lunes, 24 de noviembre de 2008

ARTÍCULO sobre promoción de la lectura


LA BIBLIOTECA COMO PROMOTORA DE LA LECTURA

Antropólogo Jorge Ramírez Soriano

Por muchos medios escuchamos que los mexicanos no leemos y que nuestros índices de consumo de libros es de tal, o cual porcentaje, como si fuera una dieta de consumo de calorías, empero, quienes lo señalan bien valdría la pena que como jueces iniciaran por su propia casa; en tal situación correspondería preguntar que es lo que han hecho ellos, no en la sociedad, pero si en su entorno, con familiares y amigos, en torno al libro y la lectura: ¿Cuántos libros han recomendado a la semana? bueno… ¿Al mes? ¿O es acaso que también se encuentran en las estadísticas de los alectos? la reflexión ahí se las dejo.

Para llevar a cabo un comentario sobre el tema, vale la pena hurgar un poco de manera personal, sin tanta profundidad sobre las ideas que tenemos en torno al libro y la lectura; en tal caso, podemos iniciar una aproximación sobre las ideas que tenemos de lectura, por ejemplo: cuestionarnos: ¿Qué ideas tenemos de los textos impresos? ¿Libros, cuentos, diccionarios, anuncios, revistas, periódicos, recetarios, propaganda, etc.? ¿Qué otras imágenes tenemos de la biblioteca de la escuela? ¿Cuál es el valor que le otorgamos al libro y a la lectura?

Para muchos de nosotros, la biblioteca escolar, pública o personal, es un espacio de crecimiento continuo, de interacción entre la duda y el conocimiento, entre la búsqueda y el hallazgo, entre la recreación, placer y saber; en otros, es sinónimo de aburrimiento, sueño, y pérdida de tiempo.

La biblioteca, es el mejor ámbito de promoción de la lectura. Es el espacio ideal para la reflexión, la creación y la interacción con otros y con los otros, donde se encuentra colaboración de otros sujetos a distancia y a destiempo, algunas veces autónomos, otras en colectivo, todos son participativos, críticos, capaces de regalarnos sus saberes, ponerlos en práctica y aplicarlos a nuestro lado, etcétera. Ahí se encuentran esperando nuestra llegada.

En este contexto, nuestro actuar en una biblioteca va desde: ser orientados, conocer, descubrir, crecer; estos verbos reflejan la tarea que podemos emprender desde el interior de ésta. Para ser beneficiarios de la acción de promoción de la lectura desde la biblioteca, requerimos de una inversión de tiempo, de voluntad, de ideas y sobre todo responder sencillas interrogantes:

¿Cómo acercarnos al libro cuando siempre estuvo fuera de nuestro alcance?

¿Cómo construir un tiempo y un espacio para leer, cuando nunca nos lo crearon?

¿Qué libros elegir, si no tenía opciones?

¿Qué estrategias aplicar, cuando se aprendió a leer para ser promovidos?

El objetivo del presente es reflexionar juntos sobre estos asuntos para encontrar algunas acciones que potencien la promoción de la lectura y del libro desde la biblioteca.

Presento algunas ideas que pueden convertirse en estrategias para dar respuesta a las anteriores interrogantes y contribuir de alguna manera al acercamiento a la lectura y a los libros, no con el afán de disminuir las estadísticas, porque es lo que menos interesa, pero si, para encontrar otras maneras de vivir y de ver el mundo que nos rodea, así por ejemplo, podemos citar algunos momentos que bien vale la pena poner en práctica: Por qué no empezamos por seleccionar el material de lectura, los hay con propuestas de niveles de lectura muy elementales, es un buen comienzo, luego promover su lectura llevando a cabo ésta en voz alta o fomentar la participación de la familia practicando la coolectura, claro está, tenemos que llevar las adecuaciones que requiera cada caso.

Qué estrategias podemos utilizar en la promoción de lectura.

De manera general puedo afirmar que son una serie de acciones orientadas a incentivar, desarrollar y consolidar un comportamiento lector. La aplicación de una estrategia será particular en la medida que responda a una determinada necesidad y a un contexto específico; -esto quiere decir que se circunscribe a los requerimientos del lector- requiere de una planificación previa que responda a la satisfacción de la necesidad y de la inversión del tiempo disponible y de cierta flexibilidad que permita realizar ajustes durante su desarrollo que garantice una acción eficaz. Promover la lectura supone un compromiso de continuidad para que los involucrados puedan explorar distintos textos y se familiaricen en su proceso.

Hay que considerar que además de la tarea de nosotros como promotores, la participación la familia en su conjunto resultan clave en la formación de los nuevos lectores, porque nosotros como adultos representamos el modelo a imitar, ante la mirada de los pequeños.

Empecemos por decir que para invitar a leer debemos estar implicados de alguna manera con el texto. Toda lectura se construye sobre una base de conocimientos previos. Hay que encontrar la forma de engarzar la obra, su contexto, el autor o el tema y los lectores, de acuerdo con los saberes previos, los intereses del lector y el tipo de texto, por tanto podemos distinguir cuatro prácticas de lectura:

ü Mecánica: corresponde a la capacidad de hilvanar las palabras en una sucesión lenta y poco coherente, que posiblemente identifiquemos con los que apenas inician con esta habilidad, no desesperemos.

ü Funcional: permite resolver algunas exigencias cotidianas y comprender textos no muy complicados que son frecuentes en nuestras vidas, como cartas o instructivos, es un buen inicio.

ü Instrumental: se encuentra orientada a buscar determinada información con la finalidad de solucionar un problema o vacío de información, se practica mucho en la escuela.

ü Analítica: no sólo reflexiona sobre lo que el texto dice, sino acerca de cómo lo dice y con qué intención, podemos decir que nuestro nivel es el ideal.

Conociendo estos cuatro niveles de lectura, podemos identificar en cuál de ellos nos encontramos, esa podría ser una situación que por el momento sea intrascendente, lo importante es responder ahora a la siguiente interrogante:

¿Cómo formar lectores competentes?

Bueno, aquí podemos encontrar algunas pistas sencillas como estas: Un campo ideal para potenciar la lectura nos lo proporciona el llevarla a cabo en voz alta -cuentos cortos, en las que aparecen tramas sencillas-. Si domina la mecánica de la lectura, pronto se sentirá envuelto en la obra y, casi sin darse cuenta, llevará al escucha a sentirse como uno de los personajes, lo que le permitirá acumular pistas para comprender el texto.

¿Entonces cual es el Rol del promotor como mediador de la lectura?

La lectura es una actividad eminentemente social porque se asocia con imágenes del entorno, o producto de la imaginación. El libro por si solo se encuentra con una serie de elementos que son invisibles al lector –nos dice Frank Smith- por otra parte, detrás de cada obra hay una trama de relaciones sociales que hicieron posible que ese libro llegara a sus manos: que van desde el autor, el editor, la librería, luego convertirse en el regalo de un amigo, la elección de un docente, la visita a una biblioteca, la recomendación de un compañero y, por supuesto la mano del bibliotecario que orientaron la elección.

Por todo esto, el rol que podamos jugar resulta importante como mediadores, invitar con gusto a la lectura siempre será mejor que los mandatos, los sermones o cualquier slogan. La mejor invitación viene a ser el ejemplo. No olvidemos que los niños tienden a imitar todo aquello que hacen los adultos a quienes admiran y quieren. En este sentido, algunas de nuestras actitudes pueden ser clave para despertar el deseo de leer que se relacionan con las siguientes reflexiones

ü ¿Tenemos inclinación a la lectura?

ü ¿Poseemos entusiasmo por comunicar esta inclinación?

ü ¿Poseemos capacidad para observar las reacciones que se producen en los lectores ante los diversos tipos de textos?

ü ¿Tenemos curiosidad por conocer los gustos y preferencias de los lectores a través del diálogo?

ü ¿Contamos con interés por la literatura infantil y juvenil y cuanto contribuye a enriquecer su difusión?

ü Tenemos disposición sincera para leer, narrar, comentar y recomendar libros.

Siempre habrá más que decir sobre el tema, pero espero que estas ideas nos ayuden a entender por qué se dice que en México leemos poco. ramzsorj@hotmail.com

Foto: Nancy Ortiz


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