La construcción de
nuestra inteligencia
Por Nancy Ortiz
A esta altura sabemos que no se puede separar la afectividad de la inteligencia, no se puede seguir con la falsa oposición inteligencia- afectividad. Es evidente que la afectividad, el furor, también el odio y el amor, pueden hacer de nosotros personas ciegas, pero no hay una racionalidad sin esa afectividad, sin ese amor por el conocimiento, sin esa pasión por la verdad.
Edgar Morin
El libro El vuelo de la Inteligencia de José Antonio Marina y mi profesor de Actividades de biblioteca me han obligado a analizar el desarrollo y uso de la inteligencia, a su vez replantear mi papel como estudiante de Sociología y ser humano. Dicha acción implica la lectura del libro y una reflexión sobre mi papel como estudiante y futuro sociólogo. En general la actividad me gusta y la encuentro un tanto divertida, creo que es mejor realizar una reflexión sobre un libro y mi persona que aprenderme una serie de contenidos disociados a mi vida cotidiana.
El vuelo de la inteligencia, es un libro de contenidos utilizables en nuestra vida diaria, aplicables a casi cualquier tipo de persona, escrito en una prosa sencilla y hasta con tips e indicaciones del propio autor para lograr captar la idea correcta que quiere transmitir.
José Marina se enfoca principalmente en la manera en que podemos potenciar nuestra inteligencia. Se maravilla de la capacidad de raciocinio que tenemos los seres humanos y desde mi perspectiva se muestra demasiado optimista y generoso con las habilidades de las personas, pues a todos nos otorga la oportunidad de mejorar y superarnos.
El autor expresa que la inteligencia es un conjunto de capacidades integradas que forman parte de la personalidad del individuo, que debe servir en nuestra vida para ser mejores personas y contribuir con ello a la instauración de una mejor sociedad. Expone que nuestra inteligencia comprende nuestra percepción, la estructura conceptual que poseemos, nuestros sentimientos y valores.
Afirma que los valores forman parte de la inteligencia tales como la valentía, la decisión y el ánimo, estos a su vez están encaminados a resolver nuestros problemas, tanto vitales, afectivos o profesionales, con la finalidad practica de elegir correctamente nuestras acciones y metas.
El vuelo de la Inteligencia, tiene un capitulo dirigido al lenguaje, indudablemente como dice el autor “nuestra inteligencia es lingüística”, desde muy joven me ha maravillado la capacidad de comunicarnos, la necesidad de desarrollar un lenguaje y que esa necesidad y capacidad se repitiera en todos los rincones del mundo, que cada pueblo, nación, país y región desarrollara, un sistema de símbolos gráficos, fonéticos y kinestésicos, con reglas gramaticales, usos y costumbres que dan pie al maravilloso mundo del lenguaje, simplemente me parece sorprendente. Y me hace pensar que efectivamente nuestra capacidad de pensar no podría ser de otro modo más que lingüística. Observando esta característica de los seres humanos, pienso que a través del tiempo hemos reproducido los mismos deseos, necesidades, virtudes y hasta nuestros defectos. Nuestra evolución de alguna manera es cíclica.
La evolución y desarrollo del lenguaje esta íntimamente ligado al desarrollo de nuestra inteligencia, podemos observar este desarrollo primitivamente en los niños, conforme crece su capacidad de comunicarse crece su capacidad de razonamiento y análisis. En los adultos no sólo es necesario comunicarnos ni analizar situaciones cotidianas, es indispensable desarrollar más nuestro lenguaje para así poder refinar más nuestro pensamiento. Sí la mayoría de las personas gozaran de un pensamiento desarrollado, probablemente nuestra sociedad tendría menos problemas o tal vez habría otro tipo de problemas. Es curioso que en países más desarrollados se prevea con más de 5 años de antelación los planes de desarrollo económico, político y social que pretenden llevar y que en un país como el nuestro, pase medio año y aun no se termine de aprobar el presupuesto anual de ese mismo año.
El autor expresa que es necesario analizar nuestra realidad para así interactuar adecuadamente sobre ella. En síntesis, creo que un pensamiento o inteligencia desarrollada nos sirve en nuestra vida diaria y a su vez, sirve a nuestra comunidad. Como seres inteligentes podemos y debemos aprender de nuestros errores, resolver problemas simples y vitales, decidir correctamente ante ciertas situaciones, pero sobre todo nos puede servir para vivir en un entorno mejor. El desarrollo de la inteligencia debe estar vinculado con el desarrollo de las características humanas, todo en conjunto, en una amalgama de capacidades.
Como futura socióloga, necesito un pensamiento desarrollado que me ayude a comprender los procesos sociales que se están generando a mi alrededor. Se que con sólo desearlo no lo voy a conseguir, por ello debo desarrollar un plan estratégico que contribuya al desarrollo de mi persona. Tener en cuenta ciertos puntos indispensables, como el de aprender, conocer, crear, criticar, analizar, interactuar y transformar. Todo esto parecen verbos enunciados al azar, pero la realidad es que hacer cada uno de estos verbos es tarea indispensable pero complicada, no debería serlo como dice el autor en referencia a las matemáticas “Es triste que una mala educación impida a tanta gente disfrutarlas” de la misma manera, desarrollar la inteligencia debería ser para la mayor parte de las personas excitante y algo digno de disfrutar.
En el texto se hace hincapié en lo indispensable de una educación e inteligencia integral, donde no se pueden separar nuestras capacidades, habilidades y características como si fueran entes individuales.
Conclusión
Antes que nada considero debemos tener claro que somos mente, corazón y sexo. Pese que nuestra sociedad separa lo afectivo de lo intelectual, es necesario darnos cuenta que ambas cosas son indispensable para un buen desarrollo humano. Es fácil asociar la razón con la frialdad y la crudeza, y a los sentimientos con la pasión e impulso. Muchas veces la razón puede ser mejor victimaria que la más grande de nuestras pasiones y nuestra mayor pasión puede ser mejor consejera que la propia razón. Con ello quiero decir que una cosa no está disociada de la otra. Ambas, pasión y razón forman parte de nuestro ser. Cuando menciono al sexo, me refiero a la manera de ver e interactuar con el mundo, pues lo hago a través de mi sexo, de mi facultad de mujer.
Nuestra inteligencia esta en constante construcción, se alimenta de nuestra autoestima a su vez la autoestima contribuye al desarrollo de nuestra personalidad y nuestra propia inteligencia. Nuestra inteligencia se forma a partir de las relaciones que tenemos con los demás individuos, somos animales que imitan, comenzamos imitando lo que nos agrada y terminamos siendo ejemplo para otros. Por eso hay que cuidar las personas y las cosas de quienes nos rodeamos para tener imágenes bonitas que imitar.
Nosotros no podríamos construirnos de la nada, no somos entes totalmente individuales, pues estamos ligados a una red de relaciones, circunstancias y sucesos que nos van moldeando día a día, que nos obligan y orillan a actuar de determinada manera. Nuestras acciones están son movidas por motivos intrínsecos, extrínsecos y sociales.
Como seres humanos estamos ligados en muchos sentidos a otros seres humanos, “las metas privadas sólo pueden alcanzarse dentro de unas grandes metas mancomunadas. La inteligencia capaz de acercarse a al felicidad sólo puede desarrollarse y ejercerse en una sociedad también inteligente”.
La inteligencia debe ampliar nuestras posibilidades de resolver problemas en nuestra vida diaria, con ello contribuir a un mejoramiento de nuestra sociedad y entorno, pero principalmente debe servirnos para ser feliz.
Marina, José Antonio, el vuelo de la inteligencia, Plaza & Janés Editores, España 2000.
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