sábado, 13 de febrero de 2010

INVITACIÓN


El movimiento de Andrés Manuel López Obrador y de Salud Comunitaria te invitan al:


TALLER DE SALUD COMUNITARIA


TEMA: Aromaterapia y reflexología

FECHA: 20 y 21 de Febrero de 2010

HORARIO: 10:00 a 14:00 hrs

COSTO: $150

LUGAR: Consultorio de Salud Comunitaria en 16 de Septiembre 1556 entre Azueta e Iturbide en Veracruz, Veracruz.

TELÉFONO: 9550763 cel: 2291908959


Foto alecs ortiz

sábado, 6 de febrero de 2010

El lenguaje y la estructuración del trabajo científico

Ma. Guadalupe González Cajica
Doctora en Pedagogía, Universidad Autónoma de Barcelona, España
Dirección General de Bachillerato y Educación Terminal, Xalapa, Veracuz México

El lenguaje es punto de encuentro y divergencias entre los seres humanos, elemento identificador de identidades culturales; ámbito de confrontaciones simbólicas que encarna fusión o disgregación cultural, así denota la vida en su historia-presente; denuncia-silencia; excluye-incluye,…

A finales del siglo XX y principios del XXI, el lenguaje de la vida, enfatiza la pérdida de sentido y de libertad del ser humano, manejado en una sociedad de riesgos que escapan y descontrolan las “ordenes” tradicionales-clásicas de las instituciones sociales, en un mundo inhumano, donde las identidades desconcertantes navegan sin dirección, pero en ese navío se enfrentan entre sí; en este mar figurativo, en algunas ocasiones, el diálogo se establece, o por el contrario, no tiene cabida, es decir, el entendimiento y la paz son irreconciliables.

Cuando se escribe o se lee, se está comunicando en el pensar, en otras palabras, juzga, acepta y rechaza las pretensiones de validez, respecto a lo que se dice. El lector da cuenta cómo el sentido discursivo siempre es diferente, los tonos cambian, las estructuras se mueven constantemente; así el lenguaje connota el género y el número de quien produce la(s) tesis central(es), en cierto sentido, el juego semiótico para que el lector juegue a la vez.

Pero en el trabajo intelectual, ¿de quién se habla?, ¿cómo?, ¿con quién?, ¿cuándo?, ¿para qué? Y ¿cómo se construye?; en la vida cotidiana entablamos comunicación respecto a objetos en común, para entendernos y acordar acciones, por ello, hablar respecto a “algo” o “alguien” pertenece a un tiempo y espacio cultural, aunque esto a veces signifique exclusión.

El proceso de entendimiento en cualquier ámbito, no es sencillo porque los mensajes emitidos son interpretados como verdad o falsedad; esto es se racionalizan a partir de las experiencias del mundo vital en común, lo cual echa abajo los lenguajes axiológicamente neutros, que son admitidos, rechazados y valorados en ciertos momentos y tiempos ciegamente.

De alguna manera, el trabajo científico-social, articula las formas de vida (da sentido a la realidad, y al mismo tiempo, la limita) con la imagen de lo que somos (en plural); es decir, con él aprendemos a dar significado al mundo, a crear ideas y juzgarlas. El lenguaje en cualquier producción intelectual tiene rostros, simbologías, poder y juegos que se mueven en lo claroscuro de las finalidades de quien escribe, recibe-interpreta.

A través de los sucesos, luchas por ideales de emancipación u opresión, el trabajo científico se abre y a la vez se cierra; por ejemplo, en la actualidad: Partidos políticos y asociaciones diversas convocan actos contra el racismo y la intolerancia. La cultura democrática tiene siempre la obligación de dejar claro que el racismo y la xenofobia no pueden tener clara de legitimidad en su territorio. La convivencia civil requiere un marco común de tolerancia y respeto en el que el racismo no cabe. Una sociedad decente, como dice Arishai Margalit, es aquella que combate las condiciones que justifican quienes forman parte de ella se consideren humillados. El racismo es una forma especialmente repugante de humillación del otro. Y el racista,a menudo, es una persona que pensando salir de su humillación se convierte en verdugo. (Ramoneda 1999:10).

Por lo anterior, en esta sociedad donde impera la indiferencia, la desconfianza, la opresión y la exclusión, al habla se le demanda veracidad y correspondencia con su objeto-mundo. La multiplicidad de ópticas teóricas y metodológicas para comprender el mundo, en el ejemplo del racismo, se han cimentado en racionalidades predominantes. Sus desavenencias no son del todo visibles, de esta forma, se rebasan fronteras culturales y, se venden e insertan en contextos.

Los trabajadores intelectuales, a través de hacer comprensible la objetividad de los estudios a la otredad, dan cuenta de los objetos-sujetos-objetos, que son argumentados explícitamente (pretensiones de validez); pero en este hacer comprensible conduce a problematizar el acto mismo: ¿Se comprende la “objetividad?, y, ¿qué procesos se construyen?, ¿qué pretensiones de validez lo sostienen?, más cuando se vive en una era de “parloteo” sin sentido, donde se dice y se hace creer lo que no se sabe, y, mucho menos no se es.

La estructuración desestructurada del trabajo científico

El trabajo científico se mueve al ritmo de los vaivenes del poder (validez e intencionalidades), a las tendencias de mercado, a las demandas y ofertas de la producción nacional e internacional, así los teóricos de lo social, a través de sus pensamientos obedecen los mandatos o se resisten a ellos. Lo cual indica, por un lado, que las problemáticas societales sean mecanismos de poder intelectual entre los teóricos (competenciay/o agrupación), por otro, campos experimentales, donde se aplican “soluciones”. La estructuración de lo científico puede ser decisoria en cuanto a cómo deben dirigirse las identidades y sus comportamientos, pero también puede resultar ser discursos que se desmontan al ton ni son, como se venga en gana.

El trabajo científico formalizado en proyectos educativos, no siempre se encaminan a crear aprendizajes dialógicos, para comprender las múltiples dimensiones de la realidad (mundo-sistema-vida), sino que en ocasiones, se experimentan los pensamientos racionales de algunos autores, a través de algunas acciones que reducen y cosifican su aportación, piense en Vigostky, Habermas, hasta el mismo Freire.

En la actualidad tenemos alcance a una diversidad de interpretaciones, sobre lo que éstos intelectuales en ciertas épocas y momentos enunciaron, y que de alguna manera, movieron los cimientos de la educación y sus agentes. Es por lo enunciado que estructurar no significa destruir a los intelectuales y sus teorías, en cuanto se mata la esencia y su por qué en el mundo, pero si se dialoga y se revientan las teorías, el entendimiento es racionalizado tanto a favor del contexto, como de la condición de los sujetos sociales en su pobreza, opresión y desamparo.

Se debe aprehender a atreverse a reinventar el lenguaje, no sólo del trabajo científico, sino de todos los proyectos humanos, de la cotidianeidad de uno mismo; a evitar escapar de los riesgos y presiones de la vida, en cierta manera, a crear proyectos alternativos frente a situaciones donde se afirma que El adolescente de nuestros días carece de modelo crítico para enfrentarse a los mensajes que le llegan de los nuevos medios de comunicación. La televisión, el cine o internet están funcionando como sustitutivos de la tarea educativa más modestas económica y socialmente. Estos mensajes llenan unos espacios vacíos de transmisión filosófica, artística y espiritual, piensa Jean Michael Djian, director de Le Monde de l´Education. Es una cuestión claramente política, añade, un problema de las democracias que debe tener soluciones políticas (Martí 1998:7).

Los sistemas informacionales (núcleos de poder) en esta sociedad debilitada, alejan la posibilidad de proyectos comunicativos, de posturas y de acciones críticas en educación. Es por esto que los lenguajes se vuelven vacíos; este vacío es precisamente lo que sustituye la tarea de educar, por eso la pedagogía de las ciencias sociales representan, para algunos estudiosos, una fantasía irrealizable.

Por consiguiente, estructurar para las ciencias sociales, obliga a construir un lenguaje de acción posible, que redimensione la teoría y la práctica educativa, que conecte las luchas a las particularidades de las personas (vida individual-social); es por esta razón que, el trabajo científico-educativo, necesita ser uno de los ejes donde hombres y mujeres encuentren sentido a las luchas por la vida frente a las relaciones de poder.

Aunque como todos sabemos la mayor parte de los proyectos educativos se encuentran enmarcados por el poder y la política (expresiones de dominio y control), es importante que el deseo, los valores, la esperanza y la fe hagan un llamado por reclamar su existencia, de luchar por una forma concreta de vida que poco a poco enfrente al sujeto a esa modernización reflexiva (Beck 1998), con sentido y reencanto en la comunicación (lenguaje y acción).

¿Confianza o desconfianza en los trabajos científico-educativos?

El organizar lógicamente las teorías sociales y sus especificidades con al práctica en proyectos concretos, tomando como eje central las problemáticas educativas, es y ha sido, un trabajo intelectual de búsqueda y de resignificación por parte de sus elaboradores.

Los proyectos socioeducativos, de alguna manera, se enfrentan a diversas perspectivas paradigmáticas, principalmente cuando se tiene que optar por una o más de ellas, mediante argumentos que expliciten las razones del por qué frente a destinatarios, o bien, en situaciones que es necesario negociar con las administraciones.

En este sentido, el ejercicio intelectual realizado no conecta, en ocasiones, siempre con la realidad; es decir, por un lado tenemos teorías vs contexto, contexto vs teorías, libertad con democracia vs opresión “democrática”, igualdad-desigualdad, …, por otro lado, el autodisfrute cínico por las tendencias actuales.

En la gran mayoría de los trabajos, la capacidad “creativa” de lo llamado intelectual, como en las perspectivas postmodernas o reconstructivas, se valen de las complejidades discursivas para avanzar hacia los ritmos acelerados de lo científico, al mismo tiempo, retroceden y se estatizan.

Por decir de alguna manera, se forma bancariamente, con el conocimiento de categorías como: consciencia crítica, emancipación, igualdad, multiculturalismo, significativo, aprendizaje y acción dialógica; en este ir y venir, la dialéctica y las contradicciones propias de éstas, no poseen vida alguna, de hecho, desde la óptica categorial nunca la han tenido.

En los trabajos científicos plasmados de las llamadas “reformas educativas”, es evidente encontrar, por ejemplo, que la obediencia impuesta a través de la mentira se lleva a cabo no sólo a través de la falsa información cultural recibida, sino también a través de la omisión de hechos culturales tales como los horribles crímenes de la herencia occidental cometidos contra la humanidad para prevenir la posibilidad de mantener viva una memoria peligrosa (Macedo et al 1997:134-135).

En este sentido los trabajos científico-educativos, en la mayoría de sus proyectos, tienen en una sumisión ciega a la problemática-teórica. Desde este ángulo, las rutinas están encima de los sueños y las utopías posibles, basta asomarse por las ventanas de los centros educativos y las administraciones; por ende, la confianza que debería sembrar en lo social, se desvanece en una disconformidad y en una discontinuidad de las prácticas mismas.

La confianza-desconfianza convulsiona acorde a los riesgos del mundo, del sistema y de la vida, de tal forma, que abre espacios de búsqueda, que no hacen más que accionar compulsivamente en la incertidumbre; en otras palabras, la compulsividad nace de la angustia no dominada, en ocasiones desconocida en sus por qués, acompañada de la carencia esperanzadora, como dijera Freire, de un mundo más justo y más humano.

El trabajo científico necesita instaurar la confianza básica porque (…) es la condición para la elaboración tanto de la identidad del yo como de la identidad de las demás personas y objetos (Giddens 1997:57); ser antológicamente seguro de que los trabajos científicos plantean elementos existenciales y experenciales básicos de la vida humana, deriva en el diálogo y en la comprensión de la realidad, ante todo, de la identidad personal para accionar ante la búsqueda de un arco de los sueños y de la entrada a la esperanza (Mc Laren 1998).

Bibliografía

Beck, U. 1998. Políticas ecológicas de riesgo. La irresponsabilidad organizada. Barcelona: El Roure.
Giddens. A. 1997. Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea. Barcelona:Península.
Macedo, D. 1997. Nuestra cultura común: Una pedagogía engañosa. Nuevas perspectivas críticas en educación. Barcelona: Paidós/Educador.
Martí Font, J. 1998. Los medios de comunicación sustituyen la tarea de los padres, según educadores. Barcelona: El país, 28 de agosto.
Mc Laren, P.1998. Pedagogía crítica. Resistencia cultural y la producción del deseo. Argentina.
Ramoneda, J. 1999. El racismo y la sociedad decente. Barcelona: El País, 19 de julio.

Revista Contexto Educativo No. 34 Año VI

lunes, 1 de febrero de 2010

REFLEXIONES filosóficas sobre la categoría de héroes


Héroes

Por José Guevara

A través del tiempo, la humanidad ha tenido héroes, algunos mitológicos, otros muy reales. Cabe preguntarse si todos los héroes son considerados como tales por las mismas razones. Y, desde luego, cabe preguntarse si algunos son realmente héroes o todo lo contrario.


Aplicando la ley del menor esfuerzo de pensamiento, diremos que depende de que lado estemos, es que consideremos que tal o cual individuo es un héroe. Y esta no es una cuestión trivial. No olvidemos la polémica actual en torno al terrorismo y los terroristas, donde un Ronald Reagan afirmaba (con no se qué autoridad moral) que era falso que el terrorista de unos es el héroe de otros, pues a su juicio ningún terrorista es un héroe. Habría que preguntarle, quiénes son terroristas a su juicio. Pero sería una pregunta incómoda. Podría ser él mismo considerado un terrorista, siendo que él muy cómodamente (nuevamente la ley del menor esfuerzo de pensamiento) se considera todo un héroe al haber colaborado en derrumbar “el imperio del mal”, ahora sustituido por “el eje del mal”.


Quiero referirme a aquellas personas que considero como héroes por algunas características que creo muy carentes en casi toda etapa de la historia humana. En primer lugar, son quienes no son seducidos, atemorizados ni motivados por todo aquello ante lo cual las mayorías responden tan predeciblemente. Me parece que esta característica es fundamental y creo yo, la más difícil de encontrar. Esto es, un espíritu genuino y original.


Recuerdo haber leído una parábola china en la cual un viejo y sabio maestro le indica a su único discípulo que la fama, la gloria y el dinero son siempre codiciables por todos los hombres. Sin embargo, explicaba el maestro, el deseo por el dinero es el más controlable, mientras que la ambición de fama y gloria es prácticamente la que domina a todos sin excepción. Proseguía con algunos ejemplos, en los cuales intentaba orientar al discípulo en no ser engañado por la falsa modestia ni por posturas falsas de maestros predicando austeridad y sencillez, quienes en realidad son personas dominadas por el deseo de reconocimiento y aplauso de los demás, aunque no necesariamente de dinero.


Cuando leí aquella parábola, pensé que estaba errada. Es el dinero lo que mueve a las personas. Es esa ambición materialista que domina a todos y no parece tener límites. Con el tiempo ya no estoy tan seguro, me empiezo a inclinar a pensar con el maestro chino de aquella parábola.


Me viene a la mente Sócrates, de quien se dice que nunca escribió un solo libro, ni una sola página. O Jesucristo, de quien se dice, tampoco nunca escribió nada. Y también recuerdo palabras del Rey Poeta, Nezahuacóyotl quien, aunque sí escribió, parece haber dicho algo así como “¿nada dejaré en pos de mí? Al menos cantos, al menos flores….” No me queda muy claro si con tales “cantos y flores” se refería a sus poemas y canciones, o si se refería a la felicidad de su pueblo. Me parece que estos personajes de la historia que he mencionado, como algunos otros, pensaban menos que nada, en la fama y en la gloria, menos aún en la fortuna.


También recuerdo haber leído palabras de Sor Juana Inés, diciendo, más o menos lo siguiente “… me causa más contento poner riquezas en mi pensamiento, que mi pensamiento en las riquezas”. Creo que ella, al igual que otros, no pensaba ni en fortuna ni gloria.


De quien se decía que era un Sócrates enloquecido, Diógenes, también queda claro que no sólo no buscaba ni fama, ni gloria ni fortuna, sino que las despreciaba, le fastidiaban y las detestaba. La anécdota (cierta o no) de Diógenes ordenándole a Alejandro Magno, el conquistador ávido de fama, gloria y fortuna, “hazte a un lado, que me cubres la luz del sol” me parece también significativa. Y qué decir de la anécdota de su famosa linterna, con la cual simulaba ayudarse en buscar hombres honestos durante el día y la noche, por todas las calles de su ciudad.


Hay en todos estos (y muchos otros que no menciono por ignorancia y por intentar ser breve) una característica fundamental que a mis ojos los convierten en héroes. Es su total desprecio hacia lo mundano. Es su motivación muy otra de la común. Es su honestidad no institucionalizada, sino libre. Es su insumisión ante los poderes de la seducción. A mi juicio esta característica es la más importante, la base de todas. Sus deseos y pasiones no son fabricados externamente y después insertadas, sino genuinas, íntimas y posteriormente expresadas, a veces con vehemencia, pues les desbordan y no pueden vivir más que siendo ellos mismos.


Desde luego, de todo esto ya se ha hecho una caricatura, integrando a los héroes al sistema de hiperconsumismo. Ahora parece que adquiriendo tal o cual producto, nos comportamos como héroes. El primer argumento es que al adquirir tal producto, lo hacemos libremente. Pero no es todo. Un segundo argumento nos asegura que ese producto publicitado es, en verdad, algo diferente cuya posesión es una vía de expresión de nuestra autenticidad, de nuestro carácter genuino, de nuestra inteligencia creativa y de que seguimos los dictados de nuestro corazón y la sabiduría de nuestra cabeza. Más aún, un tercer argumento nos seduce al sugerir que al adquirir tal producto expresamos nuestra más libre y soberana actitud. Somos, en verdad, unos auténticos rebeldes al adquirir el último Gadget.


Es precisamente el héroe, quien no es seducido por estos tres argumentos falaces (ni por ningún otro) el que nos sirve de referencia. Pero ahora se le ha convertido en un paria, en un marginal. Y de nuevo, se caricaturiza al paria, al marginal. Y ahora algunos parias o marginales piensan que son un héroes caídos y que algún día se les reconocerá. Es cuando recuerdo unas palabras de Ortega y Gasset en las que decía más o menos así “el mal músico y el mal poeta intentan compensar con una melena y una chalina”. Y aquí también recuerdo al maestro de la parábola china, indicando a su discípulo que no se deje engañar por aquellos falsos maestros que sólo buscan el reconocimiento.


No he acudido a muchos congresos, coloquios, mesas redondas ni conferencias, pero de las pocas experiencias, he quedado con la impresión de que lo que en el fondo se trata es de ver quién apantalla a quién. Esto es, el tema central de la reunión es, más que nada, un instrumento, un arma, un pretexto. Parece que aquí no se busca la verdad, sino el prestigio, lo cual trae fama y gloria. Desde luego, no pretendo haberlo visto todo ni saberlo todo, ni conocerlo todo. No en todas partes ni en todo momento las cosas se desarrollan igual. Y hay ciertamente personas genuinamente interesadas en la verdad, independientemente de que sus descubrimientos y aportaciones signifiquen “el Nóbel” o no.


Y aquí creo que he de mencionar otra característica de aquellos que considero héroes, y es la búsqueda de la verdad. Tal vez sea que la búsqueda de la verdad es la consecuencia del espíritu genuino y auténtico. El que siempre busca la verdad no puede ser engañado mucho tiempo. Más aún, no puede engañarse a sí mismo mucho tiempo. No en cuestiones fundamentales. De aquí que tenga que ser como sí mismo y no como se espera que sea. Porque ser como no se es no es una actitud verdadera. Es deshonesto.


De este modo es interesante conocer, aunque sea en una pincelada, la vida de algunos héroes. En México mencionaré aquellos que mi ignorancia me permite. Belisario Domínguez, médico que atendía en comunidades empobrecidas de Chiapas. No lo hacía simplemente por noble y buen corazón, sino porque era una actitud verdadera. Pues verdadero es que todos los hombres merecen vivir sanos y felices. Luego entonces, hagamos de la verdad una realidad. Belisario hizo realidad una verdad. Es un héroe indiscutible. No buscaba la fama, aunque la obtuvo pues fue muy querido en sus comunidades. No buscaba el dinero, aunque parece que no le faltaba. No supo callar la verdad y fue asesinado. Esto es no simplemente un ejercicio de valor civil. Mucho antes que ser indoctrinados por un ortodoxo “no te calles, alza la voz (voz, pero de las empresas)”, Belisario denunció al gobierno en turno, no por un ejercicio de hueca honestidad civil y política (que muchas veces sólo son estrategias políticas para poner zancadillas a los adversarios), sino por un acto de congruencia con sus objetivos.


Hablemos también de Leona Vicario quien no obstante pertenecer a una familia bien acomodada, se unió a la causa. Este desprendimiento es de lo más trascendente. Es simplemente un acto de congruencia con uno mismo. Es el no ser seducido por lo que seduce a las mayorías doblegadas. Recordemos a la Corregidora, a Hidalgo. No son héroes por habernos dado “Patria y Libertad”. Son héroes porque no supieron ser borregos. Aún cuando su lucha fracase o sea no más que un sueño roto, ya son héroes, porque todo héroe tiene que comenzar siéndolo en sí mismo, independientemente de los resultados de sus acciones.


Y ahora pensemos en los hermanos Flores Magón. ¿Cómo olvidar su tendencia hacia el anarquismo? Demasiado avanzados para un país demasiado atrasado. Su solidaridad con la Revolución Mexicana, a pesar de que sabían que no se estaba llevando a cabo de la mejor manera, habla de su desprendimiento de cualquier ambición de líder prestigiado. Su entendimiento de la revolución bolchevique. Para todo hombre intelectualmente honesto, era claro que no se estaba llevando por el mejor camino. Aún así se solidarizaron y se alegraron del triunfo. El mismo Lenin sabía y conocía el riesgo de lo que estaba haciendo pero no quiso dejar pasar una “oportunidad histórica” a pesar de que sabía bien que “los verdaderos comunistas cabemos en sofá”.


Y en la América Latina tenemos a Bolívar, quien se desprendió de una familia criolla y acaudalada para iniciar la liberación de varios países. Él, que lo tenía todo, renunció a todo. No era esclavo de las cosas, ni esclavo de su ilustre apellido de alcurnia. Ni esclavo del prestigio conferido por nacimiento. Seguimos con Fidel Castro y el Che Guevara. Renunciando a todo por un ideal. El Che renunció al menos dos veces a todo Y no es que el mundo entero deba tomar las armas, pero es sorprendente constatar que el mundo ya no tiene ideales. Y hablando de América Latina, no puedo dejar de mencionar al pueblo de Cuba. Cuba es un lugar donde no hay Coca Cola, ni McDonalds, ni grandes centros comerciales. Esto es ya una característica fascinante por sí misma y por las implicaciones que conlleva. Aunque no es un paraíso, es una mejoría que las personas se levanten cada mañana a su trabajo, no para ganar dinero para comprar la pantalla de 40 pulgadas ni el Gadget más sofisticado. Es una avance magnífico que en una sociedad no exista la comida rápida, la comida chatarra. Tan sólo por eso, ya es un país digno de reconocimiento. Dirán que los cubanos se levantan temprano para ir a trabajar por hambre, porque el dinero no alcanza. Cierto. Sin embargo el pueblo Cubano no está, en su mayoría, seducido por cosas innecesarias. Su situación no es buena ni disfrutable en modo alguno, pero la opción que les quieren vender es peor.


Haríamos una lista más o menos abultada. Y desde luego, se nos diría “sí, pero tal o cual fue un asesino, etc, etc”. He querido aproximarme a estas figuras, no tanto por lo concreto de sus actos, reprobables en muchos casos. He querido adentrarme en la génesis del héroe. Esto es, ahí donde nace un ser que no puede ser otra cosa que él mismo. Aquél que no puede hacer algo que le inducen los medios de seducción masiva. Aquél para quien las palabras aduladoras son huecas o simplemente son un zumbido molesto. Aquél para quien la fama y la gloria son despreciables. Por consiguiente, los títulos, condecoraciones, galardones y demás no son más que un espectáculo torpe y un tanto infantil donde unos y otros se engañan, como en una danza de disfraces.


Después de todo esto, me pregunto si en estos tiempos es posible ser héroe, cuando vivimos bombardeados de imágenes seductoras. Cuando es tan difícil pensar por uno mismo, por dos razones: Una es que cada vez la vida es más compleja; la otra es que alguien ya pensó por nosotros y nos ofrece su solución. Esto es como quien compra una sopa enlatada. Ya no necesitas hacer nada. Es como cuando se le aconseja a un joven: “estudia esta carrera, es la más rentable”. Ya todo está dicho, sólo hay que seguir a los expertos.


Ahora bien, pienso que cualquiera que no es seducido, que no es atemorizado, que no codicia lo mismo que las mayorías, ya es un héroe. Aquél que se aparta de la vida de consumo y de la estulticia y el temor a sentirse “inadecuado”, ya es un héroe. Aquél que actúa no por miedo, sino por genuina convicción, ya es un héroe. Ojalá esa persona haga algo positivo con su status heroico. Es esta, creo yo y según lo entiendo, la diferencia que establece Erich Fromm, en cuanto a la “libertad de” con respecto a la “libertad para”. Soy libre de ser un esclavo de las voces externas….. Ahora he de ser libre para construirme a mí mismo en base a esa libertad….


Foto: Alecs Ortiz


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