martes, 16 de octubre de 2007

PONENCIA sobre comunicación y cultura por Gonzalo Reyes

Comunicación y sociología de la cultura

Por Gonzalo Abraham Reyes

Lic. En comunicación y periodismo, UNAM

La comunicación, el poder y la política (incluida en esta última la educación) son los símbolos más visibles en las sociedades occidentales contemporáneas; con el correr de los años, no pocos debates han convocado a los investigadores a discutir sobre sus alcances y sus límites, así como los efectos perversos que producen en la vida cotidiana. La sociedad global sin duda ocupa ya un lugar privilegiado en el análisis en las ciencias sociales en el marco de la economía y los medios de comunicación. En estos últimos la televisión ha suscitado ya interesantes debates en los cuales se considera que ésta se encuentra lejos de ser un vehículo pasivo de los mensajes emitidos y se ha convertido en “un gran laboratorio sociomediático donde se crean ideas y se movilizan representaciones”, donde se hacen expertos a los porta voces.[1]

¿Cómo definir la cultura en el contexto actual?

¿Cuál es el papel de los medios de comunicación como formadores de valores?

¿Qué trae consigo la globalización en los medios electrónicos?

¿Existe una crisis cultural en el hombre?

Es característico de la conciencia moderna un hondo dualismo en la valoración de la vida que separa en dos terrenos aislados lo espiritual y lo material. El individuo se encuentra colocado frente a una alternativa, sin otra solución que la de optar por uno solo de los valores en conflicto. Este pensamiento dualista pretende fundarse en la constitución misma de la realidad que por donde quiera se muestra dividida de acuerdo con las características de espíritu y materia. La generalidad de los hombres cultos acepta el dualismo como un hecho indiscutible y actúa en consecuencia tratando de orientar su vida unilateralmente, en el sentido del valor que considera preferible. Es inevitable, pues, que, cualquiera que sea la elección, uno de los aspectos de la vida resulte sacrificado, pero aun cuando el hombre esté convencido de que no es posible hacer otra cosa, ese sacrificio lo desgarra y su vida transcurre en medio de un íntimo malestar e inconformidad. El dualismo parece tener su raíz en el ser profundo del hombre dividido por tendencias que lo impulsan en direcciones opuestas ya sea para la satisfacción del alma o para la del cuerpo. Al obrar estas tendencias durante un largo proceso histórico, han creado un mundo en el que esa división del hombre se externa en las cosas y se define, por decirlo así, en caracteres macroscópicos. Son múltiples las expresiones que tiene ese dualismo en los diversos campos de la vida humana. Tales como la organización social, política y económica en casi todos los países, y en las ideologías que se disputan el favor de las mayorías. Vamos a considerar aquí dicho dualismo en uno de sus aspectos más importantes que es el de la pugna entre civilización y cultura.[2]


PONENCIA



SOBRE EL CONCEPTO DE CULTURA

Y

SU SENTIDO EN LA MODERNIDAD


El concepto de cultura alude una gran variedad de fenómenos y a un conjunto de preocupaciones que hoy día comparten analistas que trabajan en diversas disciplinas, que van de la sociología y la antropología a la historia y la crítica literaria[3].

El concepto de cultura es complejo y posee una historia en diferentes lenguas; la noción ha sido sometida a una gran variedad de empleos. Para los propósitos de la argumentación se distinguen cuatro usos básicos, a los cuales se refiere como concepciones: "clásica", dentro de la cual hayamos una concepción "descriptiva" por una parte, y una "simbólica" por otra. Por último la concepción moderna: "estructural".[4]

De acuerdo con la concepción clásica: La cultura es un proceso general del desarrollo intelectual o espiritual. Es decir, “…lo esencial de la cultura está en un modo de ser del hombre, aun cuando en este no exista impulso creador. Sabemos que una cultura está condicionada por cierta estructura mental del hombre y los accidentes en su historia.[5] La columna vertebral de la cultura moderna es el sentido espiritual de la vida, cuyo origen se remonta a los dos más poderosos factores en la historia europea, el pensamiento griego y el cristianismo.

“Aquel sentido de la vida se hace independiente en los albores de nuestra edad y adquiere modalidades nuevas en concordancia con el tiempo”. “Pero a la vez el hombre descubre la faz material de la vida, cuya magnitud e importancia se le va revelando paso a paso, a medida que avanza el conocimiento de la naturaleza, el cual le proporciona también posibilidades de acción insospechadas”.[6] La aparición de la tecnología en la vida del hombre ha transformado el mundo al lograr, no sólo someter a la naturaleza, sino imitarla, y así literalmente: ahogarla. De Ahí que se tienda a confundir la Cultura con la Civilización. La cultura en el sentido clásico pertenece principalmente al seno de las ideas, el pensamiento, en suma, el Espíritu. La Civilización es el sentido material de la existencia, y sus principales representaciones son las grandes urbes modernas. Este uso prevalecía en los escritos históricos y filosóficos europeos en el siglo dieciocho, cuando "cultura" y "cultivado" eran a menudo equiparados con "civilizado" y "civilización", y, en ocasiones, se confrontaban entre sí. Es un uso que aún prevalece entre nosotros y es ejemplificado con la descripción de alguien como un "individuo cultivado" o un "gusto cultivado". En el siglo diecinueve surgieron autores que pretendieron desarrollar una "ciencia de la cultura" que estudiase las formas interrelacionadas del conocimiento, las creencias, el arte, la moral, las costumbres y hábitos característicos de sociedades particulares. Este enfoque antropológico dio como resultado una concepción amplia y descriptiva de cultura que engloba: los valores, prácticas y creencias de un pueblo. La cultura, es un todo complejo, un vasto y variado conjunto de rasgos que define la forma de vida de una sociedad en un período histórico. Este uso del término está disperso en nuestro lenguaje cotidiano y en la literatura de las ciencias sociales, donde la "cultura", en este sentido, es a menudo analizada en tanto "sistema cultural" -sistema de valores, prácticas y creencias características[7].

Podemos distinguir en seguida el tercer uso del término antropológico, puede referirse como una concepción simbólica. Antropólogos han ligado el estudio de la cultura al análisis de los símbolos y las acciones simbólicas. Como caracterización del "análisis cultural" se toman formas simbólicas: las acciones, objetos y enunciados significativos de varios tipos. En relación con contextos y procesos en los que se producen, transmiten y reciben estas formas simbólicas[8].

La definición desde el punto de vista, estructural se construye con: las formas culturales en las sociedades modernas que están mediadas crecientemente por los mecanismos y las instituciones de la comunicación masiva.

Si bien el sentido clásico del término clásico de “cultura” prevalece hasta nuestros días, hay que diferenciarlo de la definición estructural. El sentido clásico permanece hasta el día de hoy en el seno del humanismo renacentista. Que“…descubrió que la obsesión de una existencia ultraterrena robaba a los hombres el cuidado y la atención por su vida real, por su existencia mundana. El humanismo fue un movimiento espiritual para atraer al hombre del cielo a la tierra, para circunscribir su pensamiento y su acción dentro de límites reales, ajustados al alcance de sus posibilidades. Así el Humanismo se convirtió en un sistema de educación que se impuso en todas las escuelas de Europa y perdura en nuestros días como estudio de lenguas muertas, para hacer accesible la vida que late en los escritos de la antigüedad. Era el mundo grecolatino que se descubría en su autenticidad espiritual a través de su legado de cultura, y que se hacia inteligible directamente gracias al aprendizaje de los idiomas clásicos. No era, sin embrago, un gusto arqueológico lo que atraía a las obras de Grecia y de Roma, sino la presencia en ellas de un espíritu viviente de perenne actualidad, que entonces se hacia manifiesto por primera vez. En tales obras existía un sentido de la vida semejante al que en ese momento empezaba a despertar en la nueva consciencia histórica. Era ese concepto de la vida que años más tarde Nietzsche definiera como -el sentido de la tierra-“.[9]

Es de todos sabido que estamos ante un fenómeno que los clásicos no esperaban. La aparición de los medios de comunicación masivos se debió principalmente al avance tecnológico impulsado a su vez por las dos guerras mundiales y posteriormente por la guerra fría. Aunado esto al advenimiento de las grandes y complejas urbes modernas. Así aparecen paulatinamente diversos instrumentos para comunicar al hombre entre sí. Sería mentira negar que el periódico es un medio antiquísimo de comunicación, pero su concepción es otra discusión, porque precisamente estamos antes los nuevos periódicos electrónicos; eso amerita una discusión muy particular. Esta ponencia lleva como eje una crítica a la sociedad moderna y a su civilización , a la repercusión de la tecnología en dicha sociedad; la cultura mediática sostenida por las instituciones de comunicación masiva, en especial la televisión, y sus efectos en el hombre mismo, de ahí su sentido socio-filosófico en aras de una interdisciplinariedad.

Los medios masivos parecen surgir como fenómenos pasivos ante las circunstancias en que nacieron, indefensos en otras palabras. De entre todos estos instrumentos uno muy especial por su caso: la televisión. Nadie es capaz de negar en la actualidad que la aparición de la televisión en la vida del ser humano trajo consigo un profundo cambio en la forma de ver y representar el mundo, y en la forma de comunicarse entre sí. Y que, además, tiene en sus manos un poder insospechado; no sería extraño que en pocos años un Salinas pliego o un Azcarraga Jean se postulen, por puro capricho, para presidentes de la República. “En la medida que la tecnología fue evolucionado, nuevos medios de comunicación irrumpieron en la vida cultural, política, económica y social de México. Diversos factores intervinieron en la parición de los medios mexicanos y cada uno de ellos tuvo y todavía hoy tiene un papel crucial en el interior de la sociedad mexicana”[10] Hoy día“…gran parte de la información y entretenimiento que recibimos y consumimos es un producto de una institución específica, que es el resultado de los mecanismos y criterios característicos de las instituciones. Éstos contribuyen a establecer lo que podría describirse como la producción selectiva de formas culturales. “La televisión ha sido, desde su nacimiento hasta la fecha, un medio de comunicación profusamente aceptado y utilizado por sus audiencias que ha desplazado, en el interior de los hogares a la prensa y a la radio. Desde hace muchas décadas, la televisión ha venido a ocupar un lugar importante en y casi definitivo en las casas de los teleespectadores mexicanos”.[11]

Dice Thomsom, hablando de los medios masivos en las sociedades modernas, quecuando elaboran productos para los medios, el personal de estas instituciones toma las formas de cultura y comunicación cotidianas y las incorpora en los productos de los medios y reproduciendo así, de manera selectiva y creativa, las formas culturales de la vida cotidiana[12]. (Cabría aquí refutar esta concepción, pero adelante lo haremos, sobre todo porque es preciso primero averiguar qué tipos de medios son los que arraigan más en determinadas sociedades, quizá preguntarnos el por qué del arraigo de la televisión en México desde su aparición, Todos sabemos que los contenidos de la televisión comercial mexicana están impregnados de tientes ajenos a nuestra realidad social) Esto involucra tanto la producción y reproducción como la repetición y la creatividad. En relación a estos aspectos las formas culturales de las sociedades modernas están mediadas por los mecanismos y las instituciones de la comunicación masiva.

Es aquí es donde nos detenemos para analizar cuál es la dinámica que los medios masivos están llevando acabo y su inmersión en una cultura mediática como una estructura cultural mundial.

LA DINÁMICA DE LOS MASS MEDIA

“Con el advenimiento de los medios masivos de comunicación la sociedad a partir del siglo XIX, ha tenido notables cambios en la experiencia y la interacción que los mass media han traído en el ámbito de la cultura.[13] En cierta forma toda la información que recibimos hoy día depende de nuestra recepción de los medios, vivimos en una cultura mediática que más allá de los beneficios que nos pueda traer, forma parte de un proceso comunicativo aparente. Existe un problema fundamental dentro de ello, y se debe principalmente a que tal proceso de comunicación no es reciproco, por lo que se refiere a la televisión. (La prensa, la radio y hoy día Internet forman parte sin duda de un proceso, en este apartado del ensayo está enfocado principalmente a la televisión y su influencia psicosocial) Lo cual delimita nuestra participación social y política en cierto grado, esto en otras palabras refiere a aquellos que por causa de mantenerse únicamente informados, cesan su participación activa en la sociedad, ya sea en el ámbito político-social, como en el cultural. “Los medios de comunicación forman parte de las condiciones reales de la reproducción social. la representación ideológica contenida en los textos de los medios de comunicación, incluida la televisión, nuestro objeto de estudio, contiene representaciones de las relaciones imaginarias de los individuos. Esto es, incluye la ideología que representa las relaciones imaginarias de las condiciones reales de la existencia de los telespectadores (Althusser, 1971:162)”.[14]

Sabemos que la vida social está compuesta por individuos que llevan a cabo propósitos y objetivos de varios tipos. En este quehacer siempre actúan dentro de un conjunto de circunstancias previamente establecidas, y ofrecen a los individuos diferentes inclinaciones y oportunidades. Estas circunstancias pueden concebirse como diversos campos de interacción.

“Dentro de la comunicación masiva existen diversas disyuntivas y confusiones respecto ha de cada termino o en cuyo caso como definirlo. Varias son las características la comunicación de masas, entre ellas se encuentra la explotación comercial de las innovaciones técnicas, a la que se ha llamado “la producción para el consumo de formas simbólicas”[15].

“La comunicación de masas por lo general implica la producción de bienes para el consumo de formas simbólicas en el sentido de que estos objetos producidos, por las instituciones mediáticas, son formas simbólicas sujetas al proceso de valoración económica. Otra de sus características es que la comunicación de masas es una ruptura estructurada entre la producción de formas simbólicas y su recepción”[16].

Sostiene Thompsom que: El término "masa" resulta casi siempre exagerado, se piensa en la imagen de una extensa audiencia de miles. Pero en realidad esta seria la imagen precisa para el caso de algunos productos mediáticos, como son el periódico, el cine, y los programas televisivos. Cuando dio inicio el desarrollo de la prensa y en algunos sectores como editores, la audiencia era mínimo y no especializado en algo. Para utilizar el término "masa" no se debe pensar en cantidad, es decir, en términos cuantitativos. Lo más destacada de la comunicación de masas viene más bien por el hecho de que los productos estén disponibles, en principio, a una pluralidad de destinatarios. Existe otro ámbito que sugiere que los receptores de los productos constituyen un extenso mar de individuos pasivos e indiferenciados. Se trata de una crítica a la "cultura de masas" y a la "sociedad de masas", críticas que generalmente asumen que el desarrollo de los medios de comunicación ha tenido un impacto negativo sobre la vida moderna, creando así un tipo de cultura que entretiene a los individuos y cautiva su atención sin requerir a la crítica[17]. Aceptar algo contrario a lo antes dicho sería pensar que los individuos son completamente ingenuos y a-críticos. Que han perdido la facultad del entendimiento y la autonomía moral. Que son seres completamente alienados. Sin embargo, es verdad que existen ciertos sectores de la sociedad donde los media ejercen como factores alienantes sobre sus consumidores, y esto tiene que ver con factores psicosociales, principalmente en el plano simbólico que se asocia al consumo guiado por las emociones y no por la reflexión, y que principalmente es guiado por juicios de valoración que dependen de gran manera del grado de consciencia social del individuo. En nuestras sociedades latinoamericanas la sustancia del termino “cultura popular” se asocia como claro ejemplo de grupos vulnerables a la persuasión de los mensajes emitidos.” De esta forma, se podría proponer que es muy probable que en sociedades autoritarias y antidemocráticas, o políticamente poco democráticas, la televisión sea acrítica y antidemocrática y que responda a los intereses de quienes detentan el poder político. En este tipo de sociedades, la televisión tenderá a celebrar las acciones del Estado, encaminando sus esfuerzos a satisfacer las demandas de sus alianzas, es decir, tratará de darle credibilidad la statu quo y de manipular u ocultar aquellos hechos que puedan atentar contra el poder establecido”.[18]

“La vía racional, que se rige por el pensamiento lógico, actúa por argumentación. Va de causa a efecto o de efecto a causa. La vía emotiva, que se rige por el pensamiento asociativo, obedece a otros parámetros: no actúa por argumentación sino por transferencia. Actúa por simple contigüidad, por proximidad, por similitud, por simultaneidad, por asociación emotiva o simbólica. La vía racional pretende convencer, es decir, ofrecer razones o argumentos que lleven al persuadido a asumir el punto de vista del persuasor. La vía emotiva, en cambio, pretende seducir, atraer al receptor desde la fascinación”.[19]

Sin embargo sería necesario abandonar la suposición de que los destinatarios de los productos mediáticos son observadores pasivos cuyos sentimientos han permanentemente aletargados. Figuraciones de este tipo tienen poco que ver con la forma actual de las actividades receptoras y con las complejas formas en que los productos son aceptados.

“La vía racional y la emotiva se mueven, pues, en esferas mentales distintas. Una persona que gusta desde los parámetros del pensamiento lógico es una persona que convence por su forma de pensar o de actuar. En cambio, una persona que gusta desde los parámetros del pensamiento asociativo es, por ejemplo, una persona cuyo físico recuerda, de manera consciente o inconsciente, a alguien a quien se aprecia; o una persona a la que se asocia con un momento feliz de la propia vida, aunque ella no tuviera nada que ver con esta felicidad. Desde el ámbito de la publicidad televisiva es fácil ejemplificar los mecanismos de la doble vía y las peculiaridades del tipo de pensamiento que las sustenta. Utilizar la vía racional para la publicidad de un producto supone ofrecer argumentos que convenzan sobre las ventajas objetivas de este producto respecto a las marcas rivales. En el uso de la vía racional el receptor necesita activar el pensamiento lógico para calibrar el valor de la argumentación utilizada. En cambio, utilizar la vía emotiva supone conectar el producto con valores emocionales que, desde un punto de vista lógico, nada tienen que ver con él. La televisión, qué es también una realidad omnipresente, actúa, en cambio, desde la impunidad del entretenimiento, de ser un poder fascinante, aparentemente inocuo y casi incontestado. La televisión realiza su función socializadora, intencional o involuntaria, fundamentalmente mediante el entretenimiento, mediante el relato. Y el relato socializa mediante procesos de asociación o transferencia que confieren a las realidades representadas (personas, instituciones o creencias) valores emocionales positivos o negativos, según los casos. El espectador tiende a interiorizar las realidades contempladas en la pequeña pantalla asociadas con una carga emocional de signo positivo o negativo. Es esta carga emocional lo que confiere significación, valor o sentido a estas realidades. No es que no existan mecanismos de defensa ante los envites de las emociones. El receptor puede imponer -y de hecho impone- filtros y resistencias de carácter cognitivo, emotivo y ético. Una fuerte convicción previa puede impedir que aflore una emoción que desde el punto de vista ideológico o ético es de signo contrario. El efecto socializador de las emociones televisivas se produce sobre todo cuando el espectador no es consciente de las implicaciones ideológicas y éticas de las emociones. Para la mayoría de telespectadores esto ocurre en la mayor parte de los casos. Para los profesionales de la comunicación persuasiva la vía emotiva tiene una doble ventaja respecto a la racional: resulta más entretenida, lo que facilita una actitud de apertura por parte del receptor, y no despierta recelos o mecanismos de defensa, porque el receptor no es tan consciente de que está siendo influido; piensa que tan sólo se está entreteniendo”.[20]

Así como el termino "masa" puede resultar engañoso, también lo puede ser el término "comunicación", ya que existen medios comprometidos con la comunicación de masas y son completamente diferentes de aquellos que forma parte de las conversaciones ordinarias. En la mayoría de las formas de comunicación de masas. Sin embrago es reconocible que existan receptores de los mensajes que actúen como participantes en un proceso recíproco sino más bien como participantes dentro de un proceso simbólico de transmisión. De que se tienda confundir la "transmisión" o "difusión" de los mensajes mediáticos en vez de "comunicación" como tal.[21] “Una sociedad en transición hacia la democracia procurará tener una televisión que comparta, en mayor o menos medida, este proceso democratizante, en tanto que una sociedad con una democracia política largamente establecida , con plena libertad de expresión, podrá aspirar a contar con una televisión que asuma de mejor manera las responsabilidades sociales que le corresponden. En otras palabras, las características de este medio de comunicación no sólo son producto de la innovación tecnológica, sino que también emana del grado de desarrollo histórico de la democracia que tenga la sociedad en la cual habite”.[22]

El ANALFABETISMO AUDIOVISUAL

Según Joan Ferrés, varios son los efectos de la televisión sobre los seres humanos. En primer lugar, “produce modificaciones sensitivas y cognitivas, cambios en los procesos de pensamiento, en los sistemas de organización mental y estructuración del trabajo, en las formas de asociación y de organización de los conocimientos. El código icónico produce efectos muy distintos al que produce el código verbal. El lector se enfrenta a un universo abstracto y estático; el espectador de televisión a uno concreto, dinámico. La televisión impone modificaciones sensoriales profundas, entre ellas, una concepción distinta del espacio y del tiempo que se vuelve policromo, disperso, discontinuo, hecho de simultaneidades. La descodificación del lenguaje verbal exige complejas operaciones analíticas, mientras que la de las imágenes es casi inmediata. Otros de los efectos son el fomento de las actitudes narcisistas: el espectador no se comunica, no se abre al otro, sino que lo utiliza para verse a sí mismo; las pantalla no hacen sino conectar al individuo consigo mismo; la fragmentación moral: la cultura fragmentaria que propicia la práctica del consumo es una cultura descontextualizada en la que la anécdota prima sobre la categoría y en la que se pierde el valor de las cosas; y el triunfo de lo material”.

Pero todas estos efectos, señala por último el autor, están matizados por la mayor o menor resistencia del individuo al medio, en función de su sensibilidad, su ideología, su actitud ante la vida, sus experiencias previas, su capacidad crítica, su sentido reflexivo, sus necesidades sensoriales, mentales y psíquicas. Por eso el camino hacia la libertad humana pasa por la recuperación de la lucidez y la conciencia crítica. En la actualidad se educa en la racionalidad, en cambio se vive en un entorno social que prima la emotividad. El analfabetismo audiovisual es muy peligroso porque el que lo sufre no es consciente de su limitación. La solución según este autor, es reivindicar un nuevo tipo de conocimiento: el conocimiento por participación, que es el resultado de la experiencia humana integral: "si no se rehabilita esa forma de conocimiento empapado de afectividad e imaginación no se entrará ni en la totalidad del hombre, ni en el siglo XXI"

Hoy somos testigos de cambios fundamentales en la comunicación. El cambio del sistema analógico al digital está creando un nuevo escenario en el cual la información y la comunicación pueden manipularse de manera más flexible. Como podemos ver es entonces inadecuado referirse a los nuevos tipos de redes de información y comunicación que se están popularizando cada vez más hoy en día con el término "comunicación de masas". Ya que como hemos vista la "comunicación de masas" es un amplio fenómeno que emerge históricamente a través del desarrollo de instituciones que tratan de explotar nuevas oportunidades y registrando información, para producir y reproducir formas simbólicas, y para transmitir información y contenido simbólico a una pluralidad de receptores a cambio de algún tipo de remuneración económica.

Una de las características de la comunicación de masas es que implica ciertos medios de producción y difusión técnicas e institucionales. Por ello el desarrollo de los media, desde sus primeras formas de impresión hasta los más recientes desarrollos en el campo de las telecomunicaciones, se ha basado en una serie de innovaciones técnicas que permiten su explotación comercial. El desarrollo de la comunicación de masas resulta inseparable del desarrollo de las industrias mediáticas.

El uso de los medios técnicos de comunicación puede alterar la dimensión espacial y temporal de la vida social. Permitiendo a los individuos comunicarse a lo largo de amplios tramos de espacio y tiempo, ya que la técnica permite a los individuos trascender las fronteras espaciales y temporales que caracterizan la interacción. Al mismo tiempo, permite el individuo reordena las características espaciales y temporales de su organización social, y utiliza estas características reordenadas como medios para alcanzar sus objetivos.[23]

LA FIEBRE TÉCNICA

Las propiedades de los diferentes soportes técnicos facilitan y circunscriben a su vez los tipos de producción simbólica y posibles intercambios. Sin embargo, y aún ante todo lo dicho anteriormente, nos viene a la mente una serie de preguntas: ¿A qué se debe todo esto? ¿Podemos ver hoy día el malestar de la conciencia moderna? ¿La falta de armonía del hombre con el mundo? La civilización y la cultura de consumo comercial han venido a complicar la vida en grado extremo hasta el punto de desorientar al hombre en medio de la multiplicidad de cosas que él mismo ha inventado. “Quizá esa desorientación consiste (como hemos visto) fundamentalmente en una falsa actitud mental que tergiversa el sentido de los valores y altera el orden natural de las cosas en cuanto a su importancia. Uno de los errores de valoración que más consecuencias desfavorables ha tenido es el de elevar los medios a la categoría de fines. La inteligencia puesta al servicio del valor «poder» ha inventado una admirable técnica científica sin precedente en la historia. (Refiriéndose Samuel Ramos a la tecnología) Ante sus maravillosos resultados el hombre acaba por sobreestimar la importancia de los problemas técnicos olvidándose luego del verdadero fin a que obedecen. Todas las actividades de la vida y de la cultura han sufrido a causa de este equívoco. En el arte, en la ciencia, en la industria, en la economía, abundan los ejemplos de esta desastrosa estimación. En la actualidad es frecuente que pasen por obras maestras, ante la ingenua admiración de los amantes del arte, producciones de una calidad muy dudosa, pero realizadas con una técnica brillante e ingeniosa[24]. “La ciencia y la filosofía no se han librado de la influencia maléfica de este fetichismo moderno. «En muchos dominios de la ciencia se produce así -dice Simmel- lo que podríamos llamar saber superfluo, una suma de conocimientos metódicamente impecables, irreprochables, para el concepto abstracto de la ciencia y que sin embargo se han desviado de la adecuada finalidad de toda investigación y no aludo a una finalidad externa, sino a la ideal y cultural. Aquí tiene sus raíces ese culto fetichista del método que padecemos desde largo tiempo; una aportación cualquiera es preciosa desde el momento en que su método es impecable; así se da hábilmente carta de naturaleza a infinitos trabajos que ninguna conexión guardan con el verdadero desarrollo unitario del conocimiento, por grande que sea la amplitud con que lo concibamos.[25]

“La consecuencia determinada por el culto de la técnica es la sobreproducción que multiplica innecesariamente la variedad y el volumen de la cultura y la civilización hasta agobiar al hombre bajo un peso abrumador. Toda esta multitud de cosas aumenta artificialmente las necesidades del hombre, le impone cada día una nueva obligación. La fiebre técnica «explica la elaboración de ciertos productos industriales que han sido obtenidos por su proximidad con otros y de los cuales no existe en rigor necesidad alguna; nos empuja la velocidad adquirida, la necesidad de recorrer hasta el cabo la dirección emprendida; la serie técnica exige ella ser completada, por miembros que la serie psíquica, en realidad la definitiva, para nada necesita. Y de este modo se originan ofertas de mercancías que provocan, si miramos desde el plano cultural del sujeto, necesidades artificiales y sin sentido.[26]”Hasta un cierto punto la producción se domina a voluntad, pero después adquiere ésta un impulso propio de crecimiento que arrastra al hombre, el cual resulta, a la postre, dominado en vez de dominador. Entregado por completo al mundo exterior, plena su conciencia de preocupaciones materiales que desplazan cualquier interés, la vida del alma se va extinguiendo hasta que el individuo se convierte en un autómata. No todos los hombres tienen una conciencia clara de lo que sucede, pero sí una mayoría siente una inconformidad que lo mantiene en rebelión continua sin un objetivo definido, luchando por algo que no se encuentra, porque no se sabe lo que es. Sin embargo, ya muchos hombres han descubierto la causa de la inquietud y son conscientes de que el nivel de lo humano está en baja marea.[27]

“Las transformaciones del espacio y tiempo provocadas en parte por el desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación, y en parte por el desarrollo de medios de transporte más rápidos, dieron lugar al incremento de serios problemas de coordinación espacio-temporal, problemas que se resolvieron irónicamente a través del establecimiento de acuerdos sobre la estandarización del tiempo en el mundo, El mundo fue dividido en 24 franjas temporales de una hora y se estableció una línea de cambio horario internacional. A partir de aquel momento, el sistema horario internacional estandarizado ofreció una estructura para la coordinación de los horarios locales y para la organización de redes de comunicación y transporte. El desarrollo de nuevos medios de comunicación y nuevos medios de transporte también afectó a la manera en que los individuos experimentaban las características espaciales y temporales de la vida social. La estandarización del sistema horario internacional fue acompañada de un creciente interés por las experiencias personales relacionadas con el espacio y el tiempo, la velocidad y la simultaneidad, y por la separación del espacio y el tiempo. Anterior al desarrollo de las industrias mediáticas, la sensación de pasado y lugares distantes de la mayoría de las personas se había formado básicamente a través del contenido simbólico intercambiado en las interacciones”.[28]

“Con la alteración de su sentido del lugar y del pasado, el desarrollo de la comunicación mediática también ha afectado al sentimiento de pertenencia de algunos individuos, es decir, a su sentimiento de pertenecer a un grupo o comunidad. El sentido de pertenencia deriva, en cierta medida, del sentimiento de compartir una historia y un lugar común, una trayectoria común en el tiempo y el espacio. Con el desarrollo de los nuevos medios de transporte y comunicación, a la par de la expansión intensiva y extensiva de una economía capitalista orientada hacia el aumento de transacciones de capital y bienes, el significado de las barreras espaciales se ha debilitado y el ritmo de la vida social se ha acelerado. Estos procesos han quedado atrapados en una serie de desarrollos institucionales propios de la época moderna. En virtud de tales desarrollos, las formas simbólicas han estado produciéndose y reproduciéndose en una escala cada vez mayor; se han convertido en productos de consumo que pueden comprarse y venderse en el mercado; han pasado a ser accesibles a individuos ampliamente diseminados en el espacio y en el tiempo. De manera profunda e irreversible, el desarrollo de los media ha transformado la naturaleza de la producción simbólica y el intercambio en el mundo moderno. Las instituciones dan forma definitiva a campos de interacción preexistentes y, al mismo tiempo, crean nuevas posiciones en el interior de estos campos, así como nuevas trayectorias para organizar la vida de los individuos que las ocupan. La posición que ocupa un individuo dentro de un campo o institución esta íntimamente relacionada con el poder que él o ella poseen. De manera genérica, el poder es la capacidad para actuar de acuerdo a la consecución de los propósitos e intereses de cada uno, la capacidad de intervenir en el curso de los acontecimientos y de afectar a sus resultados. La tragedia del hombre actual es que sus creaciones materiales e ideales se rebelan contra él”.[29] El vasto mundo de la civilización y la cultura adquiere un dinamismo independiente que sigue por un camino diverso al que el hombre debe recorrer. Arrancado de su propia trayectoria, anulada su libertad, el hombre va perdiendo sus atributos característicos, precisamente aquellos en que se funda la dignidad humana, y rebaja el nivel de su existencia. Con la nueva cultura mediática se propone la desaparición de las fronteras, sólo un gran mundo formado por todos los pueblos de la tierra a partir de su diversidad. Así el hombre no es ya una abstracción, sino un ente concreto y múltiple.

No existen hombres por excelencia, sino simplemente el género humano como suma de diversidades. Hoy vemos perfilar una nueva forma de integración o globalización, ya no la imperial, la vertical, que hizo crisis al término de la guerra fría. Una globalización horizontal, que se nos ha dicho es solidaria para el logro de algo común, un planeta entero, libre y próspero. Tras este discurso todos sabemos cual es realmente el interés que se persigue.

El factor económico en todas sus representaciones está detrás de todo este discurso que nos a han pretendido vender con locuacidades. Decía Ortega y Gasset que el dinero sólo tiene valor cuando todos los demás valores están ausentes. Es decir cuando se vive en una crisis moral. Lo más probable, quizá, es que el hombre no ha entendido a lo largo de la historia que la moral no es una imposición para vivir en sociedad, ni es una cuestión de edad, como dijo recientemente García Márquez, creo más bien que es como lo define Samuel Ramos: “La moral nace de la voluntad del hombre”. Como todos sabemos el nacimiento del nuevo siglo y milenio está condicionado por la hegemonía mundial de los Estados Unidos de Norteamérica. “Es el mercado mundial realizado- con el que se inaugura el presente siglo- de donde proviene el sobresaliente carácter filosófico del mismo. Filosófico porque involucra un cuestionamiento profundo de lo existente, cual ha sido la tarea milenaria de la filosofía. En efecto, lo radical de la respuesta a la forma de la hegemonía norteamericana contesta no sólo a su carácter humillante y opresivo sino global, en correlación con el establecimiento del mercado mundial”.[30]

Ante este escenario de, llameémoslo así, comunismo mundial -no en el sentido marxista, pero sí en el de la imposición de un plano común de vida, para que con ellos, la explotación y la inserción de productos mediáticos pueda llegar a todos los rincones, principalmente defendiendo los intereses norteamericanos- queda a los pueblos del mundo la defensa de su cultura nacional. No un nacionalismo ciego y fascista, sino la expresión de su espíritu nacional. Las sociedades hispanoamericanas entran al nuevo siglo y milenio en una posición drástica. La historia de Latinoamérica ha sido la de una región subordinada a los intereses occidentales, en un principio a los europeos, posteriormente a los norteamericanos. Es tiempo en América de que se condensen viejas reivindicaciones, de que se despierte a la historia de los pueblos, que se levante su espíritu autentico, porque como dijo Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad: “Despertar a la historia es adquirir consciencia de nuestra singularidad”.

Entrando en estos términos “en general, sin embargo, podemos pensar a las sociedades latinoamericanas como modernas, en la misma medida en que podemos considerarlas, en su mayoría democráticas o en procesos de transición a la democracia. Podemos pensar entonces que nuestras sociedades son sociedades relativamente modernas, o de “modernidad incompleta” o inconclusa en el sentido que algunos autores latinoamericanos le dan al termino (cfr; Duhua y Girola, 1990; Ortiz, 2000).Nuestra cultura ha tenido como objetivos e ideales sociales los temas fundamentales del imaginario moderno. Pero lo difícil ha sido ponerlos cabalmente en práctica”.[31]Y ojalá fuera sólo eso, ponerlos en práctica, hoy pensamos en una forma radical de regularlos. Entre esas sociedades latinoamericanas se encuentra la nuestra, la contrastante sociedad mexicana, que si bien es parte del mercado mundializado, y está influenciada culturalmente hoy día ya no principalmente por Europa, como sucedió en el pasado, sino por los Estados Unidos de Norteamérica en gran manera, conserva aún es su espíritu el caudal de su historia.

Como decía Samuel Ramos en El perfil del hombre y la cultura en México hace 72 años: “México es un país joven, y la juventud es una fuerza ascendente. En este hecho veo la garantía de que nuestra voluntad tiende a la elevación del tipo de hombre, al mejoramiento de su vida, y, en general al potencial del desarrollo de todas las potencialidades nacionales”. Ante un mundo globalizado y mediatizado, la defensa de nuestra cultura es la única forma con la que podemos mantener viva nuestra historia. México es una nación profunda, el cuerpo nacional está constituido por una multitud de actividades humanas diferentes, somos un pueblo multicultural, no poseemos una única forma de ser. Esto quiere decir que no somos un pueblo superficial. Nos es imposible definir una identidad nacional; en nuestro pueblo todo lo que vemos a primera vista, cada aspecto singular que observamos, oculta otros distintos de él.

“Siendo parte cada vez más de un mundo globalizado, nuestras sociedades comparten patrones culturales comunes con las sociedades más industrializadas del mundo, a la vez que muchas tradiciones y pautas de comportamiento social reconocen un origen muy anterior a la modernización o son productos de las formas precisamente especificas que ésta ha asumido”.[32]

Hoy día las fronteras culturales, única resistencia ante la globalización, fungen como alternativas asentadas en principios de raza. “Los enfrentamientos regionales y locales de raíces étnicas y religiosas sustituyen a los grandes conflictos ideológicos, pero al mismo tiempo introducen variantes, que hacen aparecer al problema como “choque de civilizaciones”,[33] donde el riesgo de conflagración mundial sigue latente, sólo que ahora será fragmentada con un alto contenido regional y local, con reivindicaciones viejas y nuevas, entre las cuales destacan el surgimiento de Estados, otras fronteras, identidades añejas y sobre todo la búsqueda de valores que articulen el individualismo[34] y la socialización”.[35]

¿Por qué se habla de una defensa de nuestra cultura y de la expresión que de ella debemos hacer? Será suficiente decir que es porque los tiempos así nos lo exigen. “En el contexto actual, se evidencia una fuerte valoración de lo moderno como símbolo del progreso aun en tiempos de crisis: segundos pisos viales, edificios “inteligentes”, y otros avatares de la hipermodernidad, son recursos simbólicos esenciales de quienes dirigen el proceso de modernizador. Sin ellos, no existirían estos lugares destacados”(hauts lieux en francés) que hacen que “el mundo al que pertenezco es un conjunto de referencias que comparto con otros”(Maffesoli,2003:)[36] Estos lugares específicos-emblemáticos unos o indiferentes otros- son entonces referentes simbólicos de quienes comparten el imaginario de la modernidad avanzada. También asistimos a una reinterpretación del pasado, una nueva lectura de las marcas físicas de periodos pasados en el entorno físico mismo de las ciudades. Si bien la preocupación por el llamado patrimonio no es nueva en las ciudades, debemos aplicar una lectura distinta al proceso actual. Por una parte el patrimonio escapa cada vez más a la simple valoración nacional y de ubica definitivamente en la esfera de los global. Es así como una institución internacional como la UNESCO* otorga certificados de reconocimiento de ciertas obras patrimoniales como “Patrimonio de la humanidad”. Más allá del reconocimiento valorativo que esto implica, es también cierta desnacionalización del patrimonio que acompaña el membrete. En efecto, hay ocasiones en las que se trata – a partir de los llamados urgentes de las comunidades culturales internacionales o en ocasiones locales- de proteger el patrimonio mismo en contra de los embates de políticas o intereses nacionales obtusos. Por otra parte, el membrete es un garante evidente de introducción del “lugar destacado” en las rutas del turismo internacional.”[37]

Son diversas las expresiones que la globalización va imponiendo, y que se dejan ver a la luz del día. Dentro del ámbito de la cultura hemos intentado describir algunos de los mecanismos que el compresor globalizante ha puesto en marcha para la mundialización de la Cultura del Capital, extiéndase dentro de esta todas aquellas que encaminan al consumo desenfrenado y a la enajenación. Un claro ejemplo de lo que venimos hablando en nuestro país es el consorcio mexicano más poderoso de televisión de habla hispana en el mundo: Televisa. Que Logró la aprobación de la llamada ley Televisa, otorgándole así, la facilidad para la adquisición de concesiones para la digitalización de los medios electrónicos. ”En el nuevo milenio puede observarse cómo la sociedad mexicana se ha transformado en muchos sentidos. Los escenarios de la vida política y económica mexicana, la cultura y los roles genéricos, los valores y los modelos de conductas y los medios de comunicación también se han modificado desde que la televisión hiciera aparición en estas tierras. Conforma México y los mexicanos han ido cambiando, la necesidad de una televisión diferente se ha hecho más patente”. “Durante décadas no hubo duda de la urgencia de una televisión capaz de competir, de cuestionar y romper el monopolio de Televisa, pero cuando apareció en el escenario Televisión Azteca las expectativas de alcanzar una televisión democrática se vieron, en gran medida, frustradas. Todavía hoy es imperante contar con una televisión más democrática y objetiva”. “La lealtad de Televisa al Estado mexicano y al Statu quo ha sido largamente evidenciada y nadie puede afirmar que se haya modificado su posición de manera sustancial. Por su parte, la posición de Televisión Azteca respecto al Estado mexicano quedó explicitada en la propia declaración de objetivos incluida en la solicitud de participación de subasta de Imevisión. Ahí se señala con claridad que esta televisora coadyuvará con el gobierno y reforzará los grandes lineamientos de la política (Maza, 1993).” “La competencia televisiva no cambió mucho ni la relación de las televisoras con el Estado, ni la calidad de los noticieros, y la mejoría de los programas es relativa. Las alianzas con el Estado y las elites en el poder que caracterizan a la televisión mexicana desde su nacimiento continúan estando presentes, pese a que se han abierto espacios y las audiencias tienen mayor consciencia política y televisiva, lo cual incrementa su capacidad de interpelación”.[38]

Como vemos la cultura mediatizada no es otra cosa que el impulso ciego de los poderosos intereses económicos a costa de todos nuestros intereses particulares. La reforma a la ley le da mayor poder a las empresas particulares de medios, recortando así el poder de acción de las emisoras públicas. Para muchos esto implica una limitación a la libertad de expresión.

En la reforma no queda nada claro, ni escrito, acerca de las emisoras públicas, por lo que las televisoras podrían apoderarse de ellas en un futuro.

Aquí pasa lo mismo que señalaba Ortega y Gasset: “Los pragmatistas creyeron descubrir la esencia de la verdad en lo útil, en lo práctico, de ahí la pasada centuria haya sido una cultura de medios, de instrumentos. La razón es clara, mientras tomemos lo útil como útil, no hay nada que objetar. Pero si esta preocupación por lo útil llega a constituir un hábito central de nuestra personalidad, cuando se trate de buscar lo verdadero tenderemos a confundirlo con lo útil. Y esto, hacer de la utilidad la verdad, es la definición de la mentira. Porque de tal suerte, queda reducido el pensamiento a la operación de buscar buenos medios para los fines, sin preocuparse de estos”. Quizá parezca radical pero:” ante una cultura de medios, antepongamos una cultura de postrimerías”, es decir, de fines.

gonzoreyes@hotmail.com




[1] Mtra. María Teresa Acosta Ávila.[1] En la presentación de la revista Polis 2002, volumen DOS. Miembro del Comité Editorial del Departamento de Sociología de la UAM- IZTAPALAPA.

[2] Ramos Samuel, Hacia un nuevo humanismo, pág, 4 edit UNAM

[3] Thomson, John. “El concepto de cultura”

[4] Para conocer más sobre el tema, véase a Thomson, John. “El concepto de cultura”, en Ideología y cultura moderna. UAM-X, México 1998, Pág., 183. 140.

[5] Ramos Samuel, El Perfil del hombre y la cultura en México, Pág. 19, Edit. Austral. Décimocimocuarta edición 1986.

[6] Ramos Samuel, Hacia un nuevo humanismo, pág, 4 edit UNAM

[7] Thomson, John. “El concepto de cultura”

[8] Thomson, John. “El concepto de cultura”

[9] Ramos Samuel, El Perfil del hombre y la cultura en México.

[10] Páramo Ricoy, Teresa. Televisión mexicana y alianzas políticas. INTRODUCCIÓN. Publicado en la Revista Polis. Investigación y análisis sociopolítico y psicosocial. Nro. 2, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa, México, 2003

[11]
Páramo Ricoy, Teresa. Televisión mexicana y alianzas políticas. Pág. 105

[12] Thomson, John. “El concepto de cultura”.

[13] Thompson John B. La comunicación masiva y la cultura moderna. Contribución a una teoría crítica de la ideología. Publicado en la Revista Versión. Estudios de comunicación y política, Nro. 1, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco, México, octubre de 1991.

[14]Páramo Ricoy, Teresa. Televisión mexicana y alianzas políticas. Pág. 106

[15]Thompson John B. La comunicación masiva y la cultura moderna.

[16] Thompson John B. La comunicación masiva y la cultura moderna.

[17] Thompson John B. La comunicación masiva y la cultura moderna.

[18] Páramo Ricoy, Teresa. Televisión mexicana y alianzas políticas. Pág. 107

[19]Ferrés,Joan, Televisión subliminal.Socialización mediante comunicaciones inadvertidas.

Paidós: Barcelona,1996. Pág.68 a 73

[20]Ferrés, Joan.Televisión subliminal.Socialización mediante comunicaciones inadvertidas.

Paidós: Barcelona,1996. Pág.68 a 73

[21] Thompson John B., Comunicación y contexto social.

[22]Páramo Ricoy, Teresa. Televisión mexicana y alianzas políticas. Pág. 107

[23] Thompson John B., Comunicación y contexto social.

[24]Ramos Samuel, Hacia un nuevo humanismo

[25] Simmel, La tragedia de la cultura. Citado por Samuel Ramos

[26] Simmel, La tragedia de la cultura.

[27] Ramos Samuel, Hacia un nuevo humanismo, pág, 4 edit UNAM

[28] Thompson John B. La comunicación masiva y la cultura moderna.

[29] Thompson John B. La comunicación masiva y la cultura moderna. Contribución a una teoría crítica de la ideología. Publicado en la Revista Versión. Estudios de comunicación y política, Nro. 1, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco, México, octubre de 1991

[30] Urtuzuástegui Veraza, Jorge. Critica a cuatro interpretaciones de la historia del siglo XX: Giovanni Arrighi, Paul Jonson, Eric Hobsbanwm y Antonio Negri. Publicado en la Revista Polis. Investigación y análisis sociopolítico y psicosocial. Nro. 2, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa, México, 2003

[31] Girola Lidia, Anomia e Individualismo. Pág. 299.Edit. Antropos y UAM-Azcapotzalco, 2005

[32] [32] Girola Lidia, Anomia e Individualismo. Pág. 279.Edit. Antropos y UAM-Azcapotzalco, 2005

[33] Al respecto se puede consultar el artículo de Samuel Huntington “Choque de civilizaciones”, en The New York Times. En el cual destaca que “la civilización es el agrupamiento más alto y la noción más amplia de la identidad que puede tener el hombre para diferenciarse de otras especies…Ahora que ha desaparecido la división ideológica de Europa, ha vuelto a surgir la división cultural de Europa entre el cristianismo occidental, el cristianismo ortodoxo y el Islam”.

[34] Aislamiento y egoísmo de cada cual, en los efectos en los intereses, etc.etc. Sistema que da primacía al individuo como sujeto y fin de todas las leyes y relaciones morales y políticas. constituye el fundamento filosófico del capitalismo, la anteponer el interés particular al colectivismo. Enciclopedia: Océano Uno. Pág. 858. Edit. Océano. 1999.

[35] Guillén Rodríguez Raúl en su artículo: Globalización y Fronteras culturales, en la revista Tiempo editada por la UAM, México, septiembre del 2003.

[36] Autor citado por Nicolas-Hiernaux, Daniel. Transformaciones morfológicas de la ciudad de México.

* Siglas de United Nations Educacional, Scientific and Cultural Organitation, entidad cultural de la ONU con sede en París. Fundad en 1946. Tiene por finalidad ayudar al mantenimiento de la paz y la seguridad. Favoreciendo la colaboración internacional en los campos educativos, cultural y científico. Océano Uno. Enciclopedia.

[37] Nicolas-Hiernaux, Daniel. Transformaciones morfológicas de la ciudad de México. Publicado en Veredas, revista del pensamiento sociológico. Estudios de comunicación y política. Año-6. Nro. 10 , Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, México, primer semestre de 2005.

[38] Páramo Ricoy, Teresa. Televisión mexicana y alianzas políticas. Pág. 142-143.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

!Qué tal Nancy¡ No te preocupes por la publicación, me parece muy acertado tu trabajo, por el contrario, quiero felicitarte por la creación del espacio-ciber para la difusión de las ideas, la invitación al debate y a la reflexión. Ante el embate de la cultura hegemónica, desde mi punto de vista, el espacio alterno dimensiona su utilidad radical: la de permitir nuevas formas de reflexión y discusión sobre problemas emparentados con el discurso univocista. Tu aserción sobre mi trabajo me deja realmente alagado, agradezco tu disposición ante mi escrito y aprovecho para enviar un saludo a todos tus compañeros y demás personas que se han involucrado en el proyecto. Si en algo puedo servirte no dudes en escribirme, estoy en plena disposición de incorporarme al equipo. Creo, como decía Ortega y Gasset, que hay que ponernos a la altura de los tiempos, es decir a la altura de nuestras circunstancias concretas. Obviamente Ortega lo dice metafóricamente, pero siendo objetivos creo que es tiempo de que los cientistas sociales se involucren más entre sí con el afán de problematizar, desde diversos puntos de vista, la realidad social que parece nos ha rebasado en cuanto a su comprensión en la globalización. Creo que la multidisciplinariedad es el camino que debemos recorrer todos aquellos que sentimos la necesidad de comprender una realidad que, como decía Octavio Paz, no se entrega al que la contempla, sino al que es capaz de sumergirse en ella. Cuando estuve en Monterrey me sorprendió que casi nadie hablara sobre medios de comunicación o mass media, incluso en la presentación de la ponencia me quedé anonadado sobre el tipo de trabajos que presentaron los compañeros de las demás escuelas. Nadie de los presentes tomaba en cuenta la importancia del estudio de los medios de comunicación y su influencia en la sociedad actual. Eso me dejó reflexionando buen rato y me llevó a pensar que es de vital importancia para la sociología de nuestro tiempo el estudio- riguroso- de la influencia y la consecuencia del medio de información y entretenimiento en nuestro contexto socio-histórico. Creo sinceramente que tanto sociólogos como comunicólogos pueden aportar muchas cosas interesantes al estudio de los fenómenos socio-mediáticos. Es más, creo que se pueden abrir posibilidades de desarrollo personal y académico, e incluso nuevas formas de penetrar en el campo laboral que tanto preocupa a una gran mayoría de egresados de nuestras universidades.





Sin más, te envío un cordial saludo esperando el proyecto siga a flote.

Si el espacio lo permite, te enviaré textos de diversa índole como podrían ser notas informativas, crónicas, ensayos y demás trabajos periodístico y de investigación para que sean valorados para su publicación.



Gonzalo A. Reyes

Anónimo dijo...

Todas las aportaciones valiosas son bienvenidas :) agradezco tu disposición y nos encantaría que te unieras a nuestro equipo. puedes seguir mandando tus escritos o aportaciones que consideres interesantes. saludos y estamos para servirte.

Nancy Ortiz