global. Los poderes hegemónicos aglutinados en el Bloque Imperial Mundial (BIM), imponen sus decisiones sin haber sido elegidos; además de estar integrado por el G8, el BIM, cuenta con la OTAN, FMI, BM y grandes corporaciones globales (Quijano, 2000:9).
En el terreno económico, encontramos la imposición de la política económica neoliberal, la nueva economía mundial. Esta nueva economía tiene la pretensión de ser una red única de intercambio de mercancía y valor (Quijano, 2000:3). Las exigencias de esta política afecta de manera importante las economías locales nacionales: apertura al mercado mundial, prioridad a la economía de exportación, derechos inviolables a la propiedad privada, privatización del sector empresarial del estado, mínima regulación estatal de la economía, políticas sociales reducidas en sus gastos transformándolas en medidas compensatorias; esto, aunado a la subordinación de los Estados nacionales a las agencias multilaterales como el BM, FMI y la OMC impacta de manera más importante a los países periféricos y semiperiféricos (Santos, 2003:171).En el campo de lo social, está emergiendo una poderosa clase capitalista trasnacional que tiene en la empresa multinacional su principal forma institucional. Las empresas multinacionales producen más de un tercio del producto industrial mundial, por lo tanto, las decisiones que toma esa clase emergente impacta de manera significativa en la economía mundial; la reducción del costo salarial por ejemplo, que impacta de manera importante en los derechos laborales, afectando con esto la calidad de vida de muchos. La pobreza entonces, es producto del desempleo promovido por la exclusión que acompañan inevitablemente el desarrollo y la competitividad. En el área de la salud es donde se encuentran las mayores desigualdades, según la OMS, los países pobres padecen el 90% de las enfermedades que se presentan en el mundo, pero no cuentan con más del 10% de los recursos globalmente destinados a la salud (Santos, 2003:177)
En el ámbito político, siendo el contexto internacional quien dicta la tendencia sobre la regulación jurídica de la economía, se ha reducido la autonomía política y la soberanía de los estados periféricos y semiperiféricos, produciendo el debilitamiento de los poderes estatales y dando paso al poder del mercado; son ahora las agencias financieras internacionales y las empresas multinacionales quienes amenazan el poder del Estado, transformándolo de un Estado al servicio de la nación, en un Estado al servicio de los intereses extranjeros; de un Estado que regula, a otro que sólo coordina; de un Estado con poder limitado al contexto nacional, a un Estado con impacto en el contexto internacional. Pero esto no ocurre sólo bajo la presión de los intereses y el poder internacional puesto que para dejar de intervenir, el Estado tiene que regular su desvinculación, su desregulación (Santos, 2003:181).
En la cuestión cultural más que globalización debería llamarse occidentalización o americanización; ya que se privilegian valores como el individualismo, la democracia política, la racionalidad económica, el utilitarismo, la primacía del derecho, la publicidad, la televisión, el internet, etc. Si bien es cierto que el proceso globalizador busca la conformación de una cultura global, puesto que este es uno de los principales proyectos de la modernidad, también es verdad que han surgido formas culturales llamadas plurales. La idea de la universalización cultural pretendida trae consigo una diversificación en sus matices: lo universal y particular se entrecruzan y es ahí donde se pierden sus fronteras (Santos, 2003:190).
Bibliografía
Bauman, Zygmunt (2003) Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Siglo XXI, Madrid, 2003
-De Marinis, Pablo. Guía de Sociología de los Derechos Humanos. FLACSO. México
-Fariñas Dulce, María José (1998) “Sociología de los Derechos Humanos”. En: Añón, MaríaJosé;
-Bergalli, Roberto; Calvo, Manuel; Casanovas, Pompeu (coords): Derecho y Sociedad. Valencia, Tirant lo Blanch.
-Fistetti, Francesco (2004) Comunidad. Léxico de Política. Buenos Aires: Nueva Visión.-Quijano, Aníbal: “Colonialidad del poder, globalización y democracia” (Lima, diciembredel 2000). Disponible en varios sitios web, por ejemplohttp://www.rrojasdatabank.info/pfpc/quijan02.pdf-Santos, Boaventura de Sousa (2003). La caída del Ángelus Novus: ensayos para una nueva teoría social y una nueva práctica política. Bogotá. ILSA
Foto: Nancy Ortiz
Gracias Sara por compartirnos tus textos de la maestria, sin lugar a duda nos será de gran utilidad para entener otras cosas. saludos y felicidades
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