Uso de nuevas tecnologías para la "democracia"
por Israel Hernández Ceballos (Sociólogo)
Introducción
Este trabajo se refiere a los procesos que reflejan la voluntad del pueblo, los plebiscitos, pero particularmente a aquellos realizados mediante el auxilio de medios electrónicos. Dichos procesos son actos que permiten trasformar la voluntad de los ciudadanos para legitimar decisiones que les atañen en la vida cotidiana, como ocurre en el caso de referendos electorales.
Se desarrolla desde la perspectiva de la participación de la sociedad en los procesos de decisión ciudadanos y de los intereses que los promueven; de sus antecedentes y de lograr una comparación con el método de votación tradicional bajo el esquema del depósito de un documento marcado con la decisión del votante en una urna.
Para ello, es necesario dar antecedente de la palabra utilizada en este trabajo, plebiscito, al que daremos la siguiente acepción: acto en el cual el ciudadano elije, autoriza o no, una propuesta. Diferenciándola de otra que no debe darse como símil, el proceso del referéndum, que sirve para que los ciudadanos den su aprobación final a una norma.
Ambos casos deben considerarse sólo como método de consulta ciudadana, pues el valor de la disposición sometida no forma parte de este proceso, ya que supone el ejercicio que la entidad que la expone (institución pública o privada) la está indicando como la mejor o mejores opciones y en la cual el ciudadano sólo emite su juicio para aprobarla o dar su negativa.
Antecedentes
El concepto de democracia que se formula desde tiempos remotos con los griegos, en donde se hacía la formulación de un Gobierno del Pueblo; retoma auge y nuevas definiciones durante la época de la Ilustración y son parte de la plataforma que mueve la consciencia social durante la Revolución francesa y posteriormente, a los grandes cambios en el resto del mundo en los siglos XIX y XX. Sobre el debate actual de la democracia, podemos tener una idea con lo siguiente:
“Este debate se caracteriza hoy por una gran disputa de proyectos políticos que, usando los mismos conceptos y apelando a discursos parecidos, son de hecho completamente diferentes. Nos referiremos, de un lado, a lo que denominaremos el proyecto democrático-participativo, y de otro, al proyecto neoliberal de privatización de amplias áreas de las políticas públicas que se acompaña de un discurso participacionista y de revaloración sombólica de la sociedad civil.” (Dagnino, et al 2006: 16)
Regresando a inicios del siglo XX, este precepto fue también parte del abanderamiento al movimiento revolucionario mexicano. El espíritu de nuestra Carta Magna nos otorga la libertad de participar en las decisiones de nuestra vida nacional, bajo la premisa de construir una Patria que garantice los derechos fundamentales de todos los mexicanos a través de escuchar todas las voces. En estos tiempo, don Rafael Nieto Compeán (Congreso del Estado de San Luis Potosí), gobernador del estado de San Luis Potosí (1920-1923), elabora una serie de decretos sin precedentes en otros estados como el “derecho del voto activo y pasivo de la mujer (8 de enero de 1823)” el cuál fue revocado posterior a su mandato y 30 años más tarde viera luz nuevamente a nivel federal con Ruiz Cortines; o la Ley del Referéndum (1 de agosto de 1923) recovada también, pero que conformaban parte esencial de la promesa de democracia anhelada con la Revolución.
En las tres últimas décadas se volcaron fuertes reclamos y se logró una renovación institucionalizada de la vigilancia de los procesos electorales: una organización autónoma que se encargaría de vigilar y dar transparencia al proceso de democracia entendido en México. Así, en 1990 se crea el Instituto Federal Electoral, que comienza a establecer las pautas de cómo organizar la participación civil en la política nacional y en donde se ratifica que la figura de representación ciudadana se ejercerá a través de los Partidos Políticos. A través del proceso de ensayo y error es que el día de hoy podemos asegurar que la estructura y organización de este instituto autónomo es uno de los instrumentos mejor diseñados, aun cuando en la práctica se sigan recurriendo a artilugios en pro del beneficio de la cúpula en el poder y de los intereses se las clases capitalistas de nuestro país.
Las nuevas tecnologías y la democracia
En las últimas dos décadas, los medios de comunicación digitales se han incorporado y enraizado a las prácticas cotidianas de los seres humanos, formando parte integral en varios campos como las comunicaciones, el comercio, la educación y el ocio. Día a día, es más evidente que las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) toman fuerza en una nueva forma de estructura social, llevando a nuevo nivel el alcance de la voz ciudadana más allá de las manipulaciones de los medios de comunicación, tradicionales y unidireccionales. Es aquí, en la utilización de las TICs, que se está conquistando un nuevo espacio de debate, con la apertura multicultural de la razón humana para visualizar el mundo real que se compone de todo tipo de personajes (estudiantes, amas de casa, técnicos, profesionistas en todas las áreas, etcétera), que a través de nuevas identidades creadas para este tipo de organización social, debaten sobre cuál es la función y aporte a la humanidad y uno a uno, tienden su hombro “virtual” para no desplomarse este avance en la comunicación humana en el ambiente mediático.
El acceso a ciertos medios de comunicación, entre los que destaca el uso del Internet, ya está siendo asimilado como una forma de contacto global diario. Todos ellos ganan terreno en distintos círculos, en distintos ámbitos y van asociados con la modernidad, que nos brinda una forma de cohesión y crecimiento. Sin embargo, cabe esclarecer que sirve como manifestación íntima del ser humano y que, a pesar de todo, es una herramienta que ha agilizado parte las actividades humanas optimizando el proceso de información y acortando las lagunas para la transmisión de comunicaciones; es decir, no es más que una simple herramienta que se incorpora al servicio del hombre.
Así, es imperativo no olvidar que las TICs coadyuvan al proceso de comunicación entre humanos, la comunicación entre máquinas a través de los distintos dispositivos sólo son el medio en el cuál el ser humano forma un nuevo espacio-tiempo de llevar su simbología. Estas herramientas sólo son el conducto, la inteligencia artificial que les proporcionan sus desarrolladores nos permite optimizar el sentido comunicativo y con ello, establecer nuevas formas de socialización, ergo, de acción social, como dice Habermas (2002: 167) “la integración de un sistema de acción es producida en el primer caso por medio de un consenso asegurado normativamente o alcanzado comunicativamente”.
Respecto al porqué de la incorporación de las TICs a los procesos democráticos del hombre, pues bien, básicamente porque al día de hoy, el factor tiempo juega un papel crucial en las forma de tomar decisiones. Las ventajas de su utilización, pero el candado aún vigente respecto a los viejos métodos se debe a que pese a la lentitud en el procesamiento de los resultados de las elecciones y de los costos que implica usar esos métodos, las operaciones manuales siguen siendo un sistema "seguro". Las técnicas son conocidas, así como las medidas de seguridad que deben tomarse. Su repetición ha permitido a la ciudadanía visualizar claramente el proceso. La simplicidad hace que la masa de los ciudadanos pueda confiar en "lo que ve". Sin embargo, desde hace algunos años, una buena parte de las elecciones se realizan apelando a tecnología de la información, al menos parcialmente, como la incorporación de resultados rápidos o los sistemas de resultados preliminares (PREP).
La proliferación de las llamadas encuestas a la salida de los locales de votación, llamadas también “resultados rápidos”, obligó a los organismos electorales a buscar formas de trasmitir resultados preliminares en forma rápida. También ya hace tiempo que, para facilitar las operaciones de voto, se envían a las mesas de votación los padrones electorales transcriptos en papeles impresos salidos de un computador. La nueva etapa en ese proceso de cambio supone incorporar tecnología a otras áreas del proceso electoral.
Ahora bien, tratando de buscar cómo definir al voto electrónico, nos encontramos que implica la referencia a todos los actos electorales factibles de ser llevados a cabo con el auxilio de las tecnologías de la información. Estos incluyen el registro de los ciudadanos, la confección de cartografías de los distritos electorales, administración y logística electoral, el ejercicio del voto ensimismo, culminando con los escrutinios, la transmisión de resultados y su certificación oficial. Sin embargo, su esencia es el acto de votar utilizando la internet, o al voto electrónico, realizado por medio de máquinas y programas que no están abiertos a los usuarios de la gran red.
En el estado actual del desarrollo tecnológico y por la confianza que confiere nuestra ideología a estos procesos, el voto utilizando internet no puede aceptarse, dado que no asegura la expresión efectiva del votante (puede ser suplantado en la emisión del voto), tampoco asegura privacidad (secreto) del voto y es cuestionable la seguridad del sistema. Pero, el punto sustancial, aún superados estos problemas está en asegurar que quien vota sea efectivamente el ciudadano y no otra persona o peor aún, que al ejercer su voto, no se refleje su decisión por la manipulación tecnológica de cierto grupo con intereses en la postulación de sus proyectos políticos. Y hablando de ideología, la consciencia colectiva acerca del valor del voto, que no ha podido contrarrestarse aun cuando es obligatorio, decaería todavía más si se impusiera una tecnología que no puede asegurar la limpieza de los procesos y de los resultados.
La aparición de la tecnología electrónica permite hoy en día introducir cambios fuertes en la conducción de los plebiscitos y los referendos. Este proceso se da en tiempos de cambios del papel del Estado, en el cual se debería reducir su presencia o, mejor dicho, limitarla sólo como observador de la voluntad ciudadana. La solución más simple a esos problemas consiste en contratar a terceros que provean los servicios necesarios para llevar a cabo elecciones. Obviamente, los intereses de las empresas no siempre coinciden con los intereses del Estado y por ello se requiere una acción del mismo como regulador de los procesos de incorporación de tecnología que son generados en el ámbito privado.
¿Un click a quién beneficia?
En últimas años es común ver en los medios de comunicación, televisión y radio por excelencia, formular plebiscitos para conocer la opinión del pueblo sobre diversos tópicos, que van desde una simple encuesta sobre los actores sociales del momento hasta opiniones muy rígidas sobre el desempeño del gobierno en diversas áreas y en tiempo real. Pues bien, este tipo de encuestas, son un espacio abierto a toda la ciudadanía en donde pueden ejercer su derecho de voz y dictaminar si están de acuerdo o no con las propuestas lanzadas, con lo cual “se está concibiendo la sociedad desde la perspectiva de los sujetos agentes que participan en ella, como un mundo de la vida de un grupo social” (Habermas, 2002: 167).
Este ejercicio del plebiscito es un recurso legal que algunos gobernantes han utilizado para legitimar sus propuestas, tal fue el caso del Gral. Lázaro Cárdenas, en 1937, cuando organizó el llamado maratón a través de la radio nacional, en donde motivó a los mexicanos a asistir a mesas ubicadas en las principales ciudades para dar su aprobación a la nacionalización de la industria petrolera al mismo tiempo que, recibió del pueblo donaciones para pagar la indemnización que este trámite requería. En últimas fechas, ha sido un recurso utilizado por el gobierno del Distrito Federal, para poder legitimar la ejecución de obras como los segundos pisos, o la expropiación de tierras que han sido utilizadas para la construcción de obras como vías de comunicación, drenaje profundo, áreas de recreación, etc. Con ello, han podido dar respaldo ciudadano a sus propuestas, frente a la descalificación de gobiernos estatales y del Federal.
Un caso tangible lo vivimos en el estado de Veracruz, el 26 de agosto de 2001, cuando el entonces gobernador de la entidad, Lic. Miguel Alemán Velasco, legitimó la derogación de miles de millones de pesos para la realización de la llamada Cumbre Tajín, evento cultural que, bajo la bandera de posicionar turísticamente al estado, fue el escenario de un multimillonario desvío de dinero, además de ir en contra de las recomendaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por los graves daños que sufriría el inmueble precolombino.
Retomando el plebiscito social, el que no es mediado por el gobierno, las empresas de comunicación han hecho de este ejercicio una práctica cotidiana de mercadotécnica, lo cual les permite conocer los ratings de su programación. Pero al mismo tiempo, esta misma práctica les ha permitido hacer severas acusaciones en contra de las acciones gubernamentales, manipulando la opinión pública, a través de preguntas elaboradas para descalificar a las autoridades, además de ir de la mano de campañas perniciosas que les han otorgado facultades para poder jugar una especie de chantaje con el gobierno a costa de poner a la opinión pública en su contra o a su favor. Tales casos son visibles con las campañas de desacreditación de acciones legales como la “Ley Televisa”, o para legitimar las elecciones presidenciales de 2006. Otros ejemplo es la manipulación de la opinión a través de este tipo de encuestas para desorientar y borrar de la consciencia social movimientos como La Otra Campaña del EZLN o bien el conflicto de Oaxaca. Con lo anterior la sociedad “puede ser concebida como un sistema de acciones en el que éstas cobran un valor funcional según sea su contribución al mantenimiento de la integridad o “consciencia” (bestand) sistémica” (Habermas, 2002, 167)
Pero, este tipo de plebiscitos ahora, toman una nueva dimensión, que no sólo involucra a los ciudadanos de un país, sino que permiten elevar una campaña de escala mundial, por encima de manifestaciones gubernamentales y que van más allá de intereses regionales.
Las Nuevas 7 Maravillas del Mundo, un caso memorable
“7 wonders, 1 humanity” (7 maravillas, 1 humanidad). Lo anterior es uno de los slogans utilizado en la campaña de la elección de las Nuevas 7 Maravillas del Mundo organizado por NewOpenWorld Foundation y encabezado por Bernard Weber, un multimillonario engolosinado por su sueño de explorador.
Esta propuesta logró realizar un plebiscito a nivel mundial a través de la plataforma de Internet, a través de la solidaridad de grandes empresas transnacionales como Coca-Cola, Nike, Nokia, Telefónica (movistar) y muchas más, que brindaron el capital para hacer una promoción masiva a nivel mundial. Este evento, inspirado en la renovación de la lista de las Siete Maravillas contenidas en un breve poema de Antípatro de Sidón (125 a. de C.), pero ya antes ennumeradas por Herodoto (V a. de C.), tuvo a bien, encausar al colectivo mundial en la búsqueda de 7 lugares que pudieran ostentarse un emblema cultural para compartir con todo el globo. La participación de las empresas fue el factor imprescindible del éxito de esta contienda; en cada país, los medios de comunicación no perdieron la oportunidad de ganar raiting y dar un preciso seguimiento. Para ellos, los beneficios económicos por publicidad fueron enormes.
El 7 de julio de 2007 (07.07.07 Lisbon Official declaration of the New 7 Wonders of the World) se llevó a cabo el final de un proceso que había iniciado en 2005. El montaje para galardonar a los sitios ganadores fue espectacular y se realizó en la ciudad de Lisboa, Portugal, con el apoyo de destacados artistas del momento. Los resultados fueron los siguientes:
1 La Gran Murralla (China)
2 Petra (Jordania)
3 El Cristo Redentor (Brasil)
4 Machu Picchu (Perú)
5 Chichén Itzá (México)
6 El Coliseo Romano (Italia)
7 El Taj Mahal(India)
La Maravilla “honoraria” fueron las Pirámides de Giza (Egipto), por ser uno de los monumentos citados en la lista clásica que aún existe. Los otros monumentos participantes fueron La Alhambra (Granada, España), El Castillo Neuschwanstein (Alemania), Kiyomizu-dera (Japón), Timbuktú (Mali), El Kremlin de Moscú (Rusia), La Iglesia de Santa Sofía (Turquía), Ópera de Sydney (Australia), Angkor (Camboya), Stonehenge (Gran Bretaña), Los Gigantes de la Isla de Pascua (Chile), Acrópolis de Atenas (Grecia), La Torre Eiffel (Francia) y La Estatua de la Libertad (Estados Unidos).
Para la elección de estas “Nuevas Siete Maravillas” se tomaron en cuenta los votos a nivel mundial por internet, SMS (mensajes de texto de celular) y votación por teléfono., estos dos últimos con un costo directo al emisor. En cada voto se podían elegir a siete monumentos de la lista de candidatos. El primer voto por Internet era gratuito, los siguientes tenían un costo de 2 dólares pago con tarjeta de crédito. Asimismo, la parte de mercadotecnia se encargó de la venta de certificados de votación y souvenirs del evento y de los candidatos.
Un momento excepcional; sin embargo, las críticas severas surgieron de inmediato:
- La UNESCO ha declarado que decidió no dar aval a esta campaña por considerar que se trata de una campaña mediática y a título personal de Weber. Ha declarado que no es suficiente el valor sentimental de los monumentos para incluirla en una lista de las características que se pretende. La institución afirma que la votación no es universal en tanto que deja fuera a millones de personas que no tienen acceso a internet, y que la lista de candidatos ha sido creada bajo criterios poco científicos y educativos.
- Algunos piensan que es un proyecto con finalidad económica (al tener que pagar para votar por teléfono por ejemplo) aunque Bernard Weber afirma que los de este proyecto irán destinados a la restauración de monumentos.
- Otra crítica que hacen algunos estudiosos del arte es el hecho de que las siete maravillas se elijan por votación, cuando el mérito artístico no se elige por votación y menos de personas que no tengan conocimientos artísticos.
- Otros como el director de Chichén Itzá piensan que este tipo de iniciativas fomentan la competitividad y la discriminación.
La realidad, es que este evento ha dejado un precedente histórico a nivel mundial.
El camino de ladrillos amarillos
Como concluyó el apartado anterior, el precedente que ha marcado a nivel mundial no ha tardado en ser reconocido por otras entidades económicas que pronto se han dispuesto a elaborar sus propias campañas para conseguir los elementos suficientes y presionar a otras entidades en beneficio propio.
Aún no terminaba esta campaña de las 7 Nuevas Maravillas del Mundo, cuando, la misma organización decidió continuar con su campaña para elegir ahora a las 7 Maravillas Naturales del Mundo. A ello, al menos en nuestro país, se integró la televisora TVAzteca con sus fundaciones (porque son varias) y la Secretaría de Turismo, para dar promoción a nivel país para enviar la propuesta a la NewOpenWorld Foundation de Weber y continuar estos eventos.
Este sólo fue el inicio del camino de ladrillos amarillos. En 2008, una organización A.C., que representa los intereses de SHELL, CHEVRÓN y otras empresas estadounidenses y europeas, han lanzado plebiscitos para tener el aval mundial y gestionar ante los gobiernos de Brasil, Bolivia y Perú la utilización y explotación de los recursos naturales de la Selva del Amazonas, el principal pulmón de nuestro planeta. Entonces, no será de extrañarse que pronto, esta se vuelva una forma jurídica de campañas que persigan intereses políticos y económicos, gracias a la manipulación de los ciudadanos a través de campañas que claramente pueden hacer participar al colectivo, y como ejemplos de ellos están los teletones, juguetones, goles para ayudar a niños con cáncer, etcétera.
Como ejemplos de facto, tenemos el movimiento Twitter de 2009 (twitter@sopitas.com o http://twitter.com/sopitAS) en contra del alza a telecomunicaciones que obtuvo el apoyo suficiente como para hacer abandonar la imposición de un impuesto especial al servicio de internet; o el actual movimiento en Facebook, con un llamado a juntar un millón de firmas en demanda de la renuncia de Felipe Calderón Hinojosa, la cual a 22 días (desde el 22 de diciembre de 2009), lleva más de 160 mil adhesiones.
Conclusión
Dado que una elección o plebiscito no es un estudio basado en los principios de las muestras probabilísticas, sino una consulta total a un universo definido precisamente, la totalidad de los ciudadanos habilitados para ejercer su opinión, por principio, no puede aceptarse la existencia de márgenes de error. El resultado debe reflejar sin errores cual fue la voluntad de los ciudadanos votantes, sin ninguna alteración. Con ello puede asegurar la integridad de la misma. Los sistemas electrónicos, al eliminar opciones dudosas que normalmente se presentan en sistemas manuales (doble voto, voto fuera de los lugares en que debe marcarse, boletas defectuosas o arruinadas, etc.) permite superar este problema. Pero, al mismo tiempo los problemas de seguridad de los sistemas electrónicos pueden ser importantes. Una elección supone que no puede haber errores.
Asimismo, al llevar a cabo este proceso por medios electrónicos la principal "sospecha" que recae sobre un proceso electrónico es su seguridad respecto a uno realizado manualmente. Por consiguiente un sistema de voto electrónico debe atender a toda posibilidad de intervención indebida en el proceso sea desde dentro o desde fuera del sistema. En el acto de votar, que por sus características, no permite realizar correcciones, se aconseja utilizar mecanismos electrónicos de votación en una red cerrada, utilizando el internet como vehículo pero garantizando cerrar el resto del sistema para cumplir con uno de los requisitos importantes en estos procesos, la seguridad. Votar requiere criterios de alta seguridad, que normalmente no son los aplicados en sistemas comerciales de operación. Demanda madurez y disciplina en el lado de ciudadano que va a emitir su voto, pero también, integridad, disciplina y confianza en el lado de quien opera el sistema de votación.
Debemos estar atentos a la posible regulación a nivel global de este tipo de procesos, pues, lo más factible es que sean llevados a cabo por intereses económicos superiores a la soberanía nacional. Asimismo, no debemos descartar que la utilización de estos medios son un recurso que en un futuro no muy lejano, puedan volcar en una nueva forma de participación ciudadana legal y, sobre todo, al paso del neoliberalismo y la globalización, se pueda acceder a una forma de gobierno sin frontera, la unificación mundial, que tenga la legitimación y condicionante de la democracia electrónica mundial.
Es interesante pensar que este vehículo, la democracia digital, conciba las posibilidades de ejercer, a los ciudadanos, acciones que permitan modificar sus mundos de vida en un acto de autoconsciencia y racionalización de un discurso argumentativo que le brinde un sentido a sus acciones, a través del consenso, donde se supone que los actores tienen la capacidad de ponerse metas y un interés conjunto en la ejecución de sus planes de acción: la solidaridad.
“Las utopías parecen mucho más realizables hoy de lo que se creía antes. Y ahora nos hallamos ante otro problema igualmente angustioso: ¿cómo evitar su realización definitiva? (…) Quizás empezará una nueva era en la que los intelectuales y las clases cultas soñarán con el modo de evitar la utopía y volver a una sociedad no utópica, que sea menos perfecto pero más libre”. (Aldous Huxley)
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