Efecto Mariposa
Por
Nancy Ortiz
El
derecho al Aborto, ¿Delito o pecado?
La conceptualización del aborto es
multiforme y la controversia en torno a él es mucha. Esta conceptualización ha
cambiado a través del tiempo y varía de sociedad en sociedad y de país a país.
El
tema de la prohibición de la interrupción del embarazo está enmarcado en un
esquema de valores religiosos que ha permeado en la política pública de salud y
ha tergiversado la conceptualización de delito con pecado. Sin embargo, desde
una teología progresista con una postura más crítica al dogma religioso, se ha
planteado la pertinencia de que sean las mujeres las que decidan por sí mismas
continuar o no sus embarazos, aludiendo a lo justo, al libre albedrío y a la
voz interior de sus conciencias, incluso, el representante del vaticano ha
mostrado mucho más apertura con el tema y ha otorgado la indulgencia por este
acto a aquellas católicas que lo necesiten. En fin, el marco religioso se
dirime al interior de cada iglesia y en la vida privada de cada persona. Un
esquema de creencias religiosas no tendría por qué sustentar el marco legal que
rige la política publica de un estado. En todo caso, la política pública debe
estar enmarcada en la evidencia científica, en otorgar el mayor beneficio a las
personas, en el fortalecimiento y acceso a los derechos humanos y en acuerdos
internacionales favorables para la mayoría de la población.
Las
mujeres han interrumpido sus embarazos desde hace miles de años y lo seguirán
haciendo sin importar el marco legal en donde se encuentren. De hecho, la
prohibición legal no evita los abortos, por el contrario, los lleva a la
clandestinidad y coloca a las mujeres en una situación insegura, de riesgo,
indefensión, de negación de derechos a los servicios de salud y en muchas
ocasiones a la privación de la libertad. La penalización del aborto criminaliza
a las mujeres y abona al marco de violencia estructurada imperante en nuestro
país.
Las mujeres, por
recomendaciones internacionales, por un tema de acceso a la salud, y por el
derecho a decidir sobre sus vidas y sus cuerpos, deberían tener acceso a la
interrupción legal y segura de sus embarazos. Obligarlas a continuar con
embarazos que no quieren o no pueden debería suponer un delito, porque
violentar la autonomía y decisión de las mujeres tendría que ser una cosa del
pasado.
La despenalización de
la interrupción del embarazo abre un abanico de posibilidades para mejorar las
condiciones en términos de salud y derechos de las niñas y las mujeres. Nos
permite hablar del tema sin que este suponga un tabú, permite a las niñas y
mujeres decidir libremente el ejercicio de la maternidad, permite la
autodeterminación sobre los propios cuerpos, cumple recomendaciones
internacionales, nos permite tener estadísticas claras, podemos evitar la
muerte de muchas mujeres por aborto mal practicados, nos permite dar
seguimiento a negligencias médicas, nos permite ofrecer mayores servicios de
salud, pero sobre todo, nos permite avanzar en los derecho de las mujeres.
Twitter @nancyortiz_
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