El TRATADO DE LIBRE COMERCIO
Y LA “AZUL” REALIDAD
Por José Antonio Amaral
Lic. en Comercio Internacional .
¿Dónde quedaron todos aquellos llamados a la unidad y paz social después del 2 de julio? ¿Se atreverán los manifiestos “pacíficos” los cuales expresaban qué quien gano el 2 de julio fue México? Parecen muy lejanos aquellos llamados de apoyo a la continuidad del actual sistema de gobierno, que buscaron a toda costa estigmatizar todo aquello que oliera a populismo (sin ni siquiera tener una acertada definición de lo que quiere decir).
Los últimos 60 días del secuestro a la republica patrocinado por Washington, el FMI, Banco Mundial y la elite empresarial han surtido efectos en un sentido inversamente proporcional a lo pregonado por Felipe Calderón
Sin una mínima autoridad moral, los plagiarios se han encargado de orquestar un embate al encarecimiento de los productos básicos defendiendo a capa y espada el libre mercado y los grandes beneficios (que a ellos les acarrea) el modelo neoliberalista.
Cabe mencionar que desde hace 25 años se nos impuso un sistema de apertura comercial, el cual ha sido un lastre para el desarrollo nacional. Bajo presiones y argucias de Estados Unidos fuimos conducidos de la mano de Salinas de Gortari al paredón de fusilamiento, donde el primer acribillado fue el sector agropecuario.
La firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue desde un principio una tomada de pelo, ya que en su formulación y aplicación, existen muchas irregularidades:
1. Para el gobierno norteamericano el mencionado tratado únicamente tenia el rango de “Acuerdo internacional” lo que implica según el Derecho Internacional que el país firmante se “compromete”, mas no se “obliga” con los preceptos estipulados en el documento.
2. En nuestro país, el senado se encargo de ratificarlo y elevarlo a rango de “Tratado internacional”, lo cual jurídicamente crea un sentido de obligatoriedad de nuestro gobierno ante los demás países firmantes, asumiendo obligaciones y derechos derivados del mismo.
3. La firma de unas “Cartas paralelas” al mencionado TLCAN, las cuales nunca fueron dadas a conocer en nuestro país, dieron un sentido liberatorio a Estados Unidos de compromisos establecidos previamente con respecto a la compra de los excedentes agropecuarios que tuvieran lugar en nuestro país cada año.
4. Por otro lado, esas “cartas paralelas” obligan a México a adquirir los excedentes anuales de productos básicos originarios de Estados Unidos (uno de ellos el jarabe de maíz de alta fructuosa).
5. La entrada en vigor del mencionado tratado, incluía entre otras cosas, que nuestro país estableciera un sistema de liberación de precios en los productos agropecuarios y de esta manera competir de manera “equitativa” con los productores norteamericanos.
6. Debido a estas obligaciones impuestas, se desmantelaron los sistemas de fijación de precios así como los últimos organismos encargados de suministrar y controlar la adquisición de los productos de la canasta básica para todos los mexicanos (entre ellos (CONASUPO).
7. Entraron a nuestro país las empresas encargadas de suplir las labores encomendadas constitucionalmente al Estado entre ellas Cargill Co. La cual se posiciono como un gran monopolio en la producción y abastecimiento de maíz, trigo, sorgo, carne de res y pollo.
8. El intercambio comercial ha sido totalmente desproporcionado, ya que Estados Unidos unilateralmente ha bloqueado la exportación de productos mexicanos, tales como el aguacate, atún, tomate, azúcar, poniendo como pretextos la mala calidad y el incumplimiento en medidas sanitarias de los mismos en su territorio.
9. El gobierno norteamericano no se ha visto impedido en seguir subsidiando a sus productores con mas del 60% de los costos de producción lo cual beneficia en mantener precios competitivos a nivel internacional.
10. Las débiles medidas aplicadas por el gobierno mexicano, no han evitado que los cupos de importación de granos originarios de Estados Unidos sean acaparados por dos o tres empresas (Cargill y Maseca) con la anuencia de la Secretaría de Economía.
11. En México se han echado andar programas de fomento al comercio exterior (PITEX, MAQUILA, PROSEC) que concentran beneficios fiscales dirigidos a transnacionales y maquiladoras que únicamente se instalan en el país para aprovechar la mano de obra sin obligarse estas a mantenerse en el país o generar algún otro apoyo social en las comunidades donde se instalan.
La utopía del TLCAN es manifiesta. Ni fuentes de empleo, ni oportunidades de crecimiento ni transferencias de tecnologías, ni desarrollo tecnológico, ni acceso a los satisfactores básicos, ni mejoramiento en los niveles de vida, todo ha sido una patraña tecnócrata que se ha pregonado y repite como autómata en su gira por Europa el representante de Bush y Slim en México.
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