R e v i s t a E l e c t r ó n i c a d e E d u c a c i ó n A ñ o 4 N o . 4 6 J u l i o - A g o s t o 2 0 0 8
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El Referente de
EDUCACIÓN Y DISCURSO POSMODERNO
Mtro. Manuel Hernández Pérez
Sociólogo e historiador. Profesor de
Sociología-SEA de
Los sistemas educativos que se han implementado en América Latina y que son herederos de afines europeos, fueron impulsados en los valores y cánones del pensamiento moderno. Si revisamos la historia de la educación en México cuando menos desde mediados de siglo XIX, veremos que se dio una lucha por ver que grupo o ideología predominaba en la empresa de controlar el saber y la construcción de la nueva nación independiente.
La escuela como institución socializadora de la población de las nuevas naciones latinoamericanas y del discurso de quienes ganaron en las guerras civiles posteriores a las independencias, comenzó a jugar un papel importante en los proyectos de modernización que han atravesado el continente cuando menos en los últimos dos siglos. Fue determinante para forjar parte de las identidades que hoy perviven en muchos países del continente (Larrain, 2004).
Es importante reconocer este proceso para poder entrar al debate acerca del discurso posmoderno y la educación. También, debemos entender a la educación como un proceso social, que está íntimamente ligada a otros ámbitos del acontecer nacional, como pueden ser el político, el económico y el cultural; no podemos concebir el quehacer educativo con una visión sólo institucional, es decir, como una tarea de las dependencias gubernamentales. Hoy en día asistimos a muchos debates y presenciamos en foros y encuentros el planteamiento de argumentos de cómo podríamos salvar aun lo que queda de bueno del proyecto moderno que se inicia en los siglos XVI y XVII y que tiene su apogeo en el siglo XX.
Es en ese contexto donde comienza a darse el debate entre modernidad y posmodernidad; el caso de la educación no escapa a esta disputa, pues debemos recordar que la educación, sobre todo de los niños siempre ha sido motivo de discordias y malas interpretaciones en nuestro país, sólo basta recordar las polémicas levantadas en relación a si se debe incluir la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y el papel que deben jugar los padres de familia en la enseñanza oficial de los hijos.
Ante los cambios que se están presentando en todo el mundo relacionados con los sistemas educativos, me parece que es acertado atender el discurso posmoderno y la relación que guarda con la educación, sobre todo a partir de la secundaria, que es cuando las nuevas generaciones comienzan a consumir ciertos valores y productos culturales que generan en ellos nuevas visiones del mundo y de su entorno que los alejan de las cosmovisiones tradicionales. Nuestro punto de partida sería preguntarnos con David Lyon: “¿está desintegrándose la propia modernidad como entidad sociocultural, incluido el majestuoso edificio de las concepciones del mundo de
La respuesta a estas interrogantes debe ser múltiple, porque debemos tomar el contexto histórico-nacional de donde se esté hablando, es decir, el país o la región y cuál ha sido el proceso histórico de cómo se han dado los procesos de modernización. No es lo mismo hablar de Italia que de México. Para el caso de nuestro país deberíamos analizar cuando menos tres de los proyectos modernizadores: el de los liberales de mitad del siglo XIX, el del porfiriato y el de los caudillos posrevolucionarios, sobre todo a partir de Lázaro Cárdenas. Estos procesos modernizadores nos dan la pauta para reconocer que si existen países centrales o avanzados, es porque siempre han existido países atrasados y dependientes como el caso de Latinoamérica. Este es el círculo que no se ha podido romper y que hoy en día tratan de cambiar países como Brasil y Chile.
Cuando se habla de posmodernidad en nuestros países muchos rechazan airados este discurso, porque plantean que aun no alcanzamos niveles de modernidad deseables y que por lo tanto no se debería hablar de nuevos sistemas de pensamiento o desarrollo. Pero lo que debemos de tomar en cuenta es que en estos procesos, la dependencia y el subdesarrollo han sido condiciones de reproducción de la modernidad de los países centrales: “La modernidad en América Latina no es una meta a alcanzar sino la particular forma de su inclusión en la división internacional del trabajo, de la riqueza y de la cultura” (Puiggrós, 2004: 180).
El filósofo mexicano Samuel Arriarán, nos plantea que debemos hacer una reflexión distinta de nuestra situación moderna y que también cabría hablar de nuestro propio proceso de posmodernidad, porque al ser distintos los procesos de modernización de los países europeos con América Latina, de la misma forma los cambios que se están presentando en la cultura y la forma de ver el mundo son muy distintos: Necesitamos otro concepto de modernidad porque no nos satisfacen los conceptos universalistas abstractos ni tampoco los relativistas absolutos…Una manera de salir de este atolladero es replantear el análisis histórico del proceso de modernización en los países europeos y americanos… Quizá es cierto que América Latina también sea posmoderna, pero no puede ser de la misma manera que los países europeos (Arriarán, 1997: 27-28).
Tal vez la posmodernidad de nuestros países resida en su heterogeneidad. De allí que algunos teóricos enmarquen a la posmodernidad dentro de los llamados “regímenes de acumulación”, es decir, como un simple paradigma cultural, donde su impacto se reduce al espacio cultural, sólo produce objetos culturales (Lash,1997:21). Planteados algunos de los presupuestos que se están discutiendo en torno a la modernidad y la posmodernidad en América Latina, ahora pasaríamos a tratar de ver qué relación existe entre discurso posmoderno y la educación. Aquí el debate sobre lo posmoderno se centra en el problema de la legitimidad del saber y su relación con lo que para nuestro caso son los proyectos históricosociales amplios.
Así pues, lo que a nosotros nos debe interesar del debate sobre la posmodernidad, es que este debate se relaciona con el asunto o problema de la legitimidad del conocimiento o del saber sobre lo educativo y la relación que esto guarda con las dimensiones social y cultural (de Alba, 2004:133). El discurso posmoderno no ha logrado articular una pedagogía en sí, pues al negar que los sistemas teóricos de la modernidad se puedan reproducir, allí está rechazando implícitamente una pedagogía como la entendemos hasta hoy: La concepción moderna de “pedagogía”, es la de un gran disolvente de las particularidades, una serie de mecanismos capaces de construir sujetos colectivos; vinculados al estado, a la nación, a las empresas, a las iglesias y a los programas teleinformáticas (Puiggrós, 2004: 178-179).
Y si observamos que los sistemas educativos en América Latina son herederos de un modelo basado en la centralización y donde la actividad educativa gira en torno a las necesidades del estado (modelo napoleónico). En países como México donde las desigualdades sociales son muy marcadas, donde la educación no ha llegado a todos los habitantes, el discurso posmoderno no nos sirve para explicar estos fenómenos, ya que no contempla la opresión y la pobreza, además de que no considera a los sujetos de transformación que surgen en nuestro país. La escuela es parte de la utopía moderna-burguesa, por ello hace eco de sus problemas y limitaciones. La escuela estaba llamada a ser promotora de los valores centrales de esa propuesta de desarrollo. Esa era la tarea central del sistema escolar moderno. Se busco adaptar pasivamente a los individuos a un tipo de sociedad con rasgos muy particulares, donde el control era un elemento central.
La escuela contemporánea, institución propia de la modernidad, que tiene mucha de su inspiración en la revolución francesa, tenía como fines principales: la formación del estado nacional y en segundo término el dominio y control del mundo y de la naturaleza a través de la ciencia. Lo anterior está ligado al deseo de democratización de la sociedad, primero buscando el accedo a la educación para todos y después implementar el uso de la razón como instrumento de la libertad.
Como ya dijimos anteriormente, estas metas no fueron cumplidas y aquí la crítica posmoderna nos puede ayudar: Lo moderno se constituye como referente de los posmoderno, porque desde la modernidad se puede acceder, según algunas líneas posmodernas a: otras racionalidades y/o realizar una crítica o reconocer un estado naciente. Por lo tanto, tomando como eje los planteamientos de la modernidad buscamos explorar algunos sentidos que se asignan a la institución escolar y la manera como el proceso histórico ha deformado y cancelado a los mismos (Díaz Barriga p.214).
Los posmodernos realizan un acucioso estudio de los medios de comunicación y su impacto en las nuevas generaciones de estudiantes y que lleva a establecer un nuevo lenguaje y nuevas interpretaciones del mundo y las relaciones sociales. Los estudiantes de hoy adquieren muchos conocimientos por medio de Internet y la televisión, pero sólo les sirven para explicar cuando se dan determinados fenómenos, pero nunca podrán explicar porque suceden y cuáles son sus causas profundas. Lo central aquí, y que debemos tener en cuenta quienes hacemos análisis de los problemas educativos, es que se deja de hacer uso público de la razón, debido a la casi imposibilidad de procesar la información y en ese proceso la enseñanza va perdiendo sentido.
Podemos concluir que en las sociedades llamadas posindustriales se modifica la forma en que se crea y se accesa al conocimiento. En este sentido los analistas posmodernos nos presentan estudios verdaderamente interesantes acerca de cómo se están dando las modificaciones en las relaciones entre los productores y los consumidores del saber.
Esto nos puede ayudar para ver cuáles deberían ser los cambios que la escuela necesita para que pueda realizar el programa moderno, pero aparejado a este reconocimiento de los aportes del análisis posmoderno, debemos rechazar su visión individualista y neoconservadora que no permite ver como se han dado los procesos históricos en nuestros países latinoamericanos, donde las desigualdades económicas y sociales son un impedimento para la realización del proyecto modernizador, donde la escuela juega un papel central.
BIBLIOGRAFIA:
Lyon David (1996) Postmodernidad. Madrid. Alianza Editorial.
Larrain Jorge (2004) Identidad y modernidad en América
Latina. Océano. México.
Arriarán Samuel (1997) filosofía de la posmodernidad. Crítica a
la modernidad desde América Latina. UNAM. México.
Lash Scott (1997) Sociología del posmodernismo. Amorrortu.
Buenos Aires.
De Alba Alicia (Compiladora) (2004) Posmodernidad y
educación. UNAM-Porrúa. México.
Presisamente el sabado platicaba con unos compañeros, que para que haya países ricos debe haber países pobres y es ahí donde radica la inmoralidad de la riqueza.
ResponderBorrarEl maestro Manuel nos habla de que los procesos posmodernos son diferentes en america latina que en europa, simple y sencillamente porque los procesos modernizadores son diferente "la dependencia y el subdesarrollo han sido condiciones de reproducción de la modernidad de los países centrales"
me gustó el texto. sobre todo porque me ayuda a tener mayores elementos acerca del tema. saludos. leeanlo.
Precisamente en este proceso posmoderno, en el que nos quieren ajustar en una suerte de modelo impositivo, es vital cuestionarnos cómo y de qué manera nos apropiamos del conocimiento. Puesto que, al parecer, las nuevas sociedades telemáticas promueven más el individualismo utilitario consumidor de información vanal, y no el uso de la razón para construir paradigmas acordes a nuestra realidad, especialmente la de latinoamerica.
ResponderBorrarGracias por compartir tan buen ensayo.
El presente Ensayo ayuda a comprender el proceso de modernidad y educación en México, sin duda muy acertada la forma en que nos señala como la posmodernidad se ha introducido en el colectivo social de paises subdesarollados y con esto deben modificarse la pedagogía en los modelos de enseñanza-aprendizaje. Efectivamente el modelo educativo mexicano carece como lo ha señalado en articulos anteriores, de una autonomia y pedagogía de acuerdo a las necesidades de donde se aplica, en este caso México, seguimos siendo un País donde el conocimiento no es la meta, sino, el adiestramiento de mano de obra.
ResponderBorrar"si observamos que los sistemas educativos en América Latina son herederos de un modelo basado en la centralización y donde la actividad educativa gira en torno a las necesidades del estado".
y Algo que me llama mucho la atención en el presente texto y que es necesariro resaltar, es la forma en que actualmente llega a nuestro alcanze el conocimiento, la información desmedida por parte de los medios de comunicación y como se toma y aplica en la vida cotidiana, esa "distorción" del conocimento,por la desmedida información.
att. Oracio Barmez